Bésame, bésame mucho
Recordamos la genialidad de la pianista y compositora mexicana Consuelo Velásquez y el impacto de Bésame mucho.
Consuelo Velásquez Torres Ortiz nació el 21 de agosto de 1916 en Ciudad Guzmán, Jalisco, aunque ella decía que había nacido en 1920. A los cuatro años ya tocaba el piano. Lo hacía sólo con un dedo, pero era capaz de copiar cualquier melodía que escuchara. Por eso, cuando cumplió seis años y su familia se trasladó a Guadalajara, la inscribieron en la Academia de Ramón Serratos, la mejor de la ciudad. No fue extraño que en poco tiempo hiciera un recital ante alumnos y padres de familia.
Antes de cumplir la mayoría de edad, Serratos y la profesora Aurora Garibay, le ofrecieron una oportunidad para estudiar en el Conservatorio Nacional en Ciudad de México. Consuelo Velásquez estudió allí, graduándose en Bellas Artes, y recibiéndose como Pianista de Concierto en 1938. Pero a diferencia de sus compañeros, a la chica no le gustaba la música sinfónica.
Para descansar de la rigurosa técnica, se ponía a tocar melodías populares, y como una cosa lleva a la otra, surgieron sus primeras inspiraciones. Pero no las escribió. Dejó que se esfumaran en su memoria, al menos hasta 1941, el año en que se propuso redactar su próxima creación.
Inspirada en las dramáticas historias que escuchaba sobre la Segunda Guerra Mundial, en los relatos de hombres que nunca volvían y de las familias que quedaban destrozadas, escribió: Bésame, bésame mucho, como si fuera esta noche la última vez. Bésame, bésame mucho, que tengo miedo a perderte, perderte después. Quiero tenerte muy cerca, mirarme en tus ojos, verte junto a mí. Piensa que tal vez mañana yo ya estaré lejos, muy lejos de aquí.
Lo que pasó con Bésame mucho, no había pasado nunca con ninguna canción en América Latina. La estrenó en 1941 el barítono cántabro Emilio Tuero y casi enseguida la vedette mexicana Chela Campos, quien le dio el toque justo de abandono que necesitaba la obra. Al éxito ayudó el impacto visual que despertaba Campos con su bastón de cristal y el haber incorporado la canción a su repertorio en una gira por ciudades como La Habana. Y tras ella llegó el angelino Andy Russell.
Russell, artista del sello Capitol, la convirtió en un hit en la Costa Oeste, en tanto que Jimmy Dorsey, artista de Decca, hizo lo propio en la Costa Este. Fue toda una curiosidad: dos versiones de una misma canción disputándose el primer lugar del hit parade nacional. La versión de Russell estuvo durante once semanas en el primer lugar de sintonía en Estados Unidos, en tanto que la Dorsey llegó a estar trece semanas como número uno en ventas. Por supuesto, ni hablar de su impacto en México.
De allí en adelante, Bésame mucho se convirtió en “el bolero” por excelencia. En todos los años que han transcurrido desde su creación, ha sido grabado por casi 400 artistas en más de 20 idiomas; artistas provenientes del jazz, el rock, el flamenco, la bossa nova, el latin mood o la salsa. Inspiró diez películas, incluso una del mismo título que dirigió Philippe Toledano; y se ha escuchado en otras tantas como: A toda máquina, Sueños de Arizona y Moscú no cree en lágrimas.
Posiblemente existan mil versiones de Bésame mucho y si rastreamos bases de datos como Discogs o Colección Gladys Palmera podemos encontrar nombres muy conocidos como The Beatles, Cesaria Évora, Dave Brubeck, Elvis Presley, Frank Sinatra, Joao Gilberto, Luis Miguel, Nat King Cole, Wes Montgomery, Youn Sun Nah o Diana Krall. Algunas se ciñen rigurosamente a la armonía original en tiempo de bolero, pero otras se inclinan más por lo lírico. En el jazz, por ejemplo, el espacio para la improvisación se acaba imponiendo a la melodía inicial y eso hace que ciertas versiones (caso Youn Sun Nah & Friends o Gonzalo Rubalcaba) en concierto sean muy extensas y conceptuales.
Y hablando de Rubalcaba, en el jazz latino, sobre todo en el jazz afrocubano, cuyo acento es muy rítmico, hay unas cuantas versiones a cual más distinta. Sólo por citar algunas: Bobby Sanabria, Cal Tjader & Carmen McRae, Clave Tres, Cubismo, Deep Rumba, Estrada Brothers, Gonzalo Rubalcaba, Grupo Latin Vibe, Henry Brun, Lalo Schifrin, María Rivas, Negroni’s Trío, Néstor Torres, Paquito D’Rivera, Ray Santiago, Tania Maria, Tito Puente o Wayne Wallace.
De todas formas la que más la atención es la de The Beatles, aunque no hace parte de ninguno de los álbumes de la banda.
Resulta que a comienzos de los años 60 el cuarteto de Liverpool tocaba en Hamburgo. En ese entonces lo conformaban John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Pete Best, además del llamado “quinto Beatle” Stuart Sutcliffe, y el repertorio estaba compuesto por canciones propias y algunos covers como Bésame mucho. A McCartney le encantaba y años más tarde se dijo que le había servido de inspiración para componer Yesterday.
En fin, que en junio de 1962 decidieron grabar todo ese repertorio en los estudios EMI en Abbey Road. Su productor, George Martin, no estuvo presente, así que el director de grabación fue Ron Richards y el ingeniero de sonido, Norman Smith. Pero a Richards lo grabado no le gustó nada, así que desestimó todo lo hecho y pidió borrarlo, salvo dos canciones: Love Me Do, mezcla de rock and roll y cha cha chá, y Bésame mucho, el bolero que cantó Paul McCartney.
Las dos canciones tardarían más de treinta años en ver la luz y fueron incluidas en el famoso Anthology 1 de 1995. The Beatles volverían a tocar Bésame mucho en 1969 para el documental Let It Be de Michael Linday-Hogg.
Alguna vez Consuelo Velásquez le confesó el impacto de esta creación a la escritora Elena Poniatowska: Hubieran visto ustedes cuando llegué a Hollywood. Todo el mundo quería estar conmigo, abrazarme, a lo largo de Sunset Boulevard, en todos los restaurantes, en todos los aparatos de radio en las casas de Los Ángeles tocaban Bésame mucho. Ahora me pregunto, ¿cómo es posible? No se oía más que Bésame mucho.
Velásquez se codeó con todas las celebridades de su tiempo, incluso Walt Disney quiso hacer una película con ella y su creación, pero ella había conocido al amor de su vida en México y decidió decir que no y regresar de Estados Unidos para casarse con el jefe de programación de la radiodifusora XEQ. En esa emisora Velásquez había dado a conocer su nombre, tras una temporada en que lo ocultó ante el miedo de perder su trabajo por ser mujer.
Y ahí concluiría la biografía de Consuelo Velásquez, pero resulta que ella hizo más. Escribió 40 canciones, cifra que no es muy alta, pero donde se encuentran varias joyas de la talla de Anoche, Déjame quererte, Los pequeños detalles, Volverás a mi, Yo no fui, Aunque tengas razón, Pasional o Será por eso.
Pero hay tres que hicieron historia: Cachito (Cachito, cachito, cachito mío, pedazo de cielo que Dios me dio), Verdad amarga (Te juro por los dos que me cuesta la vida, que sangrará la herida por una eternidad), y Amar y vivir (Se vive solamente una vez, hay que aprender a querer y a vivir, hay que saber que la vida se aleja y nos deja llorando quimeras).
Consuelo Velásquez fue esposa de Mariano Rivera Conde, el mismo programador de la XEQ, quien llegó a ser el hombre más importante de la música mexicana. Fue diputada, y presidenta de la Sociedad de Autores y Compositores de México. Se le otorgó el título de “La compositora de América” y Bésame mucho fue declarada “La canción del siglo XX”. Falleció a los 88 años en el hospital Médica Sur del Distrito Federal.