Betsayda Machado (foto: Vladimir Marcano).

Cuando Betsayda Machado empieza a cantar, no hay cabida para la indiferencia. Y llega existir alguna impasibilidad, seguramente responde al descuido de quien recorre caminos lejanos a la divinidad del quehacer

Es una de las mejores cantantes de Venezuela. No hay duda de tal afirmación para una voz que ha vigorizado la canción popular y tradicional venezolana en años recientes.

En Barlovento, específicamente en El Clavo, la cantante creció en un ambiente que la llevó a la música. Y es que es un lugar para el bagaje, una zona en la que el repique de tambores es una manifestación distintiva, expresión folclórica por referencia con tambores como el mina, el curbata o el culo e’ puya.

Betsayda Machado se ha convertido en referencia, y no solo en la tradición, pues no hay límites en su impulso por prestar su voz a otras distintas expresiones, incluso para bandas de ska como Desorden Público.

Si bien, allá en El Clavo empezó a cantar desde niña, no fue hasta su mudanza a Caracas, poco antes de entrar en sus veinte años, cuando decidió desarrollar el canto de manera metódica y profesional. Se percató de que su voz podía ir más allá en los talleres de cultura popular de la Fundación Bigott, institución que desde 1981 investiga y divulga las prácticas tradicionales de la cultura venezolana.

Se unió en los años 90 entonces a Vasallos del Sol, la agrupación surgida en los menesteres de la fundación, y que ahora se llama Vasallos de Venezuela. Pero también, su voz ha quedado registrada en discos como Ébano y Marfil, con César Orozco; San Miguel, con Aquiles Báez, además de participar en decenas de colaboraciones, bien sea en estudio o en conciertos de artistas como C4 Trío o Raúl Monsalve y Los Forajidos.

Pero hay un álbum que cambió todo: Loé Loá (Rural Recordings Under the Mango Tree). En 2017 el diario The New York Times lo incluyó en su listado de los mejores discos de ese año, un hecho que todavía la llena de orgullo y alegría. Quizá muchos todavía no lo saben. Qué honor que la gente lo perciba así, comenta sobre esa obra con La Parranda El Clavo.

Ese álbum surgió de una conversación con el director teatral Juan Souki, quien le dijo a la cantante que deseaba concretar un proyecto con ella. Betsayda Machado le dijo que era buena idea, pero que viajara hasta El Clavo y viera la parranda que se armaba.

Allí fue recibido como alcalde. La fiesta fue tal, que el director inmediatamente supo que ese jolgorio debía ser una expresión conocida por muchos más.

El disco se grabó debajo de una mata de mango, como bien dice el título. Y ese registro ha hecho que ella y los músicos recorran el mundo. Antes de la pandemia, eran frecuentes las presentaciones en ciudades de Estados Unidos y Europa

Humberto Sánchez Amaya: Son varios los proyectos en los que ha estado. ¿Cuáles considera son los que han sido los más desafiantes como cantante?

Betsayda Machado: (Piensa). Mira, nuestra música es tan versátil y bella que da para todo. He colaborado con Raúl Monsalve y Los Forajidos. También estuve con Mafer Bandola que tiene su agrupación Ladama. Hemos estado en proyectos pequeños durante esos festivales en los que hemos interactuado con otras agrupaciones. Definitivamente, la música tradicional nos llena tanto. La gente la recibe tan bien que nos da esa oportunidad de compartir. Como solista estuve hace poco con Horacio Blanco de Desorden Público. La mayoría de mis amigos me dicen que parezco un pimentón (ríe). Comentan que estoy en todos lados (ríe). Pero lo dicen de buena forma.

HSA: ¿Cómo recuerda esos primeros años de formación?

BM: Mis primeros pasos fueron en familia. Canto desde los cinco años de edad. Me levantaba a las 5 de la madrugada para las misas de gallo. Allá en El Clavo eran desde el 16 de diciembre hasta Navidad. Mi papá (Pedro Machado) era un trompetista super parrandero. Entonces, en casa siempre se daba la parranda. Cada 1 de enero la parranda sale todos los años desde mi casa para recorrer el pueblo. Ha sido la costumbre hasta el sol de hoy. Allá en Barlovento se hacía un evento llamado La Voz Negra durante las ferias del cacao. Ahí participé. Cuando me gradué de bachiller, surgió la idea de venir a Caracas a buscar empleo o sacar una carrera. Entonces, me tropecé con los talleres de cultura popular de la Fundación Bigott y me uní a Vasallos de Venezuela, como se llama ahora después de la separación de la fundación. Antes el nombre era Vasallos del Sol. Todo eso es lo que me ha dado fuerza para ser la líder de los parranderos, que además son un poco indisciplinados, pero bueno, he podido llevarlos (rie).

