Suena Venezuela en Madrid
Una muestra de como la escena afro-venezolana busca su lugar en la capital española.
Parece que hablar de Venezuela significa hablar de política, de la difícil situación que atraviesa el país. También parece que a priori, su música tradicional no es tan fácil de identificar como la de otros lugares como Colombia o Brasil. Parece que en Madrid, desde donde se escribe este artículo, tampoco hay una escena clara o consolidada. Pero sí, hay un creciente interés por los ritmos tradicionales y afro-venezolanos y encontramos personas que se están dedicando a fusionarlos y difundirlos.
Alfredo Perdomo pertenece al grupo Zambura (en wayuu significa tambor) que se mueve entre la salsa y el jazz. Este percusionista lamenta la falta de espacios para la transmisión de la música venezolana en la ciudad y comenta que muchos de sus compatriotas músicos se unen a proyectos de otros estilos con más acogida por el gran público, como la salsa cubana, que podemos encontrar en espacios como el mítico Café Berlín. Alfredo nos cuenta también que cuando llegó a Madrid hace años escuchaba Radio Gladys Palmera en la FM y encontró en ella el equivalente a la Emisora Cultural de Caracas.
Carlos Tález, es considerado el embajador de la música afro-venezolana en Europa. Lleva años difundiendo el folclor y mezclándolo con otros estilos musicales sin miedo, introduciendo el tambor venezolano en el flamenco, el jazz y la música electrónica. “Que la escena venezolana no sea tan macro como la cubana o brasileña no significa que no exista”. Claro que quizá no centra su visión solo en Madrid, donde su grupo, Tazajo Tamboo es el único que hace música estrictamente afro-venezolana. Carlos pone la vista en los festivales europeos y no pierde la esperanza de que surja una escena madrileña fuerte “ojalá un festival de música afro-venezolana en Madrid porque hubiera no uno, si no muchísimos grupos de tambores”. A Carlos podemos verle los fines de semana es salas como Joy o Borinquen, y los lunes en las clases de ritmos latinos y baile del Larios Café “es como el flamenco, hay muchos palos, como el sangueo o el golpe de tambor y cada uno tiene su baile” comenta. Y es que además de musical, la vocación de Carlos es también pedagógica. Los conciertos son para divertirse y bailar, sí, pero además se ha encomendado la tarea de dar información, explicar y mostrar toda la diversidad que tiene esta música. “¿Qué es un cumaco, qué es un golpe de sangueo? Hay música fuerte y hay gaita de tamboras que se puede usar para la relajación, hay vals venezolano…”. Carlos habla con pasión de la música afro-venezolana y nos da una explicación de por qué en España la gente no reconoce el tambor ni su música “esto es porque en los años 70 y 80 la música venezolana estuvo secuestrada por nuestros profesores y maestros. Colombia, Cuba y Brasil abrieron su cumbia, salsa y samba a la fusión y a otros países, pero escuchas un golpe de tambor afro-venezolano y no lo sabes identificar. El temor de estos maestros a que su música se comercializara demasiado hizo que se cometiera lo que para mí fue un error, con todo el respeto. La música se encerró y se negó a la gente que llegaba interesada”.
Pero la música no nos pertenece y al mismo tiempo nos pertenece. Pertenece a todo aquel que quiera hacerla suya
(Carlos Tález).
Y continúa poniendo ejemplos de canciones y ritmos afro-venezolanos que nadie asocia en un primer momento a este país “Woman del Callao viene de nuestro calypso, Moliendo Café es en origen venezolano, Ansiedad, aunque la popularizara Nat King Cole, también, igual que Caballo Viejo o Bamboleo. No fuimos abiertos y hoy en día nuestra música sigue secuestrada, parece que solo unos pocos puedan tocarla”. Este viernes 12 de abril, Carlos Tález impartirá un taller en el que profundizará en todos estos temas en Impact Hub Piamonte. Nos adelanta también que podremos disfrutar este año de su nuevo disco, en el que intenta sintetizar su experiencia con Paco Peña y que trae aires flamencos.
Pero Carlos no es el único que se interesa por la difusión de estos ritmos. Hace poco menos de un mes se presentaba en Madrid el ArchivOlares, que recoge la diversidad musical venezolana, con raíces tan pluriculturales. Desde caseríos indígenas en el Amazonas hasta poblaciones afro-venezolanas del Caribe. El ArchivOlares parte de la revisión de grabaciones, fotografías y vídeos del investigador Oswaldo Lares, que viajó por Venezuela entre 1969 y 1991. Hay que agradecer este tipo de actividades a personas como Sergio Graterol, del grupo Candeleros. Aunque su música tiende a la psicodelia o el dub, parte del folclore y nos consta que sus componentes, colombianos y venezolanos afincados en Madrid, no olvidan las raíces y colaboran en su difusión.
Venezuela está en Madrid de muchas formas, en la frenética Puerta del Sol entre turistas y corrillos se baila a ritmo de joropo, en el Mercado Maravillas del barrio de Cuatro Caminos se forman largas colas en lugares como El Empanadazo, donde la comida recuerda a casa. El tambor venezolano se cuela, cada vez con menos complejos, en cualquier estilo musical. Que la escena se asiente y crezca es solo cuestión de tiempo.