Andy García recuerda a Cachao, su amigo y héroe musical
Con motivo del centenario del nacimiento de Cachao, entrevistamos al actor, quien también nos prepara una playlist.
El actor Andy García recuerda con nostalgia cuando iba a escuchar música al bar del Crossway Airport Inn de Miami, siendo aún muy jovencito. Corrían los años ochenta, y el decadente cocktail lounge de ese hotel insulso era un punto de encuentro obligado para los amantes de la música latina; un secreto a voces. En esa época, Miami era más conocida por sus vicios que por la música cubana, y aquel hotel venido a menos en el 1850 de LeJeune Road era en una especie de purgatorio para grandes músicos cubanos, antes estrellas en la isla y ahora oscurecidos por la sombra del exilio. Entre ellos estaba el bajista Israel “Cachao” López.
Antes de saltar a la fama en películas como El Padrino III o Ocean’s Eleven, García, quien nació en La Habana y de pequeño se mudó con su familia a Miami, iba a ver a Cachao descargando con WalPaTaCa, el grupo ochentero de breve vida que el bajista formó con el batería Walfredo de los Reyes Jr., el pianista Paquito Hechavarría y el conguero Tany Gil.
“Jaco Pastorius venía y se ponía delante de él para verlo tocar”, recuerda García en entrevista telefónica sobre las actuaciones de Cachao tocando con los salseros miamenses Hansel y Raúl.
Ya se ha convertido en leyenda como Cachao, un pionero del mambo y la descarga cubana, una vez exiliado en Estados Unidos pasó desapercibido, tocando durante décadas en bodas, Bar Mitzvahs y en sitios como el Crossway.
“Cachao no fue una persona interesada en promocionarse,” dice García. “No hablaba inglés y su personalidad fue más de un genio humilde. No estaba bien organizado en términos del ‘negocio’ de Cachao.”
Como ejemplo, García apunta a Chanchullo, el tema de Cachao que fue adaptado por Tito Puente para su Oye como va, llevado por el mundo por Santana.
“Una vez le pregunté como se sentía que Oye como va fuese inspirado por Chanchullo y nunca hubiera recibido nada de crédito de Tito Puente,” recuerda García. “Se encogió de hombros y me dijo, ‘Bueno, tú sabes como son los muchachos’.” (Años después, su Social Club Buena Vista sería usado como el tema titular del Buena Vista Social Club de Ry Cooder. El crédito por la canción fue para el pianista Rubén González, aunque Cachao registró la canción con Peer International en 1940. Esa vez, amigos de Cachao reclamaron sus derechos editoriales.)
Fue García mismo quién cambió el rumbo del hombre que llama “su héroe músical” con un concierto de regreso en 1992.
“Cuando busqué a la gente para producir el concierto conmigo, no sabían quién era Cachao,” comenta García. “Y yo dije, por eso vamos a hacer el concierto, para decirle a la gente quién es Cachao. Ha estado viviendo aquí delante de sus narices.”
El exitoso concierto fue filmado para un aclamado documental, Cachao, como su ritmo no hay dos dirigido por el propio García en 1993. Después, García involucró a su amigo Emilio Estefan y produjo el primero de sus cuatro discos con el maestro (Master Sessions Vol. 1). El retorno internacional de Cachao empezó cuando tenía 74 años, y siguió grabando y tocando en los mejores escenarios del mundo hasta su muerte en 2008.
“Yo fui el mensajero,” dice García ahora. “Díos me mandó y dijo, ‘hey, cuida a ese tipo y sácalo por ahí’. Y cuando la gente le veía y entendía quién era, decían, ‘pues claro que sí’. Es uno de los innovadores más importantes del sonido cubano y uno de los padres del mambo.”
García recuerda como Cachao mismo le explicaba que: “Pérez Prado era el rey del mambo de lejos, pero mi hermano [Orestes] y yo fuimos los creadores.’”, dice. “Y esa es la verdad, es la realidad.”
García quedó prendado de la música de Cachao cuando tenía 16 años. Entró en la tienda de discos Do Re Mi de Miami y vio un disco “con una foto de unos tipos locos en la portada.” Era el álbum de descargas de Cachao del sello Panart, grabado en los años 50 en La Habana.
“Lo llevé a casa y lo escuché,” recuerda. “Volví a la tienda el próximo día y dije, ‘dame todo lo que tienes de Cachao’.”
“Su música hizo una conexión conmigo,” dice, pensativo. “Algo que Cachao me comentaba mucho después era sobretodo el preservar las tradiciones de la música. Fue su mayor deseo. Es lo que he intentado hacer, lo que todos intentamos hacer.”