Iris Apfel

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 Iris Apfel es, a sus 100 años, la chica más “cool” de Manhattan. Con sus extraordinarias gafas de gran tamaño -pilladas a Le Corbusier -y que son una de sus señas de identidad, ella nos dice que puede mirar indiferente al mundo. Y con gran sentido del humor se denomina “geriátrica fashion”.

Iris es la más, la radical-chic, la que se atreve con todo. Es una celebración de estilo personal, como expresión única de personalidad. Los collares y brazaletes excesivos, apilados sobre ella y a punto de derrumbarla, son otra brillante manera de mostrar su forma de ser. Colorista y colorida declara: “ninguna cantidad de dinero puede comprar lo que es el estilo”. Ser elegante no tiene nada que ver con el estilo, el riesgo de ser como quieres ser, es difícil pero por lo menos tú quedas satisfecha.

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Icono de la moda a lo largo de casi un siglo fue decoradora de la Casa Blanca. Todo un personaje de la sociedad neoyorquina, ilumina cada lugar en el que entra. Desde su sabiduría y edad declara: «cualquiera que me quiera puede encontrarme por teléfono. El correo electrónico y los móviles solo han hecho torpe y aburrida a la gente joven. Ya no saben cómo hablar y comunicarse».

A Iris Apfel la gran fama le llegó a los 84 años tras haber sido objetivo de una gran exposición en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York en 2005 (Iris Apfel: rara avis). Allí se podían ver más de 80 trajes de su peculiar colección de moda en la que hay piezas de Dior, Dolce & Gabbana, Nina Ricci, Geoffrey Beene, Lanvin, etc. Su estilo, sin embargo, rompió moldes mucho tiempo atrás, cuando con su peculiar gusto demostró que la moda era intuición y que combinar piezas de diseño con ropa de mercadillo no solo estaba permitido, sino que era una forma de triunfar haciendo caso omiso de los estereotipos.

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La exquisita firma de textiles y diseño interior que creó junto a su marido Carl, le llevó a tener clientes como Greta Garbo, Patricia Nixon y Estée Lauder y a decorar la Casa Blanca para nueve presidentes, desde Harry S. Truman hasta Bill Clinton.

Debes afinar tu ojo. No es algo que viene por naturaleza. Todo lo que vale la pena en la vida tiene un precio que hay que pagar. Es el consejo de esta mujer que después de verla en varias revistas, se ha convertido en otra de mi santoral: por rara entre las raras, e icono de las revistas más modernas. En Gladys Palmera le dedicamos “ se vive solamente una vez”.

 

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