Abelardo Barroso y la Orquesta Sensación

A Rosa Marquetti, la incansable

El chofer del auto de alquiler ha hecho todo el viaje cantando, y los muchachos del Septeto Habanero han quedado maravillados. ¡Qué voz!, dice uno. ¡Qué ritmo!, apunta el otro. Este es como Enrico Caruso, el Caruso de aquí, de Cuba.

Así lo narran dos testigos: “Abelardo conducía de madrugada un auto de alquiler con los integrantes del Septeto Habanero, la agrupación más afamada de la capital. Iban camino de la playa de Marianao, zona de cabaretuchos. Los músicos iban cantando y el joven chofer de sólo veinte años se les unió haciendo un falsete. Todos se quedan sorprendidos, quizás un poco confundidos. ‘Muchacho, desde hoy perteneces al Septeto’, dijo categóricamente el jefe de la agrupación”.

Y en un mes él les demostró que tenían razón, que no se equivocaban en la predicción, que él era la música y la música nacía en su garganta y en su corazón. Así, el triunfal Septeto Habanero, abanderado de aquel nuevo ritmo que llamaron son, tuvo un nuevo y memorable miembro: Abelardo Barroso Dargeles, el Caruso habanero, nacido en La Habana el 21 de septiembre de 1905. Se dice que, al igual que Antonio Machín, era hijo de español y una mujer de raza negra.

El 17 de julio de 1925 entró a formar parte de aquella agrupación, que actuaba entonces en el exclusivo Vedado Lawn Tennis Club, y con ellos grabó la primera versión de un tema que era a la vez reto y proclama, desafío e historia, compuesto por Juana González de Cabrera, esposa de Felipe Neri Cabrera Urrutia y titulado Guantánamo, que dice:

De 1920, china, vengo cruzando la lira,
luchando con los soneros, mira y ninguno me ha hecho ná.
En Guantánamo na′ má’, donde yo me sacudí,
un llamado Pepe Luis, caramba, ese sí le daba bueno,
yo me sostuve sereno, mi hermano, el rato que estuve ahí.

Pero aquellos años ya están lejos. Y esta noche veremos el renacimiento de Abelardo Barroso, acompañado de la Orquesta Sensación en el club Baraguá. Es el 6 de abril de 1956 y van a actuar, junto a Chepín-Chovén, Chapottin y Arcaño, en el homenaje que se le va a brindar a la famosa estilista Delia Montalvo.

Allí vuelve a sonar el tema que había grabado el 29 de octubre de 1925 con el Habanero, y que le volvió a abrir las puertas merecidas cuando lo dejó en el acetato de la firma Puchito, en el inesperado renacer de una voz que había surgido para quedarse. Entonces retomó y lanzó nuevamente aquel lema:

De 1920/ vengo cruzando la lira/ luchando con lo’ sonero’/ y, ninguno me ha hecho ná.

Pero no será solo esa letra. Nos regaló además una milonga, “esta es la milonga de Barroso en chachachá”. Y después de haber sido de casi todo, patinador, pelotero y boxeador, en cada calle de la isla, y en cada esquina, se escuchaba su voz de dulcero anunciando sus tesoros:

Qué pregones más lindos se escuchan:
El panquelero, mamá, el panquelero.
Panatela borracha y el coco,
majarete con leche y el masarreal.
Sus productos provocan comprarle
por oírle tan solo pregonar… Llegó el panquelero…

Rodeado de músicos jóvenes que iban a dejar su luz en la música cubana, el mulato feo y bajito, lleno ya de canas, con un bigote casi blanco en la cara de mango filipino y grandes ojos que no dejaron nunca de brillar, Abelardo Barroso resurgió, o renació, gracias al corazón y a la vista larga de Benny Moré, a quien hay que agradecer también que hubiera salvado a este portento del naufragio, y que exigió al dueño del ya famoso Alí Bar, que lo contratara y le pagara, cantase o no.

