Jazz pa’ los metales del terror
Un homenaje a José Luis Cortés “El Tosco”.
A principio de los años 90 los turistas y visitantes a la isla de Cuba se toparon con un estilo musical que desafiaba los conocimientos previos de la música cubana. La timba era la salsa cubana y era bailable… endiabladamente bailable, como lo había sido el mambo y la pachanga. Pero aquello no estaba al alcance de los sudorosos cuerpos de turistas entrenados en la salsa casino. Aquello era el terror. De hecho el grito de guerra consistía en un grito de José Luis Cortés El tosco que decía: ¡ataca Chicho! y entonces escuchabas en acción a los METALES DEL TERROR.
La escalofriante dimensión sonora nos apabulló en Madrid, pero era en La Habana donde tenía una representación visual, docenas de muchachas agitaban sus cuerpos con aquellos sonidos, haciendo unos contratiempos inverosímiles.
El disco de NG La Banda En la Calle se editó en 1990, un año más tarde apareció en España gracias al sello Fonomusic que cambió la portada, incluyendo una foto de Paco Manzano tomada en una calle de La Habana. Recuerden que en 1989 cae el muro de Berlín y que en ese momento se inicia el proceso de descomposición de la Unión Soviética. Cuba había entrado en 1991 en el “periodo especial”, con poca gasolina y muchos cortes de luz.
Y fue más o menos ahí cuando se produjo la máxima expresión de la distancia entre los turistas y las bailadoras imposible de acompasar; así que El tosco le sugirió a los visitantes poco dotados para el ritmo que bailaran con las manos.
Reconocía Isaac Delgado en esta página, uno de los cantantes de NG La Banda, que los éxitos del director no se correspondían con las ventas de discos. A los periodistas musicales que asistíamos a esos prodigios nos daba igual. Éramos unos privilegiados al contemplar el sonido más excitante del planeta sumado a una sexualidad desbordada y agitada a la enésima potencia. NG La Banda había logrado encajar la dialéctica sonora de Irakere, donde había militado José Luis Cortés El tosco, con la tradición bailable de la música cubana.
A veces se tiene la falsa impresión que los cambios sociales en Cuba se producen a cámara lenta. Sin embargo, para los periodistas musicales visitar Cuba se convirtió en un desafío con la historia. Podías viajar a La Habana dos veces el mismo año y no podías repetir las cosas que habías hecho o visitado en el viaje anterior. Había que inventar cada vez, como los cubanos; nuevo día, nuevo reto.
Lo mejor que te podía pasar en La Habana es que te tomasen por cubano así que la táctica era caminar por la sombra, no abrir la boca. Era eso o comprarte la camiseta de “No quiero tabaco, ni chicas, ni música” con los que los turistas intentaban soslayar a la tropa de buscavidas que amablemente te liberaban de la pérfida moneda imperialista, el dolar.
BUENAVISTA, TREMENDA PISTA
En 1992 el pabellón de Cuba de la expo en Sevilla se llenaba de gente por la noche. No había mucho lujo más allá de los mojitos: unas imágenes de Fidel y del Che y un grupo sonero. La explosión de la salsa en España en aquellos años llegó con el merengue de Juan Luis Guerra (ironías del destino), y se juntaron las visitas de Celia Cruz con las de la Fania, Rubén Blades (periodo Electra) y con la salsa erótica (Devórame Otra Vez), Veíamos a los Muñequitos de Matanzas y a NG La Banda la misma noche. Veíamos a Joe Arroyo, a Irakere y a Los Van Van, a Eddie Palmieri y a El Gran Combo. Se abrieron muchas salas de baile salseras. Ninguna como el Café del Mercado donde hizo una presentación NG La Banda. Y de pronto llegaron los viejos y se hicieron con el corazón de la gente, primero la Vieja Trova Santiaguera, después Compay Segundo. En La Habana cerraron El Palacio de la Salsa justo antes de la visita del papa Juan Pablo II. Conocimos a El Guayabero. En pocos años nos bailamos lo mejor de la historia de la salsa y de la música cubana y llego Ry Cooder con los ingleses e hicieron el negocio del siglo: Buenavista Social Club.
En Madrid se reunió el TEAM CUBA, un all star con los grandes de la timba (Van Van, NG La Banda y un largo etcétera) en el que tuvo un papel esencial Alain Pérez. Nos encontramos todos los que estábamos desperdigados y éramos los mismos de siempre.
TRANCE EN LOS CINES
Por fín llega a los cines comerciales el documental Trance con Jorge Pardo. No se la pierdan y no tarden mucho en ir a verla. Las películas musicales no aguantan mucho tiempo en las carteleras. El mejor argumento para ir corriendo al cine es que el sonido de las salas es fabuloso y esta película contiene momentos únicos.