Julia de Castro

Julia de Castro (Ávila, 1984) es, a su pesar, un símbolo de estos tiempos en los que la honestidad se interpreta como provocación. Frente a “la hipocresía de la corrección política”, ella responde desde las entrañas. Actriz y cantante, creadora multidisciplinar, defensora de la idiosincrasia española (desde el cuplé hasta la tauromaquia), es una de las cabezas pensantes de una nueva generación que se está apropiando de las tradiciones con una óptica contemporánea.

Tras enterrar su proyecto De La Purissima a finales del año pasado, hace unos meses publicó su debut en solitario La Historiadora (El Volcán Música), uno de esos trabajos que hace falta masticar con paciencia para sacarle bien el jugo. Es el fruto de una aventura que empezó en 2016, saltando entre varios países junto a Camilo Lara (Instituto Mexicano del Sonido) y otros músicos como el guitarrista flamenco Paco Soto, además de Calexico y la Orkesta Mendoza, desde Tucson (Arizona).

En esta conversación confiesa que extraña los escenarios (el lugar privilegiado donde un artista es consciente de su poder y vulnerabilidad), reflexiona sobre la estructura cíclica de la historia del arte y, al igual que hace en su obra (ya sea escénica, musical, desde la literatura o en plataformas audiovisuales), confronta tabúes, desnuda su alma y rinde un homenaje a las mujeres y el placer libre.

José Fajardo: ¿Cómo te encuentras?

Julia de Castro: Tras la incertidumbre y la desorientación inicial por la pandemia, ahora estoy tranquila. Este confinamiento ha servido para entender que la cultura no es ocio, sino un bien de primera necesidad. No solo existe lo físico, también lo mental, algo psicológico que debemos cuidar: si encierras a la gente en sus casas es inviable que puedan gestionar la situación sin música, cine o literatura. Hay que escuchar y sacar alguna lección a estos parones impuestos por las circunstancias. He aprendido mucho durante estos últimos meses sobre cómo he llegado hasta aquí. Soy una persona abierta a muchos estímulos, no puedo estar quieta y tiendo mucho a la dispersión, así que al no poder moverme he podido concentrarme.

JF: ¿Y qué reflexión has sacado?

JC: Me siento muy afortunada, me he dado cuenta de que los pasos que he ido dando en mi carrera artística no estaban guiados en ningún caso por la inercia, por ese dejarte llevar, sino que han sido el resultado de mi voluntad, me han permitido cumplir deseos. Es un triunfo de la vida nómada por la que he apostado.

JF: ¿A qué te refieres?

JC: Desde hace cuatro años vivo en diferentes países, siempre asaltada por ciertas dudas autoimpuestas: ¿estaré dirigiendo bien mi carrera? Hacer sólo lo que me apetece es una decisión bonita cuyas consecuencias han sido este nuevo disco. Empezamos a trabajar en 2016 en Becerril de la Sierra (Madrid), donde yo vivía, y seguimos por Tucson (Arizona), Roma y Ciudad de México, ahí se cerró el ciclo. 

JF: ¿Qué papel ha jugado Camilo Lara?

JC: Ha aportado todo, es un disco muy mexicano, no sólo por la música sino por la atmósfera. Como productor tiene una gran inteligencia emocional, sabe comprender al artista que tiene delante: se dio cuenta de mi caos y supo antes que yo que esta obra se iba a dilatar más allá de las sesiones de grabación. Me dio la confianza para que estas canciones pudieran convertirse en una fuerza vital, captó lo que soy como creadora. Nos habíamos conocido en 2014 en el Mercat de Música Viva de Vic (Barcelona), cuando surgió un interés natural del uno por el otro. Un par de años después, empezamos a trabajar juntos. Los temas no han tenido un desarrollo comercial, sino que hemos ido esperando: cuando surgía el momento, PÚM, aprovechamos para grabar.

JF: Desde hace unos años hay un redescubrimiento global de la música latina, ¿en tu caso cómo surgió ese interés?

JC: He tenido un padre muy melómano, la música latina (y la cubana en particular) siempre han estado muy presentes en casa. No sabría decirte cuándo exactamente nace esa curiosidad en mí, pero la salsa es algo que me da fuerzas para vivir, admiro al colombiano Yuri Buenaventura, o a lo que han hecho con el merengue Los Hermanos Rosario desde República Dominicana. Fania All Stars es mi Biblia; ver esos directos, cómo trabajaban desde lo colaborativo, es una referencia. Obviamente Juan Gabriel siempre ha estado en mi vida, incluso antes de ser consciente de ello. Quizá la mirada hacia lo mexicano llegó después, como una consecuencia de mi pasión por ese país y su cultura.

JF: Tu caso es un buen ejemplo de la reinterpretación de esos clásicos por las nuevas generaciones. ¿Acaso esa mirada al pasado desde lo contemporáneo se ha convertido en una moda?

JC: Es la historia de la humanidad, el arte siempre es cíclico. Después de un periodo de investigación surgen avances rompedores. Fíjate en las vanguardias del periodo de entreguerras del siglo pasado y cómo, tras la Segunda Guerra Mundial, hay un regreso al orden en el arte. Ahora volvemos a vivir ese proceso de recuperación de las tradiciones, pero sabemos que alguien tendrá en un futuro la necesidad de volver a saltarse todo y probar nuevas cosas. Me alegro de estar viviendo este momento, qué guay es que los jóvenes puedan acceder a ritmos como la cumbia o el flamenco.

JF: Como historiadora del arte que eres, ¿tienes alguna explicación de que en España hayamos mirado durante décadas más hacia la música anglosajona que hacia Latinoamérica, pese a que tenemos más en común con Colombia -por poner un ejemplo-, que con Inglaterra?

JC: Cuando en España salimos de la dictadura a mediados de los años 70, había una necesidad de mirar hacia el rock y el punk. Era algo opuesto a lo nuestro y además traía un aire de liberación. Lo tradicional se asociaba a algo que nos habían impuesto. Tras esos años de libertad que se extendieron por la década de los años 80, cuando la sociedad ya se había resarcido de ese trauma, los creadores jóvenes volvieron a mirar a la tradición, ya fuera hacia Latinoamérica o a la propia. Así es como nació una mirada más libre, sin prejuicios.

JF: Antes de poner fin a De La Purissima tras una década junto al contrabajista y compositor Miguel Rodrigáñez, ya decías que estabas inmersa en la búsqueda de una nueva identidad. ¿Sigues en ese proceso?

JC: Despegarme de un proyecto tan bestia me permitió mirar hacia fuera y así ha ido aflorando un sonido distinto. Al final todos los que nos exponemos a la creación estamos en constante búsqueda, estás poniendo mucho de ti, te vas conociendo, y obviamente la madurez te lleva hacia otras inquietudes. Ahora soy mucho menos exigente conmigo misma, más permisiva y esa relajación se transmite al disco nuevo, donde siento que hay mucha más diversión.

JF: Esa búsqueda te ha llevado a profundizar en lo femenino.

JC: De La Purissima era una mirada sobre mí desde lo masculino. Esa idea la he trascendido, he abierto más el espectro y de repente ha aflorado lo femenino, algo que antes no podía ver, quizá porque no sabía verlo. Ha sido inspirador y ha llegado en un momento precioso de lucha dentro del feminismo. Somos lo que somos hoy por todas las que han luchado antes, gracias al trabajo increíble de esas mujeres anónimas hoy podemos cuestionarnos tantas cosas. Aún queda mucho camino por recorrer pero merece la pena aplaudirnos, el disco refleja esa admiración hacia lo femenino. Pero la mía es una mirada que no pretende excluir a nadie, ¿eh? A mí me encantan los hombres, como he dejado claro en proyectos anteriores.

JF: Una de las cualidades de tu obra es la originalidad desde la que abordas temáticas controvertidas, como es el caso de la prostitución en ese alegato de la mujer poderosa que es ‘Ríndete’ y en tu libro La Retórica delle Puttane (2018, La Fábrica), una revisión de un texto del italiano Ferrante Pallavicino del siglo XVII.

JC: No sé si es original, desde luego es lo que yo siento, una visión muy personal pero para nada azarosa, más bien empírica. En Roma estuve investigando casi 10 meses sobre el tema y allí conocí a Susana, un encuentro que me cambió muchas certezas. Una cosa es desde dónde yo me acercaba a la prostitución, desde el punto de vista teórico de la academia, y otra cuando bajas a la tierra para hablar con mujeres y asociaciones que trabajan con prostitutas. Entonces entendí muchas cosas, y otras que para mí eran verdades evidentes, empezaron a caerse. Esa canción que mencionas, Ríndete, es un homenaje a Susana y a todo lo que me enseñó sobre la mujer y la sexualidad.

