José José

En noviembre de 1970 José José con apenas 22 años, pisó suelo venezolano por primera vez. Su viaje a este país había sido postergado en varias oportunidades y cuando por fin llego, no causó el revuelo que se esperaba. 

Las cámaras lo fotografiaron muy pálido, acostado en la cama de su hotel recuperándose de una intoxicación que sufrió en el viaje, para poder cumplir con dos semanas de contrato. Los periodistas de farándula como Yolanda Herrera fueron muy duros con él: tiene buenas cualidades vocales, aun cuando resulta frío y triste.

José José era un muchacho tímido e inseguro, esta era su primera gira internacional, venía de actuar en Estados Unidos y Panamá. Estaba agotado, afortunadamente Caracas era la última parada antes de regresar a su país.

1970 marcó un punto de inflexión en su carrera artística. A primera vista parecía que el éxito le llegó muy rápido, pues paso de ser un desconocido a ostentar una posición importante en el negocio del espectáculo mexicano, carente de baladistas jóvenes que relevaran a los veteranos.

Para los mexicanos José José es el amigo o hermano que todo el mundo ha tenido. Es un héroe clase media, un hijo de la mayoría silenciosa y esa es la imagen que trata de dar en sus presentaciones, escribió también la periodista venezolana.

José Rómulo Sosa Ortiz había nacido el 17 de febrero de 1948 en la calle de Las Artes, en el centro de la Ciudad de México. Su padre, José Sosa Esquivel, fue cantante de ópera y su madre, Margarita Ortiz, pianista de concierto. José Sosa era un hombre muy estricto y sufría la enfermedad del alcoholismo, por lo cual el hogar era un hervidero de conflictos.

Sosa nunca quiso que su hijo se dedicara al canto, no le permitía acercarse al piano y tampoco escuchar otra música que no fuera académica. Estaba frustrado por su propia experiencia en la ópera, donde, a una temporada brillante, le seguían meses de penurias tocando el órgano en una iglesia cercana para ganarse la vida y mantener a la familia.

A pesar de las restricciones, José, va a tener acceso a la música popular gracias a la muchacha que ayudaba a su madre en las labores de la casa, quien sintonizaba la estación XEB.

Comenzaban los años 60 y el movimiento del rock mexicano estaba en plena eclosión. Por otro lado, Javier Solís se convertía en un fenómeno de masas. Seguían vigentes las viejas estrellas del negocio como Pedro Vargas. El bolero y la música tropical estaba en la cima, aunque ya comenzaban a acusar cansancio. En medio de todo aquello José José se estaba formando, escuchando, por un lado, a Claude Debussy y por otro a Pepe Jara.

En marzo de 1963, a los 15 años de edad, su padre se va de casa. Para ayudar en la economía familiar comienza a dar serenatas en compañía de su primo Paco Ortiz.

Su voz ya tenía el color y algunas de las características que lo hicieron famoso, años más tarde. Su contacto con la música en inglés ocurrió mientras trabajaba como obrero de una litografía llamada Repro Arte, donde hacia revelados en un cuarto oscuro mientras escuchaba Take the Time, de Johnny Mathis, de quien aprende la técnica del “tenuto” y la respiración.

En 1965 gracias a una serenata tuvo la oportunidad de hacer una prueba en Discos Orfeón donde lo contratan para grabar dos sencillos. Su primera grabación fue una versión en español del tema de Jimmy Fontana, El mundo. Contrario a sus expectativas no ocurrió nada, solo apareció un par de veces en la televisión.

En el curso de esos años aprendió a tocar la guitarra para acompañarse en las serenatas. Luego en la primavera de 1966 se interesa en el bajo eléctrico y el contrabajo para integrar el trío de jazz Los Peg, junto a Beto Sánchez Galguera en la batería y el pianista, Enrique Herrera, quien fue su primer maestro de armonía.

Eran los años en qué la bossa nova impactaba al mundo, Frank Sinatra tomaba un nuevo aire en su carrera con Strangers in the Night y Armando Manzanero revolucionaba el bolero con sus creaciones.

En 1967 graba un EP para la pequeña casa discográfica RVV, aunque de nuevo, sin pena ni gloria. José era un cantante que llamaba la atención por su estilo y su técnica, pero su éxito estaba en ciernes a la espera de una mejor oportunidad.

Una noche mientras cumplía un contrato en el club nocturno Apache 14, el productor Rubén Fuentes, de la firma RCA Víctor, lo visitó por recomendación de Marco Antonio Muñiz y se interesa en contratarlo.

Con la colaboración de Armando Manzanero y Joaquín Prieto, graba su primera placa para RCA en 1969. En esta producción incorpora por primera vez el nombre artístico con el cual se le conoce, como un homenaje a la memoria de su padre que acababa de fallecer.

El disco, aunque es musicalmente valioso, nuevamente no suscita mayor interés en el público. Ya creyendo que su carrera no acabaría de despegar, a finales de 1969 llega a sus manos la balada La nave del olvido, del autor Dino Ramos, premiada con el segundo lugar en el III Festival de Buenos Aires de la Canción, en la interpretación de la cantante venezolana Mirtha Pérez,

Su versión se convierte en un éxito de inmediato no sólo en México, también en Estados Unidos. Pero lo mejor estaba por venir en marzo de 1970, cuando participa en el II Festival de la Canción Latina con el tema El triste, de Roberto Cantoral.

