Jorge Pardo y los panoramas del Trance
Gufi desentraña Trance Sketches.
Cuentan que la historia del jazz comienza en Nueva Orleans a ritmo de habanera. Hace más de cien años José Padilla compuso La Violetera, que Raquel Meller llevó al éxito. Charlie Chaplin quiso contratar a la reina del cuplé para sus películas y le ofreció el papel protagonista en City Lighs (Luces de Ciudad, 1931), la Meller se negó y a Chaplin se le olvidó pedir permiso para utilizar La Violetera, una melodía que se le quedó pegada a su bigote hasta el punto que pensó que era suya.
Aquella vieja canción con aire de habanera sirve para dar Vida (Universal) a la tremenda combinación formada por Josemi Carmona, Javier Colina y Bandolero. Un diálogo a tres, la esencia del jazz.
En la sesión adjunta hemos incluido algunos músicos que colaboran en los diversos proyectos de Jorge Pardo. Recuerden que la película Trance es difícil verla programada en el cine de la esquina. Así que si ven la oportunidad vayan a verla. Madrid. Sala Berlanga. Días 28 y 29 de junio. 19 horas.
Esta es una secuencia grabada en Mali que se quedó fuera del montaje final
No vamos aquí a intentar reescribir la historia del jazz. Superamos la tentación de pensar que nuestro jazz es mejor que el de los demás porque lo podemos tararear en nuestro idioma. Jorge Pardo ha presentado Trance en Francia y lo han entendido más o menos igual que en España. Ha editado Trance Sketches (Karonte) un disco que comenzó como una jam en Brooklyn destinada a reunir a unos amigos de película. Reproduzco (cortesía del sello Karonte) el texto que escribí en verano del 2021 y que se ha incluido en el libreto del disco:
JORGE PARDO. TRANCE SKETCHES. PANORAMAS DEL TRANCE
Seguir los pasos musicales de Jorge Pardo requiere tener la mente despejada sobre los estilos y los géneros y tener un nivel de confianza notable en la humanidad. Ya saben que se mueve entre el flamenco y el jazz, aunque en los últimos tiempos también ha introducido detalles de música electrónica y músicos de diferentes latitudes tal y como se aprecia en la película Trance, el documental sobre Jorge Pardo dirigido por Emilio Belmonte que está en el origen de este disco.
A principios de los años 80 pensábamos que Jorge podría entrar en aquella universidad del jazz que eran los “Messengers” de Art Blakey. Vimos cómo un ruso (Valery Ponomarev) era sustituido por un tipo de traje y corbata llamado Wynton Marsalis. Entonces “los críticos jóvenes” apostamos que Wynton no duraría mucho en el puesto, acertamos en eso, y fallamos en todo lo demás.
Jorge estaba comenzando a dar vueltas al mundo junto a Paco de Lucía, al que le hicieron un documental titulado La Búsqueda. Pensará el lector que si sumamos experiencias obtenemos resultados concluyentes. La cosa no va de matemáticas, de momento.
Cuando se han dado tantas vueltas al mundo, uno no se resiste a preguntarle al protagonista:
-¿Sabes dónde vas? ¿Ya sabes lo que estás buscando?
-Para contestar a esas preguntas, tendría que poder hacerte yo algunas, me dice en el mes de julio. Me imagino que las respuestas dan vértigo así que nos quedamos con la información, minuto a minuto, de festival en festival.
-Vengo de la reunión de cante jondo de La Puebla de Cazalla y mañana voy al Jazzaldia en San Sebastián, le hacemos un homenaje a Chick Corea; voy con Niño Josele.
Los músicos con los que toca Jorge tienen dos características: viven en la excelencia y son amigos, algunos no se conocen de nada al comenzar el tema y antes de acabar la canción parecen compadres. Hay otro factor más que encontramos en las notas escritas por el propio músico:
“Al final de los conciertos solo puedo decir que ha sido un milagro… así es como describo estas sesiones muy abiertas, con una alta dosis de improvisación que consiguen rematarse bien al mismo tiempo de poder volar por lugares incógnitos”.
