Las cien vidas de René Touzet
Fue uno de los músicos cubanos más importantes de la historia. Estas son las huellas imborrables de su legado.
Son pocas las etapas de la música cubana en las que no surja el nombre de René Touzet. En los años 30 y 40, cuando las big-bands estaban de moda y el Gran Casino de La Habana era uno de los sitