El Gran Fellove según Matt Dillon
Matt Dillon estrena su documental sobre el gran showman cubano.
En el obituario tras su muerte, la revista Billboard calificó a Fellove como cuban soul man. Y no se equivocaba: si un cantante cubano fue original y tuvo ese touché que viene únicamente del sentimiento, ese fue El Gran Fellove. Su gracia natural y un talento musical empírico fue suficiente para que Francisco Fellove Valdés (La Habana, 7 de octubre de 1923 / México DF, 15 de marzo de 2013) creara un estilo singular marcado por la influencia del jazz tradicional, convertido en un scat tropical, al mezclar la guaracha, el son, la rumba y hasta el bolero, con las influencias de los grandes scatters estadounidenses, desde Jelly Roll Morton, Cab Calloway hasta Louis Armstrong y Ella Fitzgerald. Como bien decía él mismo: Yo scateo la guaracha y jazzeo la rumba. Cantaba lo mismo Walking on the moon, de Sting, que scateaba o rapeaba sobre la base de un loop electrónico, con un indiscutible sabor afrocubano.
Su modo de bailar, sus gestos, el vestuario, el modo en que aparecía en los escenarios, eran diferentes, y con el tiempo, lo hicieron único. Todo esto, marcado por una espontaneidad absoluta y una tremenda capacidad improvisatoria.
Fellove no fue profeta en su tierra; su carrera se lanza realmente cuando llega a México a mediados de los años 50 y es descubierto por Mariano Rivera Conde, entonces al frente de la RCA Victor mexicana y triunfa con Mango mangüé y El jamaiquino (Niño Rivera), cuando se integra al Conjunto Batamba y con un estilo que ya traía de Cuba, pero ante el cual el mexicano Luis Ángel Silva, Melón, también reclama paternidad.
Compositor de gran imaginación, se paseó con éxito por infinidad de géneros. Su tema más popular es, sin dudas, Mango mangüé, un pregón-guaracha que, confesó, escribió en casa de su gran amigo Niño Rivera y que cuenta con múltiples versiones grabadas por Miguelito Valdés, Celia Cruz, Chucho Valdés, Johnny Pacheco, Merceditas Valdés, Tito Puente, Aldemaro Romero, Grupo Mango y muchos otros.
La vida de Fellove estuvo marcada por muchos hechos que después llevó a su propio estilo: arrollar con la comparsa La Sultana del barrio de Colón en los carnavales habaneros; participar en aquellas descargas que dieron origen al movimiento del feeling en La Habana, del que es uno de los fundadores; poner su voz en uno de los temas de las famosas Cuban Jam Sessions; vivir la escena musical en México cuando reinan el mambo, el chua-chuá, el boogaloo y la salsa. Y como filosofía de vida, con la alegría y la música como armas para vencer cualquier dificultad. Influye en showmans como los cubanos Amado Borcelá Guapachá y Bobby Carcassés. Su impacto llegó hasta la literatura: el célebre escritor cubano Guillermo Cabrera Infante lo menciona en su libro Ella cantaba boleros, y el también cubano Luis Agüero lo hace en su novela Duelo a primera sangre.
Solo alguien como el actor y director Matt Dillon podía acercarse y comprender en profundidad el recorrido y la dimensión de este carismático músico cubano y llevar su historia al cine. En Dillon la música y la percusión afrocubana no es algo circunstancial o snob; no ha sido un episodio efímero, sino una especie de obsesión que ha marcado su vida y su espiritualidad desde aquel lejano día en que por primera vez escuchó un son montuno en la radiocassettera de un taxista de New Rochelle. Sin detenerse, comenzó a buscar y consumir música cubana y caribeña, y a bucear en sus orígenes y sus diferentes caminos; así llegó a Arsenio Rodríguez –de quien tiene la colección completa de grabaciones–, al sonido de los grandes y legendarios conjuntos y voces soneras cubanos –su preferido es René Álvarez–, y así se adentró en el mundo del coleccionismo de vinilos desde una perspectiva no sólo de disfrute, sino de profundo conocimiento la música en sí, de sus intérpretes, y también de sus contextos.
Por ese camino, Dillon encontró a Fellove en persona. Pero eso y todo lo demás lo cuenta él mismo en su documental El Gran Fellove, que se presenta de manera especial y fuera de concurso en el Festival de Cine de San Sebastián este martes 22 de septiembre.
Dirigido por Matt Dillon con guión de Josh Alexander y producido por el propio Dillon y diez productores de México y Estados Unidos, El Gran Fellove es un divertimento sobre música, sentimientos y hallazgos, que muestra a un Fellove total, de principio a fin, interactuando con su pasado y con aquel presente en que Dillon lo encontró, de la mano de su amigo Joey Altruda. La gestación y producción de El Gran Fellove llevó al célebre actor y director estadounidense, obsesionado por su personaje, a seguir los pasos de Fellove en Cuba, México y Estados Unidos, y rastrear información en Colección Gladys Palmera en San Lorenzo del Escorial.
Un Fellove ya adentrado en la última etapa de su vida, pero en plenitud musical, nos lleva tras su vida toda con escenas filmadas en estos países, nombres legendarios de la música latina contando ante cámara sus vivencias en torno a Fellove, y una profusa selección de material de archivo. El resultado de ese ciclo de descubrimientos y aprendizajes es no sólo un recorrido por la vida y carrera del gran showman cubano con todos sus contextos, sino también la de una generación de músicos cubanos que trabajaron y vivieron en México, y entre los cuales Fellove demostró su singularidad al probar lo que tantas veces dijo de sí mismo: Canto jazz, blues, filin, son, guaracha, guaguancó, bolero, ranchera y lo que me pidan. Yo soy un vacilón, chico.
Playlist
Playlist
Comentario
Deja tu comentario Cancelar la respuesta
Inicia sesión con tu usuario Gladyspalmera o con una de tus redes sociales para dejar tu comentario.
Iniciar sesión
El Gran Fellove, el Cab Calloway de Cuba!!! QEPD.