HSA: ¿A qué edad vino a Caracas?

BM: Tendría como 19 años de edad, quizá 20.

HSA: ¿Cómo influyó mudarse a Caracas?

BM: Nunca he estado despegada de mi pueblo. Uno siempre va, pero sí hay cambios. Por ejemplo, el modo de comer. Como buen barloventeño, soy de la que me gusta un cambur verde sancochado (ríe). Siempre cuento que llegué al apartamento de una de mis hermanas. Empecé a ver en la mesa verduras que jamás había visto: el calabacín. Decía que eso se lo iba a comer ella (ríe). Pero uno cambia (ríe). Toca entromparse con la ciudad. Es un shock muy fuerte. Soy TSU en Administración de Empresas. Fue lo primero que agarré como estudio. Pero los talleres de cultura popular me cambiaron el panorama.

HSA: ¿Hubo algún hecho que terminara de dar esa seguridad de que el camino a seguir era ser artista?

BM: Bueno, uno suele no tener claro cuál es el rumbo. Sin embargo, me di cuenta que no tenía ninguna afinidad con la administración (ríe). Sabes que antes se hacía esa prueba de aptitud académica para entrar a la universidad. Pensaba si me iba por administración o turismo. ¡Qué sé yo! Andaba   buscando qué hacer, pero después de entrar en los talleres, y conocer el centro de documentación, vi la riqueza de agrupaciones como La Cuerda de Carmito de Cheo Hurtado, Un Solo Pueblo o Guaco. Cada vez que se realizaba una fiesta de Santa Rosa de Lima, patrona del pueblo, quería que alguien nos conociera. Gracias a Dios, hacemos lo que nos gusta.

HSA: Y Loé Loá los llevó a recorrer el mundo.

BM: Sí señor. Esta parranda existe desde que tengo uso de razón. Se unieron dos carreras, la mía como solista o cantante de Vasallos, y la de los parranderos, que tienen como 40 años en El Clavo. Nos unimos y ahora no solo representamos a toda Venezuela.

HSA: ¿Qué cree que gusta más del proyecto?

BM: Creo que la naturalidad con la que hemos llevado nuestra representación parrandera. Así como recorremos cada casa del pueblo, con ese calor y ese vigor, también lo hacemos en los escenarios. Vamos desnudos, en el sentido de que te trasladamos, te llevamos a nuestro pueblo, y te presentamos como somos: bochincheros. También tenemos nuestras piezas sobre algunos momentos difíciles que hemos tenido. Es lo que hacemos en nuestro repertorio, música de la costa y una parranda doliente, como esta en la que canto: Me dan ganas de llorar/cómo matan a la gente / aquí en nuestro país / y en mi pueblo inocente.

HSA: ¿Y cuáles son los planes de la parranda?

BM: Dios permita que se activen otra vez las giras (ríe). Este confinamiento nos ha paralizado, pero no hemos desaprovechado el tiempo. En el pueblo tenemos un comedor para 80 chamos, y se suman más. Los compañeros están abocados a que estos muchachos reciban su alimento de lunes a viernes. Tratamos de armar una programación de talleres para ellos, y así tengan alguna otra ocupación, que sepan cómo se construye una tambora y la toquen. Trabajamos en repertorio nuevo, con parrandas y otros golpes de tambor. Si Dios lo permite, queremos hacer otro disco.

HSA: No sabía lo del comedor. ¿Lo financian ustedes?

BM: Por medio de Betsayda Machado y La Parranda El Clavo logramos con Roberto Patiño (fundador del programa Alimenta la Solidaridad) abrir un comedor para Tapipa, un pueblo cercano. Dios mediante, el 1 de diciembre cumplimos un año. Ojalá podamos incluir al adulto mayor. De hecho, hay algunos que reciben ayuda.

