La vida desconocida de Joe Eula
Fue uno de los grandes ilustradores de carátulas de todos los tiempos y Gladys Palmera guarda parte de su obra magnífica. Este es un recuerdo de una vida asombrosa.
En la sala donde está el archivo de Izzy Sanabria, que hace parte de Colección Gladys Palmera, hemos creado un espacio para destacar el trabajo de un diseñador de carátulas que trabajó con él, Joe Eula, cuya fascinante historia queremos compartir.
Joseph Eula nació el 16 de enero de 1925 en Norwalk, Connecticut. Su padre murió siendo él niño y su madre lo crió junto a sus tres hermanos de forma modesta. Tras terminar la escuela secundaria se alistó en el Ejército de Estados Unidos, siendo destinado a la 10ª División de Montaña que combatió en la campaña de Italia durante la Segunda Guerra Mundial. Al volver del frente le concedieron la Estrella de Bronce.
No estudió la carrera de arte, aunque si hizo cursos, pues según decía, no le alcanzaba el dinero para más. Esos estudios los hizo en la Art Students League de Manhattan, y siendo estudiante ya colaboraba con revistas como Town & Country, y pequeñas ilustraciones para la tienda de ropa Saks Fifth Avenue. Allí fue que conoció a la crítica de moda Eugenia Sheppard, cuya columna especializada se publicaba en más de 80 diarios de Estados Unidos.
Sheppard fue un personaje ineludible en la historia de la moda, porque su voz era temible y su opinión podía destrozar proyectos. Cuando falleció varios años más tarde, Andy Warhol, con su peculiar humor, dijo: El día comenzó con Eugenia Sheppard muriendo de cáncer. Ella inventó la moda y los chismes juntos.
Con Sheppard comenzó a asistir a desfiles, pases de modistos y festivales de colecciones en Nueva York y en Paris. En un tiempo en que la fotografía de moda aún era reservada sólo para los grandes eventos, Eula lo dibujaba todo, traje por traje, como un reportero ilustrador, o mejor, como un dibujante del Departamento de Justicia ya que en los juicios no dejan entrar fotógrafos.
Debido a ello trabó amistad con genios del diseño de moda como Yves Saint Laurent, con editores que recibieron encantados sus obras para publicarlas en medios más importantes como New York Times o Harper’s Bazaar. Una carrera en el mundo de la moda que lo llevaría al estrellato.
Pero hubo un Joe Eula más cercano a la música. No se sabe quien de los dos dio el primer paso, pero su encuentro con el fotógrafo Milton H. Greene fue decisivo para su relación con el jazz y la noche neoyorquina.
Greene era un fotógrafo excepcional, uno de los mejores que recuerde la historia. Muy amigo de un Bon-Vivant como Sammy Davis Jr., frecuentaba todos los clubes de jazz y mambo de Manhattan, y se saludaba con Bobby Darin en el Copacabana, Art Blakey en el Village Gate, Dizzy Gillespie en el Onix Club, Miles Davis en el Birdland o Tito Puente en el Palladium.
Como Greene hacía carátulas para la Brunswick y la MGM, Eula comenzó a hacerlo también, pero como artista integral: fotógrafo, diseñador e ilustrador.
Su primera carátula fue para el sello californiano New Sound en 1956. Fue un trabajo que ilustró el disco Lea Me Love You, de Portia Nelson, la actriz y cantante estadounidense, famosa por su tono de soprano y su dicción. Luego haría una serie de trabajos para ello ABC-Paramount, entre los que se destacan:
The Axidentals With The Kai Winding Trombones, como fotógrafo. Dave Lambert, Jon Hendricks & Annie Ross – Sing A Song Of Basie, como fotógrafo y diseñador. George Sanders – The George Sanders Touch. Songs For The Lovely Lady, como fotógrafo e ilustrador.
En ABC-Paramount siempre trabajó de la mano del productor Creed Taylor y coincidió con grandes del periodismo musical como Stanley Dance, quien escribía para el Herald Tribune; y magníficos ingenieros de sonido como Irv Greenbaum, años después imprescindible en las grabaciones de los discos de Fania Records.