El propio Barroso lo contó con sencillez y humildad: “Pero vino mi caída, no tenía para pagar la casa ni apenas para comer. Y el mejor amigo que yo he tenido en mi vida, Benny Moré, se enteró… ‘¿Qué te pasa, Barroso?’. ‘Benny, que estoy mal, en una situación mala. Vivo aquí, pero debo dos meses de casa y estoy demandado’”.

Cierro los ojos y lo veo camino al cabaret La Campana, cerca de la calle Infanta, o viajando al Sans Soucí, a tocar la tumbadora en la orquesta de Rafael Ortega, mientras va mirando lugares y recordando que allá cantó con el Habanero, y más adelante, con el Boloña, o invitado por el Septeto Nacional Ignacio Piñeiro, y allí cerca, con el Septeto Agabama o la Orquesta de Ernesto Muñoz, hasta que fundó la Charanga de López-Barroso y cantó además en el Sexteto Universo y en el Sexteto Pinin. Cierra sus ojos y se vuelve a ver en Radio COCO con la charanga Maravillas del Siglo.

Ese es Abelardo Barroso, un hombre que estuvo en casi todas las agrupaciones soneras, que fuera además “rey del danzonete”, cantando codo a codo con el malogrado Fernando Collazo, otra leyenda fugaz de nuestra música, y que nunca dejó de creer que el hombre es dueño de todas sus resurrecciones.

El canto será mi muerte, tal vez mi felicidad,
y así de conformidad yo espero cualquiera suerte.
Y aunque ya mi cuerpo inerte lo lleven al camposanto,
allí yo no quiero llanto, que recen por mi aventura,
bajando a la sepultura que entonen alegre canto…

Casi llegando su final, lo supo. Le extirparon una cuerda vocal y terminó así el sentido de toda una vida. Pero su corazón quería algo palpable, algo posible, algo que no hemos sabido darle: que el pueblo cubano no le olvidara jamás.

Pocos han logrado tanto. Hizo un éxito El huerfanito y La hija de Juan Simón, y su versión del tema Un brujo en Guanabacoa es insuperable. Esta noche lo veo caminar y siento su voz de falsete anunciando:

¡Ea!, ya llegó el guajiro, ya llegó el guajiro de Cunaguá.
Traigo la mano caliente, Antero, su guarará
Con su guara, con su guara,
con su guara, su guarará….

Murió en La Habana el 27 de septiembre de 1972. El pueblo lo despidió con las notas de aquel tema, repitiendo el estribillo final: 

¡Ea!, ya se va el guajiro, ya se va el guajiro de Cunaguá.

Siento que no se ha ido nunca.

Ese es Abelardo Barrosoun hombre que estuvo en casi todas las agrupaciones soneras, que fuera además “rey del danzonete”, cantando codo a codo con el malogrado Fernando Collazo, otra leyenda fugaz de nuestra música, y que nunca dejó de creer que el hombre es dueño de todas sus resurrecciones. 

Playlist

1. Septeto Habanero – Guantánamo (Juana González)
00:00:15
2. Sexteto Habanero – Maldita Timidez (Carlos Valdés Brito)
00:03:22
3. Septeto Boloña – Aurora en Pekin (Alfredo Boloña)
00:06:18
4. Abelardo Barroso y la Orquesta Sensación – El panquelero (Abelardo Barroso)
00:09:30
5. Abelardo Barroso y la Orquesta Sensación – El huerfanito (Bienvenido Julián Gutiérrez)
00:12:18
6. Abelardo Barroso y la Orquesta Sensación – La hija de Juan Simón (Ramón Perelló y Daniel Montorio)
00:15:09
7. Abelardo Barroso y la Orquesta Sensación – En Guantánamo (Juana González)
00:18:11
8. Abelardo Barroso y la Orquesta Sensación – El guajiro de Cunaguá (Juana González)
00:21:03

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