Vanguardia tiene nombre de mujer
Muchas hembras, algunos varones y Leonard Cohen.
Lo mejor de las vanguardias es que con el tiempo algunas cosas adquieren el rango de clásicos. La evolución de la historia del arte depende de múltiples factores, pero el inmovilismo no es uno de ellos. Así que encendemos una vela por las audaces del pasado, el presente y el futuro.
MODA, POSTUREO Y TENDENCIA
Las vanguardias se hacen notar porque la tendencia de algunas personas a innovar es directamente proporcional a la resistencia de otros seres humanos a que les cambien la manera de ver o de pensar. Los artistas quieren romper moldes aunque algunos profetas se conforman con que se hable de ello y así disfrutar de los quince minutos de fama de los que hablaba Andy Warhol ¿o fue Marshall McLuhan?
PARA QUE SUFRAS
Hay vanguardias empeñadas en hacer sufrir a sus contemporáneos. Los conciertos comenzaban con la sala llena y los artistas sobre el escenario parecían empeñados en alejar a las masas de sus propuestas. Guardo en la memoria un concierto del doble cuarteto de Ornette Coleman con Don Cherry en el velódromo de Anoeta en el Festival de Jazz de San Sebastián de 1987. Estaba con Chema García. Era un concierto áspero en un ambiente poco acogedor. Entonces vislumbramos a Cifu al que llevamos hasta la primera fila al grito de ¡Como en los años 60! Era una consigna en honor de los primeros años del free jazz, momento que Cifu nunca abordaba en sus maratonianas conferencias sobre la evolución del jazz por falta de tiempo y/o desfallecimiento de la audiencia.
Juan Claudio Cifuentes era un ser generoso y amable que amaba el “hard-bop” de Art Blakey por encima de todas las cosas y que ya no estaba para experimentos como aquel de Ornette en el que se mezclaban los aires de free jazz con el rock y el funk con dos baterías (una de ellas electrónica). Cifu se disculpó y se fue de allí. Casi nadie tenía los arrestos para aguantar aquello y nosotros tampoco. Conseguimos entender en plenitud a Ornette Coleman en los días dolor y rabia que siguieron a los disturbios por la paliza a Rodney King en 1992. La música de Ornette nunca ha sido fácil para un oído medio, a ratos nos duele, no importa, siempre le estaremos agradecidos a Ornette, tanto como a Celeste Mendoza, que debutó a finales de los años 50 con las orquestas de Bebo Valdés y Ernesto Duarte en un disco desconcertante para la futura reina del guaguancó que hoy se ha convertido en un clásico.
MUCHAS MUJERES, ALGUNOS HOMBRES Y LEONARD COHEN
La sesión adjunta contiene mucho temperamento flamenco. A ratos aparece algo que podríamos llamar “flamenco ambiental” en el que desaparece el compás y se diluyen los palos y las pautas rítmicas para ser acompasado en algún caso por el compás electrónico.
El flamenco vive hoy sin referencias ni liderazgos. El baile se ha instalado en la aventura permanente y la guitarra y el cante siguen huérfanos de Morente y de Paco de Lucía.
En este momento nos puede parecer que algunos artistas se pueden ahogar de tanto intentar caminar sobre las aguas. En realidad los que tenemos problemas para respirar debajo del líquido somos los espectadores incapaces de asumir la multiplicación de tendencias y creaciones.
Sin embargo todo es más sencillo si lo canta y lo interpreta una mujer. Todo se entiende mejor. No tengo una explicación a eso. Es un hecho.