HSA: ¿Y qué planes tiene como cantante solista?

BM: Sí. Hace tiempo comencé a hacer un disco de navidad que tiene bastante rato metido en el estudio de grabación. Fue en 2016, justamente cuando comenzaron las presentaciones con La Parranda El Clavo. Además, en esa época murió mi padre. Está casi listo, faltan tonterías. Está lindísimo.

HSA: ¿Qué se siente ser una de las mejores voces de Venezuela?

BM: ¡Tremendo compromiso! (ríe). Si llegas a ver a grupos como el Ensamble B11, te darás cuenta cómo han crecido esos muchachos en medio de este torbellino. Hay mucho talento, demasiado. Una de las muchachas, Belkys Figuera, es directora del Ensamble B11. Ella y yo trabajamos juntas en los talleres de cultura popular. Su hija se llama Ivanna Lira. Es grandísima como yo. Belkys dice que parece más hija mía que de ella (ríe). Ella canta lindísimo. Así como ella, hay otras integrantes como Deilyn Uzcátegui y otras niñas que cantan bellísimo. Los varones tienen una versatilidad para la percusión en ensamble. Entonces, es tremendo compromiso por todo lo que se ha levantado (ríe). Lo llevo con mucho honor porque realmente tampoco ha sido de la noche a la mañana, sino con mucho esfuerzo.

HSA: Cuando a un artista se le pregunta por su trayectoria, se habla mucho de sus influencias. ¿Cuáles son las suyas?

BM: ¡Wow! Primero, en mi casa se escuchaba de todo. Sonaba Rubén Blades y también Elton John (ríe). Esa es otra deuda que tengo. Nada que se me da el inglés. No sé porqué he sido tan irresponsable. Pero bueno, hay muchas referencias. Está el trabajo que llegamos a hacer con Soraya Rojas y C4 Trío. Hay un disco con César Orozco que se llama Ébano y Marfil que no es muy conocido. ¡Qué orgullo cuando ves que todas esas personas han crecido! Están también Adolfo Herrera y Aquiles Báez. Antes me encontraba en los escenarios con El Cuarteto, Ensamble Gurrufío o Simón Díaz. Eso me llena muchísimo.

HSA: ¿Cómo se ve en 10 años?

BM: ¡Ay Dios mío! Espero que con mucha fuerza (ríe). Con fuerzas para seguir. Así como uno aprende siempre algo nuevo, sé que también nos queda mucho por dar. Esperemos que estos embates de la vida nos ayuden a seguir adelante.

Betsayda Machado es muy descriptiva a la hora de definir su arte, sus canciones y su trabajo: "Vamos desnudos, en el sentido de que te trasladamos, te llevamos a nuestro pueblo, y te presentamos como somos: bochincheros. También tenemos nuestras piezas sobre algunos momentos difíciles que hemos tenido. Es lo que hacemos en nuestro repertorio, música de la costa y una parranda doliente, como esta en la que canto: ‘Me dan ganas de llorar/cómo matan a la gente / aquí en nuestro país / y en mi pueblo inocente". 

Playlist

1. Betsayda Machado & Parranda El Clavo - Oh, Santa Rosa
00:00:35
2. Betsayda Machado - Venezolanidad
00:03:13
3. Aquiles Báez Trío & Betsayda Machado - San Miguel
00:09:32
4. Betsayda Machado & Parranda El Clavo - La Situación
00:14:14
5. Aquiles Báez Trío & Betsayda Machado - Canto de Pilón
00:16:56
6. Betsayda Machado & Parranda El Clavo - Sentimiento
00:20:48
7. Aquiles Báez Trío & Betsayda Machado - Fiesta del Calypso
00:24:02
8. Betsayda Machado - Canto de Ordeño
00:27:40
9. C4 Trío & Betsayda Machado & Francisco Pacheco - Sirena / Culo e' Puya
00:32:09
10. Aquiles Báez Trío & Betsayda Machado - Canto de Lavanderas
00:37:44
11. Famasloop feat. Betsayda Machado - Cómo Fue
00:43:07
12. Aquiles Báez Trío & Betsayda Machado - Receta de Amor
00:46:08

Deja tu comentario