En 1960 Eula sería contratado por Teo Macero, productor de Columbia Records para ilustrar una de las obras capitales de la música moderna, el trabajo de Miles Davis con una gran orquesta dirigida por Gil Evans, Sketches of Spain. La importancia de la obra, ganadora del Grammy en 1961, no tiene discusión. Downbeat Magazine dijo de esta: Si va a haber un nuevo jazz, una forma de lo que vendrá, entonces este es el comienzo.
Y si Eula se hizo famoso por Davis (le confeccionó su clásico traje negro), Greene lo hizo por ser amigo íntimo de Marilyn Monroe. Greene es el autor de retratos icónicos de artistas de la moda, del cine y de la música, pero nada lo dio a conocer más que el hecho de ser el fotógrafo de cabecera de Marilyn. Sin embargo, como bien se sabe, los últimos años de la actriz fue una espiral de dificultades y enfrentamientos con todos los que la rodeaban, incluido Greene y su inseparable Eula.
Joshua Greene, el hijo del fotógrafo (llamado en realidad Milton Hawthorne Greengold), recuerda a Eula como: un segundo padre para mí. Y tanto es así que vivieron juntos. Eula era soltero y no tenía pareja estable. Greene estaba casado con la modelo Amy Franco y tenía dos hijos. Y aún así compartieron apartamento en Manhattan durante varios años. Fue la época de mayor esplendor para ambos.
Al vivir juntos, su apartamento era un lugar por el que pasaba todo el jet-set de Nueva York, y además era el estudio donde ambos hacían sesiones de fotografía y pintura para LIFE. Es famoso el retrato de Barbra Streisand a propósito del musical Funny Girl de mayo de 1964 o el de Faye Dunaway personificando a la protagonista de la cinta Bonnie and Clyde en febrero de 1968.
No fue extraño que Eula experimentara más allá de sus labores para Vogue y Harper’s Bazaar. Ilustró la cartelería que promocionó a Liza Minelli en Broadway, los posters que anunciaban los shows de las Supremes, y hasta se atrevió a dar un salto hacia la escenografía y dirigir un especial de televisión para Lauren Bacall. Un hombre que valía para todo y que como anotó el New York Times en su obituario, su vida estuvo llena de las intersecciones fortuitas que parecían caracterizar a Nueva York.
Compartir apartamento con Milton H. Greene, sin embargo, funcionó hasta que su sociedad para la revista LIFE dejó de funcionar. El suicidio de Marilyn (al menos oficialmente) deprimió al fotógrafo y Eula se alejó, dedicándose al teatro.
En Broadway trabajó como diseñador de escenarios y vestuarios. En 1970 ganó un Premio Tony por la obra Private Lives, estuvo en Got Tu Go Disco en 1979 junto a Irene Cara y Willie Rosario (un homónimo del músico puertorriqueño), y con Aznavour en 1983. Y también hizo el logotipo del club Cheetah, propiedad de Olivier Coquelin, ubicado en Broadway con calle 54 (muy cerca de su casa). A la vuelta de tres años el Cheetah se convertiría por obra y gracia de Ralph Mercado en epicentro del baile latino, y por cuenta de la Fania All Stars en el escenario donde la salsa se convirtió en la música del Caribe urbano.
Es indudable que un hombre de su talento no podía seguir siendo independiente ante las altas esferas de la moda, donde lo veían como un genio, pero lo notaban distante debido a su pasión por el espectáculo teatral. Así que tras diseñar decorados y vestuario para las obras Dances at a Gathering y The Goldberg Variations, del Jerome Robbins New York City Ballet, Eula aceptó trabajar con Roy Halston.
El nombre de Halston ha vuelto al primer plano por la serie de Netflix del mismo nombre, protagonizada por Ewan McGregor. Roy Halston Frowick fue uno de los grandes diseñadores de moda de la historia de Estados Unidos. A él se le atribuye el minimalismo moderno, el uso del chachemir y el estilo urbano de la mujer. El vistió a Jackie Kennedy, Elizabeth Taylor, Martha Graham o Bianca Jagger. Su empresa, Halston Enterprise Inc., fichó a Eula como consultor de director de arte creativo en 1971.
Joe Pittu (famoso por House of Cards) interpreta a Joe Eula en la serie de Netflix. Es el hombre de bigote que le susurra al oido a Halston mientras hace diseños para Chanel, Dior, Givenchy o Versace. Un cerebro, un conseglieri si se quiere.
Famosas fueron sus soluciones para momentos difíciles como la presentación de cinco modistos franceses en Versalles, cuando pintó una Torre Eiffel ante la falta de cortinas. Y famosos fueron los escándalos y salidas de tono de Halston que al final acabaron todo.
La relación con Halston no fue fácil porque Halston no era nada fácil. El paso de diseños exclusivos a vestidos en serie para cadenas de tiendas de ropa, precipitaron la quiebra del diseñador y la separación de Eula en 1980. Halston, afectado por el sida, murió en San Francisco en 1990.
Fue hacia 1981 que Jerry Masucci entró en contacto con él. Fania Records había entrado en una nueva dinámica en los años 80, donde la ilustración predominaba por encima de las fotografías, justo lo contrario de como comenzaba a avanzar el mundo. Eula hizo arte de un grupo de ilustradores que le dieron brillo a los últimos años de la compañía, donde también destacaban Gabriel Molano y Rick Rickey Gaskins.
Su trabajo para la carátula del llamado “álbum blanco” de Eddie Palmieri fue excepcional. Fijándose en el minimalismo con que había asumido otros discos del pianista el diseñador Ely Besalel, Eula pintó un piano solitario con una sombra alargada en la esquina inferior izquierda de un lienzo en blanco. En la esquina diagonal colocó el nombre del artista. No hacía falta más. El disco salió bajo el sello Bárbaro, filial de Fania, y musicalmente sólo se puede decir que es una obra maestra.
Al año siguiente hizo la carátula de la banda sonora de la película de Masucci, The Last Fight. Bueno, Masucci fue el productor y Fred Williamson el director de una apuesta cinematográfica de Fania en la que aparecían nombre que serían famosos después como Tony Sirico (Los Soprano), o ya lo eran en otras disciplinas como Salvador Sánchez (campeón mundial del peso pluma, que falleció después del rodaje). La pintura de Eula se basó en la icónica imagen de Cassius Clay (Muhammad Ali) derrotando a Sonny Liston en 1964. La imagen ilustró con un efecto de foco de escenario el disco de Willie Colón y Rubén Blades con la música de fondo de la película.
Durante un tiempo Masucci lo llamó eventualmente para diferentes obras y cuando el productor se fue a vivir a Argentina, dejando a su gerente, Víctor Gallo, al frente de todo, este hizo lo mismo. El trabajo más importante para Fania lo hizo, sin embargo, en 1994 con motivo de la celebración de los 30 años de la compañía.
Fue todo un éxito y eso determinó que hicieran lo mismo con los artistas más emblemáticos de la compañía. Eula haría entonces las carátulas de los recopilatorios de Celia Cruz, Tito Puente, Héctor Lavoe, Ismael Rivera y Roberto Roena. El proyecto se detuvo con la muerte de Masucci en 1997, pero varios de los bocetos que hizo para futuros discos (como el de Eddie Palmieri) reposan en Colección Gladys Palmera.
Eula vivía en la calle 54 entre 5 y 6 Avenidas de Manhattan. Vivía del dibujo cuando el arte de dibujar moda estaba pasando poco a poco de moda, nunca mejor dicho. En los años 90 todo era fotografía, aunque él seguía empeñado de mostrar su arte de todas las formas posibles. Eso si, era descarnado en sus declaraciones: La fotografía es una fuente de manipulación para sacar a estas personas el trasero. Y aunque había estado detrás de la cámara, no la necesitaba. Tenía memoria fotográfica en especial para los trajes. La cámara no tiene esa capacidad de imaginación que tiene mi lápiz. Yo puedo improvisar y poner algo allí que no estaba. La cámara no.
Mis dibujos le dan fuerza, le dan patetismo, le dan una especie de cosa que falta, le dan vida, le dan, you know, energía, solía decir. Y sus comentarios desataban la furia del encorsetado universo de la moda.
Joe Eula falleció en en Kingston, estado de Nueva York, el 27 de octubre de 2004, a la edad de 79 años. Tenía cáncer y estaba con quimioterapia, pero una mala reacción desencadenó una neumonía fatal. Tras su muerte, alguien resumió su arte de la siguiente manera: La velocidad y el don para la improvisación combinados con la alegría de vivir caracterizaron la vida del señor Eula. No era diseñador, pero tenía un criterio y un talento en los que confiaban los mejores diseñadores.