Aunque no ganó y el jurado le concede un discutido tercer lugar, su actuación le dio credibilidad y prestigio como interprete. A la seguidilla de eventos afortunados se sumaría su debut televisado en el mes de julio en el prestigioso centro nocturno, El Patio. Y casi de inmediato su primera gira internacional que finalizó en Venezuela a finales de año.

El II Festival Mundial de la Canción Latina se celebró del 10 al 14 de marzo de 1970 en el Teatro Ferrocarrilero de México DF. El Festival estaba auspiciado por el Gobierno de México y había nacido un año antes en una época en la que los festivales de la canción eran muy populares en todo el mundo.

En Italia se celebraba el Festival de la Canción de San Remo desde 1951, en España el Festival Internacional de la Canción de Benidorm desde 1959, en Chile el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar desde 1960. Y además estaba el Festival de Eurovisión en diferentes sedes desde 1956. Y precisamente, siguiendo la idea de algo integrador entre países, en 1972 nació el émulo latinoamericano de Eurovisión, el Festival OTI, versión ampliada del Festival de la Canción Latina y auspiciado por la Organización de Televisión Iberoamericana.

En aquella ocasión citada, la ganadora fue la cantante carioca Cláudya (Maria das Graças Rallo), una auténtica especialista en festivales. Había ganado concursos de talentos de niña, en 1969 ganó el Festival de la Canción Fluminense, y luego de su éxito en México siguió participando en festivales de Japón, Grecia, España y Venezuela. En suma, Cláudya tenía un manejo del público a toda prueba.

Eso quizás fue un lastre para José José. En palabras de la intérprete venezolana Mirla Castellanos, segundo puesto en aquel festival, el mexicano era muy pavito.

En adelante su carrera iría en alza, únicamente se vería opacada por su tormentosa vida privada y por la enfermedad del alcoholismo, que le costarían la pérdida de su voz.

Aquella visita de José José a Caracas fue en noviembre de 1970. Tardaría tres lustros en volver. Cuando lo hizo en abril de 1986, era una estrella mundial y fue anunciado con bombos y platillos en el Teatro Teresa Carreño, pero problemas con su voz le impidieron dar lo mejor de si. Sus posteriores presentaciones en El Poliedro de Caracas, en Maracaibo y Barquisimeto fueron canceladas.

Regresó en 1987 para actuar en el Estudio Mata de Coco de Caracas, en el complejo comercial del mismo nombre, pero una bronquitis trastocó su actuación. Su talento no era tierra firme dijo la prensa, aduciendo a algo que para entonces lo afectaba: la bebida.

El alcohol fue la gota que rebasó el vaso de una garganta en mal estado (se automedicaba con cortisona para poder cantar). En 1987 fue operado en el Cedars-Sinai Medical Center. En febrero de 1990 volvió a Caracas para rodar un videoclip. Era el año de su 25 aniversario en la música y Televisa hizo un especial de cinco horas. En julio inició la gira de su álbum En las buenas… y en las malas, que incluía el tema del videoclip, Amnesia. La gira incluyó Venezuela, justo cuando Amnesia alcanzaba el número uno de las listas latinas.

En 1993 entró a un centro de rehabilitación para alcoholismo en la clínica Hazelden de Minessota y en noviembre de ese año volvió tras varios intentos de presentarse ante el público venezolano. Presentaba el álbum 40 y 20, y cantó en Caracas, Maracaibo, Barquisimeto, Puerto La Cruz y Maturín.

José José murió el 28 de septiembre de 2019 en Homestead, Florida, debido a un cáncer de páncreas.

"Si no fuera por la humanidad yo no estaría en este sitio", declaró alguna vez José José cuando estuvo en Venezuela. "Gracias a Dios todos me quieren y me claman como si tuviera algún parentesco familiar con ellos. Es hermoso saberse querido por un público que siente, en lo más profundo, la canción romántica". Esta playlist es reflejo de las canciones que interpretó durante aquellos años de visita a Venezuela.

Playlist

1. José José - El mundo (Jimmy Fontana)
00:00:35
2. José José - Amor (Enrique Navarro)
00:02:38
3. José José - Si me enamoro (Sidney da Conceição)
00:04:51
4. José José & Los PEG - Te deseo amor (Charles Trenet)
00:07:14
5. José José - Una mañana (Jasper Bosscher, Nina Simone y Wesley Bosscher)
00:09:40
6. José José - Monólogo (Chico Novarro y Mike Rivas)
00:12:31
7. José José - Lluvia en la tarde (Arturo Castro)
00:15:25
8. José José - Cuidado (Chico Novarro)
00:17:59
9. José José - La nave del olvido (Dino Ramos)
00:20:09
10. José José - El triste (Roberto Cantoral)
00:23:30
11. José José - A partir de hoy (Armando Manzanero)
00:27:44
12. José José - Llegaste a mí (Alfonso Ontiveros y Eduardo Salas)
00:29:38
13. José José - Cosas imposibles (Armando Manzanero)
00:32:03
14. José José - Poema ceremonia del Latin Grammy 2008
00:34:59

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