David Byrne

Entre las posibilidades que existen cuando se encuentran dos mundos están el enfrentamiento o la integración. Este último camino es el que eligió el escocés nacionalizado estadounidense David Byrne hace ya más de treinta años. Es que el ex cantante y guitarrista de Talking Heads fue uno de los primeros en ampliar su campo artístico anglosajón hacia otros ritmos y sonidos, principalmente latinoamericanos. En ese descubrimiento, Byrne no solo tomó ciertas texturas latinas sino que profundizó, indagó y fue hasta el fondo al también involucrarse con numerosos músicos del sur del hemisferio.

Para un habitante de una ciudad hiper cosmopolita como New York, no es extraño empaparse continuamente con un flujo de culturas de todo el mundo. Si a cada paso que uno da, se encuentra con un ir y venir de comportamientos, vestimentas y sonidos planetarios, es imposible que esto a la larga no termine incorporado en su propia música. Así fue como Byrne descubrió la música latina en los clubes de salsa de su ciudad (era habitual del S.O.B., en el West Village de Manhattan) y el ritmo lo cautivó por completo. Tal como lo recuerda en su libro semi autobiográfico ¿Cómo funciona la música? (Reservoir Books, 2014): las melodías vagamente melancólicas sobre las cadencias sincopadas –típicas de la música latina– me resultaron atractivas como combinación emocionalmente liberadora. Las melodías y a menudo las letras podían tener matices de tristeza, pero la eufórica música hacía de contrapeso: una señal de esperanza y una expresión vital en medio de las calamidades de la vida.

Ya desde la época de Talking Heads, considerada una de las bandas pioneras de la new wave aunque esa descripción le queda pequeña, el músico fue introduciendo poco a poco texturas afro-latinas en sus canciones. Un primer atisbo de ello fue First Week, Last Week… Carefree, del icónico debut del grupo en 1977. Y con el correr de los años y discos esta línea se fue acentuando sobre todo en sus excursiones por fuera de la banda. En 1986 cumplió el sueño de grabar Loco de Amor, una especie de salsa-reggae, junto a su ídolo Celia Cruz que fue incluida en el soundtrack de la película Something Wild (Algo Salvaje en España, Fin de Semana Salvaje en América Latina), de Jonathan Demme

La vinculación con la película no era casual. Demme había rodado una especie de road movie de Talking Heads en 1984, Stop Making Sense, y ambos compartían la misma visión de la New York multi-étnica cargada de simbolismos religiosos afrocubanos, de colores chicanos, y de una salsa que había dejado atrás su concepto de agresividad tonal del Spanish Harlem para mezclarse con el rock, el pop y el soul, Por eso Talking Heads no quedó afuera tampoco de la influencia latina y Mr. Jones, del disco Naked (1988) cuenta con la participación del trompetista dominicano Ángel Fernández, quien continuaría colaborando con el cantante en futuros trabajos como arreglista.

Hacia fines de la década de los años 80, el espíritu inquieto de David Byrne siguió expandiéndose y completándose con investigaciones sobre la conexión entre las músicas africanas y las latinas, sobre todo el candomblé brasilero. En 1988 fundó su propio sello discográfico, Luaka Bop, desde donde realizó la curaduría de varias recopilaciones de música brasilera, cubana y peruana, entre otras, preparadas para el mercado anglosajón. Sin saberlo en su momento, con dichos trabajos indirectamente relanzó las carreras de algunos músicos que no eran lo suficientemente considerados en sus países como el brasileño Tom Zé, la peruana Susana Baca, el grupo colombiano Bloque de Búsqueda o los venezolanos Los Amigos Invisibles.

También aquello respondía a un movimiento en boga. Lo mismo que hizo Byrne con Luaka Bop lo hizo Peter Gabriel con Real World Records, rescatando del concepto “nadie es profeta en su tierra” a leyendas de la canción como Totó La Momposina. Y si Gabriel tenía en Richard Blair y John Hollins a sus ases de la producción, Byrne tenía a Yale Evelev. Con él, las series recopilatorias por géneros y países se volvieron míticas, especialmente Brazil Classics y Cuba Classics.

A través de Luaka Bop, en 1989 editó Rei Momo, su innovador álbum solista que contó con la colaboración de grandes músicos de la escena latina de New York como Johnny Pacheco (fundador de Fania Records), Willie Colón, Milton Cardona, José Mangual Jr., Andy González, Paquito Pastor, el ingeniero de sonido Jon Fausty y el brasileño Herbert Vianna, cantante de Os Paralamas Do Sucesso. En las quince canciones que aparecen en el disco, se recorren múltiples géneros como la cumbia, la salsa, el bolero, la charanga, la orisa y la samba, entre otros. Con una formación de catorce músicos y la cantante brasileña Margareth Menezes, el álbum contó con su propia gira mundial.

Rei Momo representó la culminación de un periplo que Byrne había comenzado años atrás pero también dio pie al inicio de otra etapa en la que el escocés profundizó aún más en lo latino. A partir de allí, se hicieron cada vez más frecuentes las colaboraciones entre el ex Talking Heads y grupos y solistas latinos. Hubo acercamientos motivados por la asociación Red Hot que lucha por la concientización acerca del SIDA y en cuyos distintos discos benéficos el cantante participó grabando junto a Marisa Monte, Café Tacvba y Caetano Veloso. Junto al compositor bahiano en 2004 realizaron un concierto en conjunto en el histórico Carnegie Hall que fue grabado y editado unos años después. 

Pero también continuó llevando los sonidos de Afro-Latinoamérica a sus propios discos, desde el movido Uh-Oh de 1992 hasta el más oscuro American Utopia de 2018. Lo interesante es que siempre ha tenido amplitud para dejarse aconsejar. Así como Willie Colón lo asesoró en Rei Momo, en Uh-Oh tuvo cerca a Óscar Salas, percusionista cubano radicado en una Miami que vivía una ebullición sonora con el llamado Latin Miami Sound. A Uh-Oh le siguió la gira Monster in the Mirror y la película del concierto Between the Teeth.

Ese largo enamoramiento entre David Byrne y el ritmo y las melodías del centro y sur de América poco a poco comenzó a ser recíproco. Es que con el tiempo, los propios artistas latinos comenzaron a buscar al escocés para que se involucre con ellos de alguna u otra forma. Así nacieron colaboraciones con la malograda cantante mexicana Selena, grupos como los argentinos de La Portuaria, que incluyó una breve gira, o Forró In The Dark, un conjunto de expatriados brasileños residentes en New York que combinan elementos de su país de origen con rock, folk, country y jazz.

A su vez, la música de Byrne fue tributada por bandas bien disímiles como Cienfuegos (Argentina) o Paralamas do Sucesso (Brasil). Incluso el sello neoyorkino Ponk Records encabezado por el músico chileno Sokio se animó a editar Sin mucho sentido (2014), un tributo latino a Talking Heads. A propósito, Sokio afirma que: muchos de los elementos que hacen parte de un ideario musical latinoamericano confluyen de diversas maneras en la música de Talking Heads, en su afán de buscar nuevos elementos creativos para enriquecer su obra. Byrne junto a su sello Luaka Bop ayudaron a promover mucha música “en el Norte” que de otra forma nunca hubiese llegado a nuevos oídos.

Actualmente, y a pesar de que ya se encuentra desvinculado de Luaka Bop, el inquieto músico escocés continúa compartiendo sus inquietudes melómanas multiculturales a través de playlists que sube a su página web. Allí existen listas con anotaciones que van desde la samba, la salsa y el son hasta el alt latin y en las cuales se pueden encontrar nombres como Ely Guerra, Kevin Johansen, Jorge Drexler, Héctor Lavoe, Dámaso Pérez Prado y Omara Portuondo.

No son demasiados los casos en los que artistas anglosajones se interesan por músicas disímiles a sus orígenes y las incorporan a su obra con respeto. En tiempos en donde las colaboraciones están a la orden del día y, en su gran mayoría, son producto de planeadas obras de marketing, el camino de David Byrne se traza a un costado de ese sendero netamente comercial y realza su valor por su honestidad artística.

Las colaboraciones de David Byrne con músicos latinos han sido legendarias. Rei Momo supuso un punto muy alto pues la sección de ritmo era una all-stars de músicos de salsa y latin jazz: Paquito Pastor y José Gallegos en el piano; Andy González, Sergio Brandao y Rubén Rodríguez en el bajo; y Robbie Ameen, Charlie Santiago, Marc Quiñones, Johnny Pacheco, Milton Cardona y José Mangual Jr., en la percusión. Eso sin contar aquellos que intervinieron en el merengue dominicano y en los ritmos brasileños. Eso supuso un replanteamiento para la música afrocubana en general, y esta playlist incluye algo de eso con un Loco de Amor que combina salsa y reggae, o un Make Believe Mambo, que es un ritmo oriza, tal y como lo había mostrado Willie Colón a comienzos de los años 70 con su banda (Cardona y Mangual hicieron parte de esa banda). El resto de esta sesión representa la evolución de aquella propuesta.

Playlist

1. Talking Heads - Mr. Jones (Naked)
00:00:08
2. David Byrne & Celia Cruz - Loco de Amor (Rei Momo)
00:04:22
3. David Byrne - The Cowboy Mambo (Uh Oh)
00:07:58
4. David Byrne & Cafe Tacvba - Yolanda Niguas (Silencio = Muerte: Red Hot + Latin)
00:11:32
5. David Byrne & Caetano Veloso - Dreamworld (Live at Carnegie Hall)
00:14:55
6. David Byrne & La Portuaria - Hoy No le Temo a la Muerte (Río)
00:19:06
7. Cienfuegos - Once in a Lifetime (NS/NC)
00:22:00
8. David Byrne & Forro In The Dark - I Wish (Bonfires of São João)
00:25:15
9. David Byrne - María Landó (Afro-Peruvian Classics: The Soul of Black Peru)
00:27:53
10. David Byrne & Marisa Monte - Waters of March (Coleção)
00:31:36
11. David Byrne & Selena - God's Child (Baila Conmigo) (Dreaming of You)
00:34:45
12. David Byrne & Willie Colón - Make Believe Mambo (Rei Momo)
00:38:54
13. David Byrne - Every Day Is A Miracle (American Utopia)
00:42:52
14. Torreblanca feat. Dan Zlotnik - Psycho Killer (Sin Mucho Sentido (A Tribute to Talking Heads)
00:47:34
15. David Byrne & Milton Cardona - Marching Through the Wilderness (Rei Momo)
00:51:35
16. David Byrne & Johnny Pacheco - The Call of the Wild (Rei Momo)
00:56:03

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