JF: Cuando hablan de ti siempre aparece la palabra “provocadora”. ¿Por qué será?

JC: Eso sucede porque soy muy honesta. Todos somos provocadores, en realidad. Si tú ahora me dijeras realmente tus opiniones sobre conceptos que te hayas planteado de una manera profunda, estoy convencida de que también serías tildado de provocador. Vivimos en la polarización, si piensas una cosa te vinculan a otras muchas, aunque no tengan nada que ver. Sería horrible si no pudiera decir públicamente lo que pienso. Otra cosa es que pueda caer en contradicciones, algo que acepto sin problema: puedo pensar una cosa ahora y otra bien distinta dentro de un tiempo. Ahí está lo enriquecedor, que una evoluciona. Mi trabajo sería extraño en lo inamovible y absoluto, no estaría vivo. Me encanta que la gente que me rodea piense distinto a mí, discutir de manera constructiva y cambiar mis opiniones, si fuera el caso.

JF: En esta conversación todavía no has dicho ningún titular provocador.

JC: Cuando me preguntan, respondo con sinceridad. No va desde un ánimo provocador, sino desde la más profunda honestidad. Si me preguntas por los toros, no lo esconderé, soy taurina. Pero si hablamos de la defensa de los animales, estoy en contra de cualquier tipo de maltrato. Hay gente que considera que es contradictorio, para mí no lo es. Tampoco entienden que sea feminista y esté a favor de la prostitución, mientras en mi cabeza tiene muchísimo sentido.

JF: Historiadora del arte, escritora, investigadora, actriz… ¿cómo influyen en tu música todas esas facetas?

JC: Todo se impregna, en un proceso muy lindo. Vengo de una formación clásica como violinista y he convivido con gente que desarrolla una técnica abrumadora y se pasan la vida perfeccionando la interpretación de un solo instrumento. En mi caso se disipan mucho las líneas, puedo estar interpretando en el teatro y tocando, como hice con Carlota Ferrer en la obra Esto no es la Casa de Bernarda Alba. Y viceversa, los momentos musicales siempre se mezclan con la faceta escénica, como en el capítulo de la serie En Casa para HBO, donde actúo y además suenan canciones. Ese aspecto multidisciplinar es muy enriquecedor, como llevar una mochila repleta de cosas interesantes. 

JF: Para cerrar la conversación, una pregunta metafísica: ¿hacia dónde va Julia de Castro?

JC: (Risas) Ahora mismo tengo muchísimas ganas de llevar este disco tan fresco y bailongo al directo, ojalá el próximo año pueda estar en festivales. A nivel interpretativo estoy receptiva, con mucha motivación.

Una selección de las canciones del nuevo disco de Julia de Castro 'La historiadora', su debut en solitario, y de su etapa anterior con De La Purissima, además de un recorrido por el sonido de sus colaboradores: del flamenco de Paco Soto al rock fronterizo de Calexico y la Orkesta Mendoza y la fusión sin prejuicios del Instituto Mexicano del Sonido de Camilo Lara

Playlist

1. Julia de Castro – Ríndete
00:00:10
2. Julia de Castro – Caminadora
00:03:23
3. Julia de Castro – La alemana
00:07:11
4. Julia de Castro – Hasta que te conocí
00:10:29
5. Julia de Castro – 29 años
00:13:26
6. De la Puríssima – El bebé
00:16:26
7. De la Puríssima – José Alfredo
00:18:56
8. De la Puríssima – Luca
00:22:10
9. De la Puríssima – Chapero
00:25:50
10. De la Puríssima – Promiscuidad
00:29:06
11. Mexican Institute of Sound – Dios
00:32:12
12. DePedro, Amparo Sánchez, Camilo Lara – Vidas autónomas
00:35:25
13. Mexican Institute of Sound – Mirando a las muchachas
00:39:14
14. Jim James, Caléxico – Goin´to Acapulco
00:43:50
15. Orkesta Mendoza – Cumbia Volcadora
00:48:40
16. Paco Soto, Duquende – Samara – Bulerías
00:52:02

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