Pototo y Filomeno están filmando una película
Uno los escucha tantos años después y descubre, con añoranza, aquella Cuba múltiple, divertida y sufrida, pero variada, donde la risa y la música eran parte del aire que nos rodeaba.
Dos nombres que serán borrados de la historia de Cuba por culpa de la ideología y de extrañas vilezas, están aquí esta noche, filmando una película que no ganará un Oscar, pero que estará llena de música y humor. Se llaman Leopoldo Fernández y Aníbal de Mar. El primero, nacido en Jagüey Grande, Matanzas; y el otro, que vino al mundo en Yateras, Guantánamo, con el nombre de Evaristo Samón Domínguez.
La gente agradecida los recuerda como José Candelario Tres Patines, el pícaro, el bellaco que siempre iba acusado de alguna maraña al tribunal que presidía el Tremendo Juez en el programa radial “La Tremenda Corte”. Y también diariamente a las nueve y media de la noche en otro show de CMQ-Radio “Pototo y Filomeno”, con libretos de Álvaro de Villa.






Acompañados por la Orquesta Melodías del 40, los dos comediantes lanzan uno de sus mayores éxitos. Ese que dice:
Ay qué calor, parece que va a llover,
vayan trayendo las herramientas pa’ cá…
que el que no tenga paraguas el agua lo va a coger,
ahorita va a llover, ahorita va a llover…
Hoy están ellos dos aquí, en la filmación de “¡Olé… Cuba!”, dirigida por Manuel de la Pedrosa, con un elenco lleno de estrellas, que incluyen al “Chino Wong”, Julito Díaz, Mimí Cal, Teté Machado y Miguel Herrera, entre otros. La prensa ha dicho que “¡Olé… Cuba!” es una película inocentona, filmada en blanco y negro, que cuenta además con la participación especial de Celia Cruz y La Sonora Matancera, Xiomara Alfaro, y Los Llopis.
Pero los personajes principales son Leopoldo y Aníbal, que tiene el mérito indiscutible de haber sido protagonista del primer filme sonoro cubano, “La serpiente roja”, de 1937, encarnando al detective chino Chang Lí Pó. Pero hoy tienen otros nombres, nombres de dos personajes que cantaban y bailaban y tenían un show televisivo. En él eran Pototo y Filomeno. Un artículo de la época los dibujaba así: “Pototo, a diferencia de Tres Patines era el llamado jodedor cubano (el cotorreador, el tipo del cotorreo, el que bromea con la gente) y tenía al igual que Tres Patines el hecho de utilizar el retruécano, el cambio de las palabras, pero no era igual, y el señor Juez pasa a ser Filomeno, y se crea la dualidad de Pototo y Filomeno en teatro, en televisión y en cine, en películas como “¡Olé Cuba!” (de 1956) y en centros nocturnos como el cabaret Sierra y el cabaret Montmatre”.





Esta noche interpretan un clásico que luego integrará uno de sus LPs, Yo pico un pan, que salió para la radio y vitrola en 1957, y se hizo ganador de un disco de oro por las grandes ventas que obtuvo. Los personajes entran a una fiesta, donde una muy joven Celia Cruz canta junto a la piscina. Es ahí cuando Pototo y Filomeno hacen lo propio con su canción Carta a mamita, ante la mirada de una sonriente de Nananina. Este número retrata a Pototo, pero es la esencia de Tres Patines:
Una carta he recibido / ¿de quién, tú? / de mamita debe ser,
No me digas, / y he venido porque quiero / ¿qué cosa? /
Que me ayudes a leer. // Empieza a ver:
Cuerudo ajo patato / ¿eeeeh? / el otro resucitó / Naaaa.
Querido hijo Pototo, el doctor me recetó / sigue…
Volvió pa´ la escuela Cleto/ porque se joroba tó.
No: Calcio para el esqueleto y un jarabe pa´ la tos…Sigue//
Guatemala está en Matanzas / ¿qué dices? / pan con queso pediré…
Guataplasma de mostaza, que el pescuezo me viré…
Tengo un órgano que habla porque jimagua tendré… //
Y ahora duermo en una tabla de majagua que compré.
“Olé…Cuba” es una comedia musical que “comienza con una escena cuando Pototo y Filomeno están en un bote pequeño en la orilla del mar y rescatan a un “balsero” español llamado Rafael Alcántara que se tira ilegalmente de un barco en plena bahía de la Habana porque por fin había logrado su sueño dorado: el poder estar en Cuba, algo que muchos “gallegos” de aquel entonces anhelaban”.
Con el disco Yo pico un pan, grabado con la Orquesta Melodias del 40 en 1957, inmortalizaron sus parodias de temas de moda y viejas melodías, que dieron a Pototo y Filomeno su popularidad ante el público cubano. En ese disco se pueden encontrar otros disparates inolvidables, como este, titulado Inscripción de nacimiento:
(Barullo, murmullos, escándalo…)
Voz de Pototo: Yo soy un ciudadano de la República…
Campanilla que suena
Silencio… yo soy el juez.
Y le hago la observación / que si no se calle, que si no se calla…
Lo mando pa´la prisión.
Don juez, yo no le grité…y quiero hacerle saber / que si no hay delito,
que si no hay delito, me tiene que disolver.
Disolverlo quisiera yo… esfumarlo de aquí,
que no volviera más a este juzgado. //
Pero, chico, si el problema es de Pantaleón… / ¿qué le pasó a Pantaleón?
Tú sabes que Pantaleón se divorció de la mujer // sí, señor. //
Y ahora la señora no le quiere dejar de ver el hijo… / anjá /
Entonces él me dio la suscripción de nacimiento pa´ que yo me presentara a reclamar a esa criatura… // a ver // Llego, y le digo a la señora:
Tiene que entregarme la propiedad del muchacho, / y entonces un hombre que estaba allí con ella, me ha dao cuatro pescozones, que ha caído desmayao yo en el suelo.
Muy bien, léame la inscripción, a ver si es verdad lo que usted dice:
Aquí está, no te voy a hacer esperar, mira, dice aquí:
Están fumando en los camerinos… / ¿quéeee? ¿Qué es esto?
Aquí lo dice…. / A ver…En San Fernando de los Camarones….




La película se estrenará en 1957, y marcará un hito más en la ya exitosa y animada vida artística de Aníbal y Leopoldo. Una semblanza narra el final de “Olé…Cuba”: El dúo se va inexplicablemente del pueblo, cabalgando sobre sus respectivos caballos, cada uno de los cuales lleva colgada una placa de automóvil. Celia Cruz los despide cantando Me voy a Pinar del Río, uno de sus éxitos, y los espectadores se irán también tarareando el éxito meteorológico de la pareja, la guaracha Ahorita va a llover:
Cuando la lluvia termine de caer, / los albañiles vuelven a pegar.
Oye, Pototo / concreto hay que mirar, / la concretera que vino ayer se rompió. // Que la compongan si quieren continuar, /
que a mano limpia no le meto yo.
Uno los escucha tantos años después y descubre, con añoranza, aquella Cuba múltiple, divertida y sufrida, pero variada, donde la risa y la música eran parte del aire que nos rodeaba.