Quizá el milagro está en la manera de mirar el arte y la vida como expone en Trance, y eso nos conduce a una aventura sin fin. Así que algunos seguidores de Jorge Pardo le acompañamos hasta el flamenco y ahí nos encontramos varios mundos apasionantes. Por un lado el de la tradición, el cante clásico; y por el otro, el de los revolucionarios como Paco de Lucía que asombran en todas las latitudes.
El mundo flamenco, que admira profundamente a Paco el guitarrista, recibió a los músicos que venían de otros géneros y tocaban instrumentos “raros” como un antojo, y tardó varias décadas en reconocerse en sus trayectorias. Entre tanto, Jorge y los músicos de su generación, forjan amistades alrededor del mundo con músicos superlativos que se acercan a esa manera suya de ver el flamenco conjugando respeto y audacia. Esa es la clave de estas sesiones, al planificar el rodaje del documental Trance se llegó a la conclusión que había que grabar en Nueva York.
CAMINO BROOKLYN
Jorge Pardo tiene en Gil Goldstein un alma gemela, con el que ha editado recientemente Brooklyn sessions (Karonte) un disco de “standards” del jazz de los años 40 y 50. Gil vive en Brooklyn y trama con Jorge unas sesiones para su documental. No es algo planificado con sus partituras y un grupo cerrado de músicos. El equipo de rodaje no sabe qué o a quién va a filmar. Ahí es donde Jorge exhibe buen karma para buscar “duendes” o “trances”. Músicas que merecen la pena ser escuchadas:
La propuesta era rodar una secuencia en New York con algunos de mis colegas más próximos allí. La mayoría son grandes músicos y muy solicitados, y se ponían difíciles las condiciones para poder juntarlos para hacer una buena Jam. Así que decidí dejar que las cosas pasaran en la confianza de que, si había apuntado bien con la flecha, sucederían cosas interesantes. Lo que llamamos infortunio, o golpe de suerte, que pueden ser contradictorios, se asolapan, de manera que a veces lo que sientes como un infortunio es la base para un buen golpe de suerte.
BROOKLYN, TENEMOS UN PROBLEMA
Hay una vieja expresión en español que define “vivir en el alambre” como un ejercicio permanente de equilibrio, algo que resulta asombroso para los que gustan de tener los dos pies bien asentados en el suelo. Hay músicos que disfrutan de esa sensación de búsqueda permanente, la historia del jazz clásico está repleta de ellos, la del flamenco también, aunque probablemente durante generaciones vivir en el alambre era sinónimo de inventar cada día lo que puede caer en el puchero.
Aprendemos con Jorge el verbo “asolapar” que significa: “instalar, asentar o colocar una losa o teja sobre otra de modo que se puede cubrir de ella y protegerse de la lluvia”. Siguiendo el símil, Jorge se “asolapa” con otros músicos para conseguir una Jam interesante:
Así me presenté en Nueva York, con cierta presión de tener un equipo de siete personas que venían de París a rodar, que me preguntaban cada quince minutos si sabía algo de Gil, de los músicos, qué piezas íbamos a tocar…
El caso es que llegamos todo el equipo a Brooklyn por la noche para encontrarnos a cenar con Gil Goldstein y ver cómo estaba la situación.
Tengo que decir que Gil es mi hermano, con eso lo digo todo.
Y como es verdad que, a veces, de los hermanos se abusa, le planteé mi primer problema que era que no teníamos bajista para la sesión de la mañana siguiente, había llamado a varios de mis colegas pero estaban todos liados fuera, con la tranquilidad del que sabe tener un as en su manga me dijo: No problem, I know the best and nicest guy in Brooklyn.
EL PUENTE DE BROOKLYN
Ya saben que Manhattan ha consagrado la mitad de sus esquinas en el cine y la televisión y que Brooklyn es el barrio que está después del puente del mismo nombre y que ahora alberga a infinidad de artistas y músicos. Además tienen un cementerio tranquilo y las mejores vistas de la zona. La primera vez que pisé ese barrio lo hice andando por el puente. Cuando llego, veo dos posibilidades: una cancha de baloncesto y un bar. La noche anterior había probado una marca de cerveza llamada Brooklyn. Así que desencadené una conversación de taberna en la misma onda que en las de las películas de Spike Lee.
