El vinilo es turismo
La ruta del vinilo busca convertir a Bogotá en Ciudad Creativa de la Música.
Colombia es uno de los países donde el mundo del vinilo se mueve con más intensidad. Bien mirado, un lugar donde la industria discográfica tuvo tanta producción, tiene por ende que ofrecer una herencia física que se cultiva y se promueve.
La salsa, género musical del Caribe por antonomasia, ha ayudado mucho a ello. Los encuentros de melómanos son habituales en Cali y Medellín, y también en Bogotá, donde se hizo buena parte de esa historia. La música tropical ofrece también una larga historia de vinilo hecho en Colombia, lo mismo que el tango y la música romántica. De allí en adelante, cada estilo tiene un aficionado y cada ritmo tiene un DJ dispuesto a mezclar los surcos en dos platos.
Se calcula que en Bogotá hay más de 40 establecimientos dedicados al comercio del vinilo. Algunas de estas tiendas son tradiciones familiares como Musiteca, otras son auténticos hangares cubiertos de acetatos como el local de Jacobo Vargas, otros son espacios multi-culturales como Tornamesa, y otros son licencias internacionales que ha llegado para quedarse como La Roma Records.
Sin embargo, sigue siendo un mercado de nicho. A muchas personas les cuesta trabajo ver un negocio en auge, aún con todo el desarrollo que supone un incremento del 57% anual sólo en ventas de vinilos en Colombia. Algún que otro medio generalista insiste en que el vinilo se ha acabado.
Lo que se ha acabado realmente es la producción de antaño. Ya no existen Orbe, Vergara, Philips, Bambuco, FM y demás instituciones del vinilo bogotano. Y, sin duda, la industria sigue adoleciendo de una gran fábrica que permita hacer vinilos a bajos costes, sin que los nuevos artistas tengan que buscar prensajes en Holanda y República Checa.
El vinilo también lucha contra la regulación aduanera, los trámites arancelarios y los altísimos precios del envío por correo. Las 40 tiendas citadas son, en su mayoría, endogámicas, como el mercado mismo, pues vender online es un sacrificio y una sangría para muchos.
Pero está en auge y lo que necesita para convertirse en un gran movimiento es trabajar en dos frentes: buscar un libre comercio online y promover la preservación del vinilo, para que el disco antiguo que se vende en esas tiendas no esté tan deteriorado.
De alguna manera, esto último hace parte del proyecto La Ruta del Vinilo, que realiza la Alcaldía de Bogotá, a través del Instituto Distrital de Turismo. El origen de esto es un turismo alternativo, porque el vinilo supone también un estilo de vida. A su alrededor hay buena música, hay libros, hay familia y hay gastronomía. La Ruta del Vinilo (o El Vinilo es Turismo) es pionero en dicho ámbito y en el fomento de la conservación. Un vinilo necesita cuidado y cariño, como lo necesita un libro o una bicicleta.
Muy en la tónica del Record Store Day, Bogotá se viste de vinilo este 19 de octubre con una ruta guiada y una programación artística en cinco escenarios públicos. Esos escenarios son el Parque de los Periodistas en el centro, el Park Way en el sector de Teusaquillo, el Parque de los Hippies en el sector de Chapinero, la Plaza de Lourdes junto a uno de los emporios del vinilo: la calle 19, y el Lote IDT en el norte de la ciudad.
Cada espacio tiene programación musical con diferentes DJ Selectors al frente, además de bandas musicales y soundsystems. Gladys Palmera apoya este evento y la búsqueda de Bogotá por ser Ciudad Creativa de la Música ante la UNESCO.
Por eso traemos aquí esta playlist hecha especialmente por Gladys sólo con vinilos de 7 pulgadas o 45 rpm (revoluciones por minuto), únicos en su especie y que hacen parte de Colección Gladys Palmera.
Playlist
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