Discos Fuentes, un sello de película
Las series y películas en streaming han redescubierto la Motown de los clásicos colombianos.
En el primer episodio de la serie de Disney Plus, She-Hulk: Attorney at Law, Hulk (Mark Ruffalo) se encuentra en una cabaña de paja en una playa mexicana, con una camiseta de tirantes y una coctelera en sus enormes manos, preparando un trago para She-Hulk, (Tatiana Maslany). El superhéroe lo agita al ritmo tropical. Es Porro bonito, de la Orquesta Ritmo de Sabanas, uno de los clásicos colombianos del catálogo de Discos Fuentes que está llegando a las nuevas generaciones y al público internacional a través de las plataformas de streaming.
Discos Fuentes, el sello familiar independiente más antiguo de Suramérica, está a dos años de cumplir 90 años. El Preso de Fruko y sus Tesos y el eterno legado de Joe Arroyo encabezan la lista de éxitos del sello. En decenas de miles de canciones en un espectro de estilos y géneros de Colombia y más allá, Fuentes ha grabado a cientos de artistas, entre ellos Alci Acosta, Alfredo Gutiérrez, Aníbal Velásquez, Bovea y sus Vallenatos, Clímaco Sarmiento, Guillermo Buitrago, La Sonora Dinamita, Los Corraleros de Majagual, Los Tupamaros, Montecristo, Pacho Galán, Pedro Laza, Rodolfo Aicardi o The Latin Brothers.
Discos Fuentes comenzó en Cartagena de Indias, donde fue fundada por Antonio Fuentes López-Tagle como una emisora de radio ubicada dentro de la empresa familiar, Laboratorios Fuentes, donde podía emitir anuncios para sus pociones populares para la salud. Pronto nació el sello y un estudio de grabación. Discos Fuentes se trasladó a Medellín y más tarde se expandió también a Miami. Los hijos de don Antonio, Pedro Antonio, José María y Rosario Fuentes Estrada, y otros miembros de la familia, guiaron su éxito a lo largo de las décadas; y a partir de los años 60, la popularidad de las recopilaciones navideñas de Los 14 cañonazos bailables del sello se haría tan previsible como la misa de Navidad.
Fuentes es uno de esos sellos especiales como Motown, dice Jamar Chess, cuya empresa Sunflower Entertainment representa los derechos editoriales de la música del catálogo de Discos Fuentes, y ha colocado temas clásicos de Fuentes en programas como Narcos, La Casa de Papel, Better Call Saul y Ozark.
Es uno de esos catálogos carnosos que realmente captó a los artistas en el momento adecuado con las canciones adecuadas.
Voy a Colombia y todo lo que escucho son esas canciones, añade Chess, afincado en Nueva York, cuya propia familia fundó el legendario sello de r&b Chess Records en Chicago. Siguen tocando éxitos de los años 80 y la gente los sigue bailando.
Si hay una serie que marcó la entrada de Discos Fuentes como actor en la revolución del streaming, fue Narcos, donde Chess colocó más de 200 canciones para tres temporadas de la serie de Netflix.
En un episodio de la serie de la franquicia de Breaking Bad, Better Call Saul, un camionero que transporta un cargamento de droga escucha el descarado Mi cucu de La Sonora Dinamita antes de ser exterminado en la carretera.
Aunque esas series permitieron definitivamente que las canciones de Fuentes trascendieran su lugar establecido en la cultura popular colombiana y en las pistas de baile latinoamericanas, seguían suscribiendo imágenes estereotipadas de los latinos, y de los colombianos en particular.
Chess reconoce la tendencia a que un supervisor o productor musical llame buscando “algo latino” que encaje en una escena de Miami; o lo que él describe como la típica escena de “un traficante entra en una discoteca”.
Pero observa unos cambios graduales en la representación de los latinos.
Quizás hemos superado esa percepción de que la música colombiana sólo va con contenidos sobre traficantes de drogas. Espero que sí.
Parte de ese cambio se debe a un efecto viral entre los mismos supervisores musicales: alguna canción oscura llega a algún programa y luego aparece en otro, y se pone de moda de esa manera.
Pero, sobre todo, es parte de una apreciación general y lentamente progresiva del valor de las audiencias latinoamericanas, y de los estudios que ahora se apuran por hacer historias latinas para los espectadores de Estados Unidos.
Faltaba contenido para el público latino, dice Chess. El streaming lo ha abierto un poco y hay muchas producciones que se hacen en Colombia y México y Argentina.
Y luego está Encanto, de Disney, que puso la música colombiana en el punto de mira mundial. Una escena de fiesta en la película familiar animada incluye un fragmento de la querida canción En Barranquilla me quedo, de Joe Arroyo.
Las sincronías del catálogo de Fuentes también han incluido Semilla de odio, un bolero de los años 60 cantado por “La dama guajira” italo-colombiana Soffy Martínez; y No tengo culpa, de Los Corraleros de Majagual, un supergrupo folclórico que contaba con las estrellas del vallenato Calixto Ochoa y Alfredo Gutiérrez, de la cumbia como Eliseo Herrera y Lisandro Meza, y también de la salsa como Julio Ernesto Estrada, Fruko, quien se convertiría en el productor estrella de la compañía.
Fuentes es multigénero, subraya Chess. Es tan rico e integral culturalmente que funciona muy bien con la televisión y el cine. No es como ‘oye, tenemos salsa’. Es todo, desde la cumbia hasta el vallenato, pasando por el folclor y los boleros. Han producido el alma de la cultura y la música colombiana.
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