-One Brooklyn-lager-beer, please.
–No tenemos, señor ¿prefiere Budweiser?¿Heineken?
Una mujer negra sentada al final de la barra interviene indignada:
–¿Estamos en Brooklyn y no tenéis cerveza Brooklyn? ¿Sabéis cómo nos hace quedar eso?
La Brooklyn es una cerveza artesanal, así que yo estaba quedando mejor ante los paisanos de aquel bar que cuando entré en la tienda de discos de El Barrio (Spanish Harlem) y pedí los discos que grabó Eddie Palmieri en la cárcel de Sing Sing. Pero esa es otra historia.
Volvemos a la cena con Jorge cuando confiesa que no tiene bajista para la sesión del día siguiente y Gil Goldstein dice: “Sin problema. Conozco al mejor, el tío más majo de Brooklyn”. Los duendes vuelven a estar al lado de Jorge Pardo que recuerda el descubrimiento y su buena suerte:
-¡Y era verdad!
-¡Matt Garrison!
Ya adentrada la noche fuimos a su garito en Brooklyn. Matt, hijo del mítico Jimmy Garrison que pasó tantos años junto a Coltrane, Elvin y McCoy…
Allí mismo nos saludamos y aceptó la propuesta de grabar al día siguiente por la mañana, y ya era de madrugada… Según me dijo, conocía mi música desde años atrás y tenía buenas amistades en España.
RECUENTO DE TALENTOS Y CONEXIONES
Cuando la música es lo primero, la teoría de la evolución de las especies no es lo más importante para dejar paso al estudio del desarrollo de las maneras de improvisar de Coltrane desde Kind of Blue hasta A Love Supreme, por ejemplo. Entonces escuchas en este disco a Matt Garrison y descubres que Matt y Carles Benavent han resuelto de una manera parecida alguno de los dilemas del jazz contemporáneo.
Matt creció al abrigo de Jack de Johnette, que en los años 80 ofreció una serie de grupos que eran la alternativa del jazz moderno a los Jazz Messengers de Art Blakey.
–Matt ha ido más lejos que su padre, tercia Jorge que nos deja una duda pendiente en la historia del jazz; si Coltrane exprimió las posibilidades sonoras del saxo tenor, la teoría de la evolución se ha trasladado al resto de los instrumentos.
Mark Guiliana es el batería que asombra aquí y ahora, dicen que mezcla las sabidurías de Art Blakey con Elvin Jones sumado a las bases de un rapero. Además grabó con David Bowie su disco Black Star. El último.
-A Guiliana lo conocí en una sesión en el Cafe Berlín en Madrid. Yo no estoy muy atento al YouTube y no sabía que era una estrella.
En esa sesión me dijo que cuando era adolescente consiguió el disco del trío Concierto en Sevilla, el primero que que hicimos con Carles (Benavent) y Tino (Di Geraldo) y que durante una temporada se había empapado esa grabación.
La capacidad de Jorge Pardo de compartir/influir con músicos de todo el mundo desafía a la historia del jazz moderno pero ¿qué pasa con la historia del flamenco? Para los flamencos, en general, Jorge es un maestro. Es verdad que algunos han tardado décadas en entenderlo. Pero el flamenco es así, la mentalidades caminan más lentas que los músicos.
Esos detalles le interesan poco a Jorge que vive la música al minuto. Lo que hay, es lo que me interesa, sin darle más vueltas.
-Eso es lo que trasluce el documental, que casi todo es casual y causal y que entran en juego todas esas variables. Yo no pensaba sacar un disco de todo esto. El confinamiento ha tenido la culpa. Escuchaba las sesiones y decías, ésta no está mal; y en la siguiente, aquí se podía hacer esto, allí le falta eso, pero se lo podría añadir eso otro. Así que el oyente está por un lado en el estudio de grabación y viendo la película por el otro.
