Ms Lauryn Hill en Nuevo Orleans en 2016.

Veinte años después de la edición de The Misseducation of Lauryn Hill, uno de los álbumes más poderosos y sensuales de finales del siglo XX, anuncian una gira mundial con invitados de lujo para escenificar en locales de gran capacidad de Europa y los EE UU la versión íntegra del disco, una obra maldita que vampirizó a su autora. Tras la celebración subyace la pregunta clave: ¿será capaz la errática Lauryn Hill de regresar con dignidad a un escenario o volveremos a cerrar los ojos para no soportar la vergüenza ajena de asistir a la caída libre emocional y artística de una personalidad truncada?

Fue una muñeca sin un gramo de plástico. Fogosa, irresistible, administradora general del laminado de la juventud, pero también insegura, manipulable e incauta. Los adjetivos merecen proseguir: dorada, afilada, sedosa. En todos abunda, no por casualidad, la primera letra del alfabeto. Hablamos de Lauryn Hill, líder de la transición del hip-hop al nu-soul, pobladora de sueños de amor adolescente-milenarista, con incienso en todas las habitaciones teen de estampados étnicos, tan caprichosa como cualquiera de sus fans, habitantes de los laberintos de la henna, los mandala y el cáñamo.

Al igual que otros tantos juguetes del pop, Lauryn Noelle Hill se está quebrando ante la mirada colectiva, que nunca antes congregó a tantas retinas como en este tiempo de ojos multiplicados, ni fomentó tamaño gusto por ser voyeur de la crueldad de los demás. En 2013 estuvo varios meses en la cárcel por un impago millonario de impuestos. Inclusive antes de salir en libertad (con la condena reducida, por la fama y el buen comportamiento) no ha dado pie con bola. Los signos que dice buscar en los astros no dan resultado alguno.

Primera regla: siempre “Ms Hill”, con el término Ms (sin punto) que se usa en inglés para eludir la mención del estatus marital o de soltería de cualquier mujer. Segunda: la artista está muy ocupada ejerciendo la polimaternidad y el tiempo es oro. Si deseas una entrevista, consulta el tarifaje —hace unos años cobraba 10.000 dólares por aparecer en portada de una revista—. Tercera: si hablamos de estrellas, el ánimo es un vector y el capricho un privilegio. En 2016 tardó más de dos horas en salir a escena en Atlanta —“mis energías no estaban alineadas”— y el retraso tampoco justificó la intensidad de la descarga: 40 minutos de microconcierto, amigdalitis y languidez.

Sabemos que las epifanías no son raras en el pop, donde los estados de gracia pueden ser instantáneos como milagros. Hace ahora dos décadas, en el verano de 1998, el disco The Misseducation of Lauryn Hill, que se había gestado en un pequeño ático de Nueva Jersey durante solo unos meses, trazó una linde en el tiempo, un antes y un después. Bendecido por un equilibrio impecable, nuevo en cada verso, flamante como para colocar un punto y aparte e iniciar un nuevo estilo: quizá, aunque este tipo de afirmación depende del impacto en cada oyente, fue el primer álbum de nu-soul de la historia y abrió para el hip hop las puertas del paraíso multiétnico —¡las chicas blancas se vestían como guerreras de los projects!—. Además de producir ganancias estelares, con un millón de ejemplares vendidos en las primeras dos semanas y 20 veces más hasta hoy, y cinco premios GRAMMY, costó a su principal protagonista la salud mental y la empujó a un infierno de incoherencias, engaños, tropiezos legales y condenas de cárcel.

Escucha la playlist ‘La huella sedosa de Lauryn Hill’:

Ms Hill nunca ha sido la misma desde el disco que parecía señalarla como la nueva diva del soul. Aquello empezó y terminó mal. Se trataba de demostrar que era ella el motor de los Fugees, el trío que con solo dos discos marcó el rumbo de la música pop de finales del siglo XX. Con inocencia, fingida o real, desmontó el grupo y presentó un nuevo evangelio. Había demasiados elementos de inestabilidad, ideas antagónicas (la maternidad igualada a la santidad) e idolatría simplona (el regreso a África, vía Jamaica, como salvación para los afroamericanos), pero la artista se sentía capaz de dirigir a las tropas del buenismo, según escribía en la carpeta:

— Este álbum narra una parte íntima de mi joven existencia. Es la suma de la mayoría, si no de todas, mis emociones esperanzadoras y positivas. Creo profundamente en la capacidad de mi comunidad de amar y curarse a sí misma siempre que reciba la cantidad adecuada de apoyo y aliento. Nuestro mundo, tan complejo como cambiante, necesita un equilibrio entre la fortaleza moral y la expresión catártica. Espero que el Amor y la energía de este trabajo continúen inspirando el cambio con amor y optimismo.

Lauryn Hill (13 años) versiona el tema de Smokey Robinson ‘Who’s Lovin’ You’ en el programa ‘Showtime at the Apollo’. Los abucheos iniciales dan paso a la catarsis del público.

Un poco Disney, ¿no les parece? El aroma es lógico: Hill, una muchacha nacida en 1975, bien educada en centros privados y de clase media-alta (hija de una profesora y un consultor de empresas), no procedía del gueto ni deseaba otra cosa que inspirar paisajes celestiales. Fue triunfadora teen en un talent show, actriz fija en un par de soap operas merecedoras del olvido y cantante-bailarina de un arrebatado y cristianísimo góspel-rap en la comedia Sister Act 2: de vuelta al convento (1993). Pese a los antecedentes de autora para toda la familia, antagónica al estilo mejor gángster qué presidente que calaba en casi toda su generación, tenía carisma, sensibilidad y una voz que parecía regresar de un país legendario donde el susurro es alarido rabioso y el grito, runrún encelado.

El impacto del disco fue como entrar en una cinta de Moebius, unión de pasado-presente-futuro por la que circulaban canciones, entre ellas las irresistibles Ex-Factor —con samples, toda una prueba de buen gusto, de Gladys Knight & The Pips y Wu-Tang Clang— y Doo Wop (That Thing) —una crítica al enfrentamiento irracional entre negros y blancos—. Ambas piezas tienen la misma sedosa potencia del soul de los años sesenta, que el hip-hop aún no había ni siquiera vislumbrado para contraponer al sentimiento de rabia del presente. No primó la misma suavidad en la grabación y posterior explotación comercial del disco: Hill firmó el producto —quería parecer tan capaz como Prince— como única autora y productora, pero varios de los músicos que la ayudaron presentaron una demanda al sentirse omitidos y engañados. Algo oscuro se vislumbró cuando se llegó a un acuerdo extrajudicial para pagar a los demandantes cinco millones de dólares, según explica un detallado reportaje oral de Rolling Stone. Ella, en su nube, sólo dijo: “creí que aquello no era personalismo. Creí que era lo hacíamos por amor”.

Pese a una primera reacción de asombro por la perfección del álbum —Hill fue llamada a componer, producir y cantar con dioses de generaciones anteriores: Curtis Mayfield, Aretha Franklin y Whitney Houston—, la vida privada de la cantante ha patinado desde la edición del disco: se arrojó en brazos del evangelismo más radical y a tener tantos bebés como la biología permitiese —lleva seis, cinco de ellos de un hijo fuera del matrimonio de Bob Marley con el que residió durante casi tres años en un cuarto de hotel— y la sospechosa asesoría del pseudo gurú Brother Antony, acusado, aunque nunca formalmente, de sacar partido económico a la relación. La dejadez se ha convertido en norma.

En su segundo y último disco, el MTV Unplugged de 2002, la artista dice al auditorio con una atroz sinceridad:

— Estoy loca, desquiciada… Soy emocionalmente inestable y rechazo la fama y las ilusiones que la hacen posible (…) Creé una persona pública, una ilusión que me mantuvo como rehén. No puedo ser una persona real, porque tengo demasiado miedo de lo que dirá mi público.

Para el retorno, que merece ser, dada la calidad del personaje, al menos noble y dulce, Ms Hill ha recibido varios empujones de ánimo de artistas conscientes de cuánto le deben a la versión sin prejuicios del hip-hop que inoculó en el gusto colectivo hace dos décadas un disco que aún suena fresco. A su gira americana, que empieza el 5 de julio en Virginia, se han unido invitados como A$AP Rocky, SZA, De La Soul, Santigold, Big Boi, Talib Kweli, M.I.A., Busta Rhymes, y el hasta el influyente comediante Dave Chappelle. Tres artistas que entonces jugaban en las zonas infantiles de los parques, Kanye West, Drake y Cardi B han editado en los últimos meses singles con sampleos de canciones de The Misseducation…, su único disco y hoy el más usado para los mashups y mixes de las nuevas hornadas de artistas de nu-soul.

Lauryn Hill ha necesitado difundir muy poco material para ser considerada una de las más dotadas autoras y cantantes de nu-soul, el subgénero de hip-hop bailable que ayudó a configurar. Dos discos con los Fugees, el trío con el que debutó a finales del siglo XX, y el álbum The Misseducation of Lauryn Hill, que este año cumple dos décadas, y un desenchufado del que reniega, son la herencia artística de la cantante-compositora y productora, nacida en Nueva Jersey en 1975. Para su desgracia y la nuestra, el currículo de Hill es mucho más profuso en escándalos: desplantes por falta de “energía cósmica positiva” para afrontar conciertos, militancia en un cristianismo evangélico y rancio, una condena de cárcel por evasión de impuestos en 2013... En la que quizá sea su última posibilidad de redención, afronta una gira por Europa y los EE UU para celebrar el vigésimo aniversario de su obra cumbre de 1998. Mientras tanto, su huella brota en las obras de muchos otros creadores. La playlist incluye ejemplos sobrados, desde recientes sorpresas (sampleos de Cardi B y Kanye West), hasta dos de sus temas en el homenaje a Nina Simone que preparó Robert Glasper.

Playlist

1. Cardi B – Be Careful
00:00:10
2. Joss Stone con Lauryn Hill – Music
00:03:39
3. Aretha Franklin – A Rose Is Still a Rose
00:07:15
4. Curtis Mayfield con Lauryn Hill – Here But I’m Gone
00:11:26
5. Quantic y Anita Tijoux – Doo Wop That Thing
00:16:16
6. Santana con Lauryn Hill & Cee-Lo – Do You Like the Way
00:19:52
7. Nas con Lauryn Hill – If I Ruled the World
00:25:38
8. Method Man con Lauryn Hill – Say
00:30:16
9. Drake Vs. Lauryn Hill – Nice for What
00:33:56
10. Kanye West con Syleena Johnson – All Falls Down
00:37:38
11. Lauryn Hill – Feeling Good (Homenaje a Nina Simone)
00:41:09
12. Lauryn Hill – I’ve Got Life (Homenaje a Nina Simone)
00:45:04
13. Lauryn Hill – Neurotic Society (Compulsory Mix)
00:52:19

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