Memorias de un dj flamenco

Por Gómez Gufi. Publicado el 3 de junio de 2015

 

Después de 30 años de profesión en el periodismo musical uno intenta buscarle el sentido a la vida. Supongo que eso es cierto y sí, suena demasiado trascendente… así que les contaré la verdad.

Estaba elaborando un “curriculum” (currículo, se llama ahora) y me empezó a salir un poco largo. Había empezado en 1975 cuando abrí una caja de libros de la editorial Demófilo y apareció ante mí un ejemplar de Las mil y una historias de Pericón de Cádiz (recogidas y ordenadas por José Luis Ortiz Nuevo). Aún recuerdo el aroma y las risas. Aquellas historias las volví a escuchar en la voz de Juan José González “nuestro héroe en el Johnny” y más tarde en la voz de Chano Lobato en los inolvidables Lunes flamencos de la sala Revolver.

Asistí en 1975 a las 15 horas de Burgos, el festival que pasó a la historia por un titular “Nos invade la cochambre” en un periódico que nadie leía. Ahí escuchamos el rock mesetario, el laietano y el sureño del momento: Eva Rock, Iceberg, Storm, Triana y Burning. Ya en Madrid alcancé a ver a Kaka de Luxe, el primer grupo de Alaska que también era el de Kike Sierra (Radio Futura) y El Zurdo (Paraíso, La Mode). Era el comienzo de la movida madrileña y yo me estaba convirtiendo en un aficionado al jazz en el Johnny y seguía los pasos de Jorge Pardo, José Antonio Galicia y otros músicos que inevitablemente me llevaban al flamenco. Entonces apareció Enrique Morente en el tren de vuelta de París-Madrid. ¡Jo, qué noche!

Supongo que por aquel tiempo se forjó eso que llaman el destino y que uno trata de esquivar como puede. Me hice periodista crónica a crónica. Chet Baker me confundió con un camello y a finales de los noventa alguien me dijo: “lo cuentas como si estuvieras en el bar”. Años más tarde deduje que tenía un estilo tabernario. Siempre me gustó leer el periódico en un bar. Como decía el periodista danés Ebbe Traberg: “los verdaderos centros culturales de España son los bares”, al menos algunos bares.

Luz Elez y Raúl Fernández me llevaron a Vallecas. Primero la radio, luego Tele K. Comencé a pinchar flamenco en la sala Caracol y también en la Revolver. Estuve con Camarón en Londres y en Candela. ¡Jo, qué noches! Asistimos a los ensayos del Omega. Había dejado el jazz por la salsa y la música cubana. Compay Segundo y Chano Lobato. El Guayabero y Bob Dylan. Y descubrimos que el rap había inundado el planeta. Y nunca se acababa de contar la verdadera dimensión de lo que ocurría en los conciertos. Llegaron Bebo Valdés y Jerry González a Madrid y recorrimos medio mundo sin acabar de contar lo que ocurría aquí.

Cuando la revista Rolling Stone publicó un libro con los mejores reportajes nos dimos cuenta que a ellos también les pasaba lo mismo. Era más interesante leer cómo se habían hecho algunos de esos reportajes que lo que había salido publicado. Luego llegó internet y todo fue diferente. Mientras tanto, como DJ’s me dedicaba a vaciar las pistas de baile. No hay una mezcla mejor que la voz de Camarón y y la guitarra de Tomatito.

La mayoría de los djs tienen pánico a quedarse ante una pista de baile vacía. He pasado por eso, mi miedo es que la gente se vuelva a casa sin escuchar ese algo más que te puede cambiar la vida.
-¡Ehhh! ¡Qué yo he venido a bailar!
-¿Un dj flamenco? ¿Qué es eso?

Me empezaron a caer bien aquellos que aman el flamenco de antes, sin diminutivos, y seguía admirando a esos que lo estaban poniendo patas arriba. ¿Se puede uno emocionar viendo un video en internet de esos artistas que uno no ha alcanzado a ver en directo? ¿Se puede uno reír de sí mismo?De eso va “Memorias de un Dj flamenco” (título provisional) que será un libro digital autoeditado y ¡con portada! por eso buscamos tu complicidad, para que nos eches una mano para hacerlo posible.

El libro Memorias de un Dj Flamenco se presentará el próximo 1 de agosto en el Festival Pirineos Sur (Salón de actos del ayuntamiento de Sallent de Gállego).

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