TRANCE SKETCHES
La historia del jazz ha sido contada, escrita y filmada en innumerables ocasiones. Aún falta por añadir el capítulo dedicado a todas las músicas nuevas y tradicionales que se han revelado alrededor del jazz y del flamenco y que la mayoría de sus protagonistas no han intentado definir, acotar o reglar. Lo que sí que está claro es que Jorge ha derramado su pasión por el flamenco en cada paso que ha dado por el mundo y hay varias generaciones de músicos que se han sentido inspirados.
PAISAJES EN CUARENTENA
Así que uno tiene la sensación que Jorge está experimentando un nuevo tipo de grabación que resuelve el dilema entre grabar todos a la vez o utilizar todos los recursos que te ofrece un estudio. Por primera vez en muchos años Jorge ha tenido por delante muchas noches sin concierto, sin ir a buscar eso que lleva experimentando tantos años.
En los momentos de reflexión y calma vuelve a escuchar las sesiones de Brooklyn y entonces aparece este álbum: aquí se podía hacer esto, allí le falta eso, pero se le podría añadir eso otro. Y va llamando a ese guitarrista para que haga esa introducción por seguiriyas y así va completando este disco que tienes en las manos.
El guitarrista de las dos primeras composiciones La línea 1+2 es el lebrijano Rycardo Moreno, gloria bendita (y bilingüe) para el flamenco y para el jazz, por lo acústico y por lo eléctrico. Melón Jiménez introduce Tientaciones, que luego conduce como los pintores figurativos que se pasan al abstracto. Juanito Pascual nació en Minneapolis y es un flamenco que comparte cuerdas con el arpista colombiano Edmar Castaneda, otro prodigio, que protagonizan Otro Sueño junto al cajón de Guillermo Barrón y los sintetizadores de Jesús Pardo, que nos recuerda que todo esto empezó con los experimentos del grupo Dolores cuando todos éramos muy jóvenes. Jesús reaparece en Rara Belleza, donde la guitarra la toca Paco Soto, nacido en Murcia, criado en Tánger para el cante de Ganavya, neoyorquina de origen tamil (India) y el cante de Bego Salazar, que tras pasar por Las Migas empieza a rodar su proyecto electrónico Salazar.
-Supongo que piensas: no tenéis ni idea de lo flamencos que podéis llegar a ser.
–Tú eres el dueño de tus palabras y tus conceptos, me dice Jorge por teléfono para acariciarme la oreja, al rato me lo deja claro:
–Nooo, no es verdad. Cuando les convencí para participar en esta locura, era porque ellos adoran el flamenco. La idea era poner a músicos de jazz americanos tocar música española vinculada al flamenco y ofrecerles un regalo.
NEW YORK, NEW YORK
Nueva York es la ciudad del jazz y probablemente una de las ciudades del flamenco futuro. Una de las mayores y mejores experiencias que puede vivir un ser humano es participar en las sesiones matutinas para niños y adolescentes del Flamenco Festival en el mismo lugar, el City Center, donde Leonard Bernstein rodaba sus inolvidables programas de televisión. En Nueva York aman la historia del flamenco y entonces es cuando recuerdas a Cecil Taylor participando en el homenaje a Carmen Amaya, donde el pianista declara sentirse abducido por el espíritu de Carmen a la que conoció a finales de los años 50 y que influyó decisivamente en su estilo. Quizá fue la noche del encuentro entre Carmen Amaya y Nina Simone en el Village Vanguard que confirmó el responsable del club neoyorquino y del que no tenemos ninguna descripción. Sólo el fuego en los ojos de las dos mujeres.
Trance Sketches abre otra puerta en el largo camino recorrido por Jorge Pardo y vuelves a pensar eso de “no te puedes imaginar lo flamenco que puedes llegar a ser en Brooklyn”. Aunque no te puedes fiar del todo, miras el mar, te dejas llevar por la luz y pides una ración de gambas. Ahí es cuando sabes que estás lejos de casa.