Cabaret Tropicana

Hoy comenzamos una extraña y emocionante aventura. Un viaje en la máquina del tiempo de la memoria a aquella ciudad hermosa y alegre que fuera La Habana, de la que se decía que tenía una magia singular y una particular bendición para los artistas: tanto si eras cubano como de otro país, si triunfabas en La Habana, triunfarías en todas partes.

Muchos escritos y reportajes atestiguan cómo era la noche habanera, la envolvente alegría que tenía la ciudad en su dinámica diaria, donde podías escuchar un bembé invocando a los santos africanos, o a un bolerista cantándole al amor en cualquier sitio, en un bar del puerto o en el escenario deslumbrante del cabaret Tropicana, y su salón Bajo las estrellas.

La noche de La Habana lo envolvía todo con su sonido y sus luces. Por eso recorreremos la ciudad en este viaje hasta el inicio de la República, allá en 1902, e iremos entrando en los sitios que nacieron a partir de entonces: bares, clubes, teatros, cabarets, estaciones de radio y televisión donde vibraba la música cubana que luego saldría a conquistar el mundo. Desde el nacimiento del danzón, la llegada del son, el nacimiento del bolero o el chachachá y luego el mambo.

Cuando se marchaba el sol los habaneros se preparaban para salir a bailar. Lo mismo en un salón que en una Academia de Baile, de las que, en 1928, había no menos de 20. Solo en Centro Habana estaban el Sport Antillano, donde estaba la orquesta de Arsenio Rodríguez, Galatea, y la más conocida, Marte y Belona.

Ya nadie sabe qué eran aquellas Academias, donde trabajaron muchos de nuestros mejores músicos: “Existían supuestamente para enseñar o adiestrar a quienes querían aprender a bailar o entrenarse en los pasos de algún nuevo ritmo. Pero el entrenamiento no estaba en manos de un maestro, sino de muchachas que aguardaban en el salón la llegada de algún cliente que les pidiera una pieza”.

Un cronista nos informa que: “No se bailaba solamente en la parte vieja, el Cerro, Jesús del Monte, Vedado, la Víbora y otros barrios… sino también en Marianao, Rancho Boyeros, Regla o Guanabacoa”.

Podremos también, en este viaje mágico, caminar Prado arriba, un paseo maravilloso que transformó e hizo entrar en la modernidad el arquitecto paisajista francés Jean-Claude Nicolas Forestier en 1928, hasta llegar a los Aires Libres del Prado y ver un impactante conjunto musical formado únicamente por mujeres: Las Anacaona. Iremos gratamente sorprendidos porque mucho antes, en 1917, precisamente en Prado y Malecón hemos visto pasar, en un llamativo convertible rojo, supuestamente de la marca Hispo-Suiza, a la primera dama cubana que tuvo licencia de conducción, María Calvo Nodarse, que iba a quedar inmortalizada en un tema musical: La Macorina.

Entraremos al teatro Payret, llamado también el “Rojo Coliseo”, donde bailó Ana Pavlova e hiciera suspirar a muchos la pasión de Sarah Bernhardt. Esta noche hay función del circo Santos y Artigas, que mantiene sus leones enjaulados en el sótano. Pero en la pasada tarde, mientras el gran pianista polaco Ignacy Paderewski interpretaba a Chopin, el rugido de un felino lo hizo saltar en su banqueta. Cuando miró hacia sus espaldas, vio la gran melena de un león que había escapado de su jaula. Se levantó como un resorte y salió corriendo desenfrenado por entre las butacas sin detenerse a mirar. Todos saben que no volverá más al Payret, ni a Cuba.

Saltaremos por eso de época en época, de asistir a una de las primeras presentaciones del Trío Matamoros en la capital al escenario del hotel Capri, donde actuará Freddy, la gorda del bar Celeste, y más tarde entraremos al Zombie Club para disfrutar del Conjunto Casino.

Nos acompañarán la música cubana y la magia de la noche en La Habana, que es y seguirá siendo única en la memoria y en el eco del corazón.

Un viaje en la máquina del tiempo de la memoria a aquella ciudad hermosa y alegre que fuera La Habana, de la que se decía que tenía una magia singular y una particular bendición para los artistas: tanto si eras cubano como de otro país, si triunfabas en La Habana, triunfarías en todas partes. Nos acompañarán la música cubana y la magia de la noche en La Habana, que es y seguirá siendo única en la memoria y en el eco del corazón.

Playlist

1. Trío Taicuba - Noche cubana
00:00:02
2. Septeto Anacaona - Oh Marembe maramba
00:03:21
3. Abelardo Barroso y Orquesta Sensación - Macorina
00:06:32

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