El ciclón antillano
Esta es la vida de Manolo Monterrey. Humor y sabor de un cantante cubano en Caracas.
Todavía en los años 90 se podía ver al cantante cubano Manolo Monterrey en el desaparecido local La Bodeguita del Medio ubicado en Caracas. El guarachero estrella de la Billo’s Caracas Boys se mantuvo activo hasta casi el final de su vida. Solía asistir a las presentaciones muy abrigado. Vestía un gorro de lana y en su cuello aún se podía ver el silbato de fiscal que había utilizado en un antiguo sketch humorístico. En los últimos años sus presentaciones eran breves, pero mantenía el entusiasmo y el carisma que siempre lo caracterizó.
Monterrey había llegado a Caracas más de cincuenta años atrás, el jueves santo de 1939, pero su historia comenzó mucho antes.
En 1932 cuando contaba con 18 años inició su carrera artística en Cuba. Solía cantar junto a su hermano Urbano en el programa radial La Corte Suprema del Arte de la emisora radial CMQ. En la legendaria emisora de La Habana comenzaron interpretando habaneras, valses y canciones de corte romántico.
Su desarrollo artístico en la isla fue breve y pronto decidió probar suerte en Caracas. El 5 de abril de 1939 fue contratado por la firma Osorio & Villegas como parte del cuarteto Las Guarecitas y sus Rancheros. Su hermano Urbano y las cantantes mexicanas Elvira Castilla Herrera y Alicia Reynoso lo acompañaron en esta aventura.
Luego de disolverse este grupo en 1940, inició una gira por el interior del país como guitarrista acompañante de figuras mexicanas como el humorista Chaflán, El Trío Calaveras y el compositor Lorenzo Barcelata. Un año más tarde, el empresario venezolano Ricardo Espina, le dió la oportunidad de cantar jingles comerciales en Radio Libertador. Desde ese momento, desarrolló una importante carrera radial en emisoras como Radio Caracas Radio y Ondas Populares.
Solista por azar
En 1941, el director de orquesta Luis Alfonzo Larrain le dijo que tenía grandes posibilidades en la música si decidía convertirse en solista. Le asignó un nombre artístico definitivo y lo incluyó como vocalista de su banda junto a cantantes como Marco Tulio Maristany, Trino Finol y Elisa Soteldo. Entre 1941 y 1942 realizó sus primeras grabaciones: Que te pasa, Aquí estoy yo y La pelota. Posteriormente dejó la orquesta de Larraín para integrar junto a su compatriota Elio Rubio, el Conjunto Caunabó.
En 1942 creó a instancias de Cuco Menéndez, jefe de publicidad de Radio Caracas Radio, un personaje llamado “El Cronista Pildorín”. Bajo este rol combinó décimas cubanas con críticas de actualidad, en un programa radial conducido por Víctor Saume.
Su habilidad como guitarrista y ejecutor de segundas y terceras voces en armonía, lo llevó a formar a lo largo de la década de los 40 y 50 dúos, tríos y cuartetos como el establecido junto a la pianista y cantante Marucha Henríquez, llamado La Perla y Manolo.
Cantó con el Trio Arcoíris y el Cuarteto Palmolive junto a Ofelia Ramón, Carmen Pareja y Marco Tulio Maristany, interpretando standards de jazz como In the Still of the Night y Night and Day. Para los Carnavales de 1946, Manolo Monterrey ya era solista en la orquesta Rafael Minaya y sus Swing Hits.
El guarachero estrella de la Billo's
En 1947, mientras actuaba en Curaçao, acudió al llamado del bolerista Rafa Galindo para formar parte de la orquesta Billo’s Caracas Boys, agrupación clave dentro de su carrera artística. En la orquesta, Monterrey fue el responsable de innumerables éxitos musicales por espacio de diez años.
Es en la Billo’s donde realmente su carrera se eleva a otro nivel. En esta etapa valiéndose de su swing cubano aborda a su estilo guarachas de Ñico Saquito, aires españoles y composiciones del propio Billo Frómeta.
Eran los años de las revistas cómicas musicales Fiesta Fabulosa y A Gozar Muchachos. En estos programas radiales demostraba su gracia natural al lado de humoristas venezolanos como Roberto Hernández, Charles Barry y María Teresa Acosta.
Adiós a la Billo's
En 1957 la orquesta de Billo Frómeta se disuelve por problemas de orden sindical. Por esta razón forma junto a su compañero Rafa Galindo la agrupación Los Guaracheros de Manolo. En aquella época nacieron los hits radiales: Los viejitos si soplan y El baión de Madrid.
La ausencia de la orquesta de Billo Frómeta en el ambiente musical venezolano propició en 1958 la creación, por parte de la casa disquera Discomoda, del proyecto Orquesta Sans Souci, como homenaje a uno de los clubes más importantes de los años 40. El Sans Souci se encontraba ubicado en Caracas entre las esquinas de Cují y Salvador León.
Esta orquesta contó con los cantantes clave de la vieja Billo’s: Víctor Pérez, Rafa Galindo, Alci Sánchez y Manolo Monterrey. En esta época también publicó álbumes como solista, entre los que se encuentran El Ciclón Antillano, A Gozar Muchachos y Dímelo.
A partir de 1959 integra por una breve temporada la orquesta de Chucho Sanoja, donde comparte roles con Chico Sensación Salas y el cantante cubano Kiko Mendive. Con ellos grabó los temas Controversia, Fin de semana, En el mes de mayo y Seis perlas cubanas.
En diciembre de 1960 publicó como solista un nuevo álbum, El Cheveresón. Para al año siguiente integra la orquesta Los Peniquitos, agrupación exclusiva del club social Los Cortijos, junto a Adda Vizuet y nuevamente Chico Salas.
Bienvenido a Los Melódicos
En 1961 sustituyó al cantante Niro Keller en la orquesta Los Melódicos. Formó equipo con otros destacados intérpretes: Rafa Pérez, Willy Quintero, su viejo compañero Rafa Galindo, Lee Palmer, Cherry Navarro y Óscar Santana.
En esta orquesta formó parte de un dúo efervescente junto a su compatriota Emilita Dago. Causaron sensación gracias a temas como La manzana de la discordia, Controversia y El veneno de los hombres. De esa etapa, también destaca su éxito radial El pompo.
En 1969 Manolo Monterrey formó junto a Freddy Coronado, Stelio Bosch Cabrujas, José Pepe Molina y Oscar Santana, músicos disidentes de Los Melódicos, la agrupación Los Armónicos, que alternó con El Gran Combo de Puerto Rico en su primera visita a Venezuela en noviembre de 1969.
Monterrey por aquellos años se dedicó a actuar en calidad de solista en sitios nocturnos y espacios televisivos como El Tiempo es Oro junto al animador Henry Altuve, representando nuevamente a su antiguo personaje El Cronista Pildorín. Para 1975, Manolo entró nuevamente a las filas de Los Melódicos. De esta etapa destacan éxitos de su autoría como El arca de Noé y La picazón.
En su larga carrera artística, Manolo Monterrey destacó también como un hábil compositor de temas bailables y jocosos: Te caigo a tiros (grabado por Luisin Landaez y la orquesta de Luis Alfonzo Larraín), Un autógrafo Emilita (grabado por Emilita Dago y Los Melódicos), y Se murió Camilo (grabado en su voz junto a la Billo’s Caracas Boys), entre otros.
Sin embargo, no hay duda que su impronta en la música popular latinoamericana está marcada por su forma de interpretar, su gran sentido del humor y su camaleónica personalidad.