Olga atraviesa la noche montada en un bolero
Se recomienda cerrar los ojos y escuchar, como si cruzara la tenue brillantez de la noche habanera, la voz de la Guillot.
En el cine teatro Carral de Guanabacoa, en la calle Pepe Antonio casi esquina a Martí, se estrena esta noche una película mexicana donde actúa Olga Guillot, que suena ya en todas las victrolas de los bares de la isla.
De hecho, la voz de la Guillot se escucha con mucha frecuencia en el bar de enfrente a este cine-teatro donde tocó Bola de Nieve y debutara la pequeña Olga siendo niña, vestida “con una batica de rumbera”, como ella misma dijo muchos años después, cantando, casi con la voz de Rita Montaner, El manisero.





Hay mucha gente que ha venido esta noche al estreno del filme “La Venus de fuego”, porque se ha corrido la voz de que aparecerá ella misma. Y en el aire está su voz diciendo, con esa fuerza suya repleta de sensualidad:
No existe un momento del día / en que pueda apartarme de ti.
El mundo parece distinto / cuando no estás junto a mí.
La película donde aparecerá Olga Guillot ha sido filmada este mismo año de 1949. El pasado año, el 48, Olga fue a México de la mano de René Cabel, “El Tenor de Las Antillas”, y allí grabó algunos temas con la orquesta de Gonzalo Curiel y apareció en “La Venus de fuego”, junto a Meche Barba, Fernando Fernández y Víctor Manuel Mendoza.
Tal vez por esa “Venus de fuego” a Olga se le quedó en la piel la sensación de una sensualidad casi fatal, y motivó uno de los boleros que más le identifican:
Soy ese vicio de tu piel que ya no puedes desprender / soy lo prohibido.
Soy esa fiebre de tu ser que te domina sin querer. // Soy, lo prohibido.
Soy esa noche de placer la de la entrega sin papel. // Soy tu castigo.






Había nacido en Santiago de Cuba, pero de niña su familia se asentó en La Habana. Los más viejos la recuerdan de cuando formó, con su hermana Ana Luisa, el dúo Hermanitas Guillot, que triunfó en el programa de radio “La Corte Suprema del Arte”. Luego, y eso no lo saben muchos de los que están esperando aquí en la puerta del Carral, que muy joven fue la segunda voz, del Cuarteto Siboney, que dirigía Isolina Carrillo, y que, gracias a ello el pianista Facundo Rivero, también miembro de dicho cuarteto, la hizo debutar como solista en 1945, en el exclusivo Zombie Club.
Antes de ir a México estuvo en Nueva York, porque había sido nombrada la “cancionista más destacada de Cuba” por la Unión de Cronistas de la Radio, en 1946. En Manhattan la esperó el gran Miguelito Valdés, que cantó junto a ella en la sala de espectáculos Habana-Madrid. Allí pudo grabar con Machito and his Afrocubans este tema:
Eres mi bien, lo que me tiene extasiado
¿Por qué negar que estoy de ti enamorado? / de tu dulce alma
que es toda sentimiento.
De esos ojazos negros de un raro fulgor /que me dominan e incitan al amor
Eres un encanto, / eres mi ilusión.
Pocos recuerdan que fue precisamente en aquel Zombie Club de la calle Zulueta donde despegó la carrera de Olga Guillot, cuando grabara la versión en español de Stormy Weather. Pero esta noche los vecinos de este terruño que vio nacer a Rita Montaner, a Ignacio Villa y a Ernesto Lecuona, serán testigos de que esta mujer, a la que llamarán muy pronto “La Reina del Bolero”, tiene un fuego inextinguible que hará que uno sienta orgullo de ser cubano. Tampoco saben que gracias al romance con René Touzet nació uno de los temas que también la identificarán en el mundo.
Se recomienda cerrar los ojos y escuchar, como si cruzara la tenue brillantez de la noche habanera, la voz de la Guillot declarando, sin pudor:
La noche de anoche, / qué noche la de anoche
tantas cosas de momento sucedieron / que me confundieron.
Estoy aturdida, / yo, que estaba tan tranquila,
disfrutando de esa calma / que nos deja un amor que ya pasó.






Olga no era una improvisada. En 1938 tuvo maestros como la soprano Hortensia Cohalla y el cantante Mariano Meléndez. El resto lo puso ella misma: temperamento, valor, constancia y carácter. Y un estilo que fue puliendo y adaptando a su personalidad.
En 1954, Olga firmó contrato de exclusividad con el sello Puchito y grabó Miénteme, del mexicano Chamaco Domínguez, un bolero desgarrador que le acompañaría hasta su muerte:
Voy viviendo ya de tus mentiras. // Sé que tu cariño no es sincero.
Sé que mientes al besar, / y mientes al decir te quiero.
Me resigno porque sé que pago / mi maldad de ayer.
Después de esta noche todo puede suceder con Olga Guillot, pero hoy nadie lo sabe. La esperan para comenzar la proyección de la película, aunque también se estrenará en otros cines de la ciudad. Es muy pronto para saber que ella será elegida en 1951 “Reina de la radio”, que de 1954 a 1956, será proclamada la “Mejor Voz Cancionera de Cuba”, y que en 1958 su voz y su sentimiento estremecerán el Palm Beach Casino, de Cannes, Francia.
Tal vez allí todavía resuene su canto, lleno de corazón, susurrando el dolor de querer y renunciar al amor de esta manera:
Yo, que ya he luchado contra toda la maldad,
tengo las manos tan deshechas de apretar / que ni te puedo sujetar.
Vete de mí. // Seré en tu vida lo mejor / de la neblina del ayer /
cuando me llegues a olvidar,
como es mejor el verso aquel/ que no podemos recordar.













Luego llegó el fatídico 1959 y la noche habanera se ensombreció. El poder confundió vida con burla, diversión con aversión, y le inyectó al cubano miedo al pasado. Y todo el que había triunfado antes de ese año, arrastraba ese pasado que podía infectar el futuro. Ya no hubo cabida para Olga Guillot, ni para otros grandes, que lo dejaron todo y partieron solamente con sus recuerdos y su nombre a cuestas.
Ella abandonó la isla en 1961 y vivió en Venezuela, en México y más tarde en Miami, en el estado de La Florida. En 1963, la Academia de Artes John F. Kennedy, de Hollywood, le otorgó el premio Golden Palm como la Mejor Bolerista de América Latina, y el 31 de octubre de 1964 realizó su primer concierto en el Carnegie Hall, de Nueva York. El mundo se partió en dos y su nombre y sus canciones fueron borrados en su país. Como si uno de sus boleros hubiera sido una predicción fatal:
Soy ese beso que se da, sin que se pueda comentar /
Soy, ese nombre que jamás, fuera de aquí pronunciarás /
Soy ese amor que le darás para salvar tu dignidad /
Soy lo prohibido.
Murió en Miami Beach el 12 de julio del año 2010. Sigue prohibida en Cuba.
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