Astor Piazzolla

Ya se que estoy piantado-a… piantado-a, piantado-a…

Estas palabras abren la melodía del tema Balada Para un Loco (en el argot porteño, piantado) del compositor Astor Piazzolla con letra del poeta Horacio Ferrer, su gran colaborador artístico. Apenas salió el disco simple en el año 1969, se vendieron 200.000 ejemplares, un éxito comercial histórico. Antes de su lanzamiento, el mismo Astor le había sugerido a Ferrer que se hiciera una tarjeta de presentación que dijera Balada Para un Loco-Horacio Ferrer, según relato del caricaturista Hermegildo Sabat. Y fue así nomás. Los nombres de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer quedaron unidos para siempre a esta canción icónica.  

Astor Piazzolla produjo una revolución en la música popular argentina que transformó al tango. No sólo creó un tango nuevo, sino una música propia que lo trasciende y que ha llegado a todos los rincones del mundo. Temas como Adiós Nonino, compuesto tras la muerte de su padre, o Libertango, tienen una popularidad mundial y un sinnúmero de versiones. Esta revolución musical también abrazó al tango canción. Aunque inicialmente Astor grabó versiones propias de tangos tradicionales, su encuentro con el poeta uruguayo Horacio Ferrer en 1955 fue fundacional.

Cuando se conocieron, Piazzolla le dijo a Ferrer: Quiero que trabajes conmigo porque mi música es igual a tus versos. De ahí en más, la revolución musical y la del tango canción fueron de la mano. Con este encuentro también aparece una nueva voz femenina, la de Amelita Baltar, que se transformaría en la intérprete por antonomasia de todo su repertorio más clásico. El binomio Piazzolla-Ferrer produce una ruptura en el tango canción en muchos niveles.

Por nombrar algunos que van más allá de lo estrictamente musical: las temáticas de las canciones, el lenguaje poético y la estructura de las mismas. Si bien las letras de Ferrer y las melodías de Astor expresan nostalgia y tristeza, leit motiv típico del tango, al mismo tiempo, poseen un lenguaje poético y temáticas únicas. El lenguaje poético crea una realidad sonora y visual propia, donde cualquier parecido con un referente externo es inexistente; sin embargo, nos llega el mensaje y nos emociona. Es un mensaje pleno de compromiso social que nos propone construir un mundo mejor. Y el amor aparece como un componente muy importante en la transformación del mismo.

Si bien el lenguaje de Ferrer no escapa al espíritu revolucionario y utópico de los años 70, hoy se hace más vigente que nunca ante la exacerbación de la situación actual mundial. Una cosa más: las canciones tienen además una parte recitada, junto a la melódica. En el cancionero del binomio Piazzolla-Ferrer, lo teatral es crucial, y el intérprete se transforma simultáneamente en un cantante-actor. Esta mezcla rara de lenguaje poético surrealista cantado y declamado, y melodías conmovedoras, va directo al corazón y lo conmueve. Entonces, como todos los clásicos, Piazzolla se hace universal y atemporal.

Piazzolla tuvo varios encuentros con poetas o letristas a lo largo de su vida. La poetisa Pocha Barros dejaría dos canciones fundamentales en su obra: Aire de la Zamba Niña y Canto de Noche y Llovizna. Su encuentro con el dramaturgo Mario Trejo dejaría Los Pájaros Perdidos, y su relación con el cineasta Pino Solanas dejaría el clásico Vuelvo al Sur.

Pero hay otros dos nombres ilustres en su tango canción. El primero es el bardo Atahualpa Yupanqui. Piazolla creó con él Campo, Camino y Amor, un viejo poema que narraba el momento en que se conocieron los padres de Yupanqui, quien se acercó al músico y le pidió “algo sencillito” en su musicalización. Así lo narraron Roberto Chavero, hijo de Yupanqui, y Diana Piazzolla, hija del icono del tango, en el libro Astor-Atahualpa: Los Caminos de la Identidad, que escribieron junto a Guillermo Fuentes Rey.

El segundo es Pablo Neruda. La esencia de su magia poética quedó reflejada en Pequeña Canción para Matilde, entre cuyos versos dice ¿Adónde van las olas con nosotros, al goce, al goce o al dolor? No lo sabemos, ¡ay!. En 2015, cuando la cantante y actriz alemana Ute Lemper presentaba un espectáculo sobre el mundo del cabaret y la trans-sexualidad, decía: Lo que me interesó de los distintos repertorios que elegí es el componente revolucionario. En esa búsqueda de la revolución y de mi evolución personal me encontré con Astor Piazzolla y también con las letras de Horacio. Como una continuación de Piazzolla apareció Pablo Neruda.

Campo, Camino y Amor la harían también Mariel Dupetit, María Estela Monti y más. Pequeña Canción para Matilde la harían también Julia Zenko, Daniela Romano y más. Las intérpretes del Piazzolla autor de tango canción son muchísimas, y cada una con un sello especial; tanto como los intérpretes, encabezados por el sinigual Polaco Roberto Goyeneche, que inmortalizó Balada para un Loco en el Teatro Regina de Buenos Aires en mayo de 1982.

PANDEMONIUM

En este, el año de Piazzolla, la cantante y compositora María Cangiano, con más de diez años de trayectoria interpretando el cancionero de Astor, re-significa una vez más su repertorio vocal y celebra la infinitud de su obra. En su tercer disco, Pandemonium, apenas lanzado por la discográfica Epsa Music, la Balada Para un Loco se transforma en la Balada Para una Loca, en alusión al empoderamiento del movimiento de las mujeres y otras identidades de géneros en la Argentina actual. 

La centralidad del lenguaje poético y la teatralidad del cancionero de Astor Piazzolla atrajeron a María Cangiano desde los inicios de su carrera musical en Nueva York, porque la cantante viene el mundo de la ópera. Balada Para un Loco fue justamente su primer hit en el legendario Nuyorican Poets Café de dicha ciudad. Al mismo tiempo, Maria Cangiano hizo otro descubrimiento en una ciudad donde todas las fusiones artísticas son posibles.

Astor Piazzolla tenía muchas canciones, compuestas antes de su encuentro con Ferrer, en las que incursionaba en otros géneros musicales argentinos, tales como el folclore y el candombe. Así en su primer disco, Baladas Para mi Vida y mi Muerte: Tributo a Astor Piazzolla, lanzado en el Blue Note de Nueva York y Milán en 2010, la cantante grabó el tema Yo Soy el Negro, uno de los pocos temas de Astor Piazzolla donde aparece la presencia negra en el tango.

En esta versión, la primera y única en voz de mujer, el arreglo musical y vocal, incorpora la percusión de la mano del magistral Quintino Cinalli, y la llamada y respuesta características de la música negra rioplatense. Al rescate de lo negro, Maria Cangiano sumó el re-descubrimiento de lo folclórico en la obra de Piazzolla, ya sea rescatando temas poco conocidos como el citado Aire de la Zamba Niña, o folclorizando temas tangueros, como La Primera Palabra, de Ferrer, una milonga hecha chacarera.

Con la vuelta de la artista a Buenos Aires, y su encuentro con el pianista y compositor Miguel Pereiro, arreglista de Renaceré y Pandemonium, hay una profundización de esta búsqueda de un cancionero piazzollero desconocido u olvidado y también de la reinvención interpretativa de canciones clásicas. En ese disco, Cangiano rescata al Piazzolla que celebró Nueva York (una ciudad donde vivió de niño, y en la que posteriormente concibió la idea del tango jazz), con el registro de los temas Greenwich y Llueve sobre Broadway (Letra de Andrés Prieto); canta versiones de temas olvidados, como Fugitiva y Graciela Oscura, y hace versiones de temas como la Pequeña Canción para Matilde en forma de rumba flamenca y otra de Libertango como opera-rap.

Aparece la idea de globalizar a Piazzolla incorporando ritmos de músicas del mundo no imaginadas por el compositor en las nuevas versiones de sus canciones. Y junto a esa idea, la de reinventar sus canciones con total libertad artística, que sin duda siempre fue la postura artística que Astor Piazzolla adoptó en su vida. En la música de Astor, la libertad y el tango se hacen sinónimos y todos los géneros son posibles. Tal como dice el mismo Ferrer en su letra de Libertango, en el fragmento que rapea Cangiano:

Mi libertad es tango que baila en diez mil puertos. Y es rock, malambo y salmo y es ópera y flamenco.
 Mi libertango es libre, poeta y callejero, tan viejo como el mundo, tan simple como un credo.

En el 2020 la pandemia puso de manifiesto las tendencias negativas de nuestra humanidad, y por ende, la absoluta imperiosidad de transformar nuestro mundo. En este contexto el mensaje de celebración de la vida, su infinitud y la importancia del amor para crear un mundo mejor contenido en el cancionero clásico de Astor se hace más necesario que nunca. 

Las composiciones de Astor Piazzolla fueron, en su mayoría, instrumentales, pero hay algunas de ellas con letras que hoy por hoy son clásicos de la música en general, no sólo del tango. Esta sesión combina las "recreaciones piazzollanas" de María Cangiano con otras grandes interpretes de la obra del Gran Astor. Balada Para Un Loco es una referencia ineludible en esta selección, ya que sus múltiples versiones ofrecen una variedad de matices y escalas vocales a cual mejor. Pero también están las que el maestro creó a dúo con legendarios como Horacio Ferrer o Pino Solanas. Destacamos estas dos porque en esta playlist las interpretan dos mujeres no tangueras: Chabuca Granda, Chiquilín de Bachín, de Piazzolla y Ferrer; y Mercedes Sosa, Vuelvo al Sur de Piazzolla y Solanas.

Playlist

1. María Cangiano - El Gordo Triste
00:00:20
2. Amelita Baltar - Balada Para Un Loco
00:04:04
3. María Cangiano - Pequeña Canción Para Matilde
00:08:38
4. Susana Rinaldi - Balada Para Mi Muerte
00:12:12
5. María Cangiano - Yo Soy El Negro
00:17:50
6. Chabuca Granda - Chiquilin de Bachín
00:22:10
7. María Cangiano - Aire de la Zamba Niña
00:24:40
8. María Estela Monti - Campo, Camino y Amor
00:28:10
9. María Cangiano - Las Ciudades
00:31:46
10. Eugenia León - Los Pájaros Perdidos
00:37:00
11. María Cangiano - Adiós Nonino
00:41:05
12. Mercedes Sosa - Vuelvo al Sur
00:46:30
13. María Cangiano - Preludio Para el Año 3001
00:49:55
14. Grace Jones - I've Seen That Face Before (Libertango)
00:53:44

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