La Billo’s cubana
Hubo un tiempo en que Billo hizo de Cuba su centro de operaciones. Una historia oculta que sale a La Luz.
Luis María Frómeta Pereira Billo llegó a Venezuela junto a un grupo de músicos dominicanos el 31 de diciembre de 1937. Debutó en el Roof Garden de la esquina La Torre en Caracas. Tres años después, su orquesta Billo’s Happy Boys había cambiado definitivamente su nombre por el de Billo’s Caracas Boys. Durante veinte años la agrupación musical se mantuvo activa, llenó de ritmos alegres a toda Venezuela con voces como las del Negrito Chapuseaux, Víctor Pérez, Rafa Galindo, Manolo Monterrey y Alci Sánchez. Sin embargo, entre 1959 y parte de 1960, Billo hizo de Cuba su centro de operaciones conformando su orquesta en aquella isla del Caribe con músicos cubanos.
Veto sindical
En febrero de 1958, la Asociación Musical del Distrito Federal en Caracas impuso un veto sindical a Billo Frómeta debido a la contratación inconsulta del saxofonista dominicano Sócrates De León. La sanción le prohibía realizar cualquier actividad musical dentro de las fronteras venezolanas.
Para ese momento, el productor Johnny Quirós, dueño del sello discográfico Sonus le ofreció al músico dominicano hacer grabaciones en La Habana. Le propuso llevar también al cantante venezolano Víctor Piñero para grabar allí. Frómeta aceptó. La emisora radial CMQ tenía el mejor estudio de grabación y su técnico estrella, Medardo Montero, reclutó a los mejores ejecutantes de la Orquesta Sinfónica de Cuba para realizar el primer álbum discográfico.
Los arreglos musicales de Billo funcionaron muy bien hasta el momento de grabar un merengue dominicano, un ritmo que no veían con muy buenos ojos los músicos cubanos: “nunca olvidaré el momento en que grabamos el merengue ‘La rigola’. Se ensayaba una y otra vez. Billo no quedaba satisfecho con la sonoridad de la orquesta. En cierto momento manifestó su inconformidad aludiendo un problema de afinación. Al instante, se levantó un mulato de dos metros de estatura y le dijo que eso era imposible porque estaba al frente de los mejores instrumentistas de Cuba. Billo le respondió que él estaba acostumbrado a grabar con músicos de formación popular y es entonces cuando el mulato se dirigió a toda la banda y les dijo: ‘Ya sé muchachos: ¡vamos a tocar gallego!’ ¡Y así fue como salió la grabación! También hubo problemas con el cubano que ejecutaba la tambora dominicana. Medardo lo sustituyó por un dominicano y santo remedio” me refirió en una entrevista personal el productor Johnny Quiroz el 5 de septiembre de 2008.
En esa etapa cubana, Billo se sirvió de la participaron músicos de la talla de Nilo Argudin, Marco Urbay, Andrés Castro, José Gundin, Antonio Linares, Amado Valdés, Oswaldo Peñalver, Jesús Caunedo, Carlos Rodríguez, Oswaldo Urrutia, Candita Vásquez, Rafael Ferrer, Francisco Bejarano, Enrique Hernández, Carlos Díaz y Alfredo León, entre otros. Una mención especial merecen los pianistas Francisco Echevarría y un jovencísimo Chucho Valdés, quien le sirvió de copista y pianista en algunas grabaciones.
El disco fue un éxito en Venezuela, Miguel Ángel Piña del sello Palacio de la Música compró treinta mil copias. Carlos Birdermann del sello Venevox compró veinticinco mil. El álbum Carnaval con Billo, publicado en febrero de 1959, vendió casi cien mil copias.
Evocación en Cuba
Para un segundo álbum en Cuba, Johnny Quirós hizo el intento de grabar con el dominicano Alci Sánchez, pero debido a un desencuentro entre el cantante y el director, no se logró concretar: Johnny me contrató como artista exclusivo para hacer una grabación en La Habana porque salía más barato. Me ofreció llevar al maestro Billo, le dije que para mí era un orgullo que nos acompañara. Le entregué todos los arreglos al maestro y me pagaron. Me sentía seguro. Pero entre los dos me tendieron una trampa. Se marcharon a Cuba sin avisarme y contrataron a Alberto Beltrán para que me sustituyera, contó Sánchez a Johnny Villarroel de El Nacional en 1985. A partir de ese hecho, las grabaciones en La Habana se dieron bajo la coordinación y producción de Carlos Birdermann, sustituyendo a Alci Sánchez por otro coterráneo de Billo: Alberto Beltrán
Evocación, el disco grabado con Beltrán se publicó en mayo de 1959. A Billo siempre le impactó la voz de su paisano. Lo conoció antes de su fama, desde la época de juventud cuando Alberto fungía como pregonero ambulante en República Dominicana y Frómeta cursaba estudios de secundaria.
Aunque Cuba seguía siendo el centro de operaciones de Billo Frómeta, ese año también realizó grabaciones con el tenor venezolano Alfredo Sadel para la casa Capitol de Hollywood y también en los estudios Beltone de Nueva York con dos amigos de la infancia: el pianista Francisco Simó Damirón y el cantante Ernesto Negrito Chapuseaux. De regreso en Cuba grabó con el cubano Carlos Díaz parte de la producción discográfica de La Lisa de Maracaibo, álbum publicado en septiembre de 1959.
A los pocos meses, se sirvió del cantante Pío Leyva. El primer álbum que hicieron se situó Navidad con Billo y fue publicado en noviembre de 1959: lo conocí porque él fue a hacer una grabación en La Habana con Nelo Sosa, y un amigo mío habló con Billo para hacer una prueba conmigo, me refirió Leyva en agosto de 2000.
Para 1959 Birdermann había nombrado a Frómeta director artístico de Venevox, lo que le permitió llevar a Cuba a muchos artistas venezolanos, entre los que destacan: Héctor Murga, Mario Suárez, Olga Teresa Machado, Adilia Castillo y Magdalena Sánchez.
Despedida cubana
El 12 de febrero de 1960, Billo solicitó en Caracas la reconsideración de su expulsión en la Asociación Musical. Expresó no tener orquesta ni haber realizado grabaciones ni presentaciones en Radio y TV dentro de las fronteras nacionales. Sin embargo, siguió trabajando en Cuba hasta el levantamiento del veto en ese mismo año. En marzo de 1960 se publicó Oyendo a Billo, el último álbum de esta etapa cubana.
La Billo’s cubana nunca hizo presentaciones públicas. Sin embargo, le brindó la oportunidad al músico dominicano de hacer sus primeros discos de larga duración y mantener su presencia en el mercado discográfico con una particular sonoridad, que dejó una referencial lista de grabaciones hechas con tecnología punta en la Cuba de 1959.
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3 comentarios
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Extraordinaria época de la Billos, cuatro números de Víctor Piñero que son unas joyitas musicales. Un gran aporte musical de fines de los 50.
Extraordinario..!! Gracias por compartir ese catálogo musical !!!
Excelente recopilación, muy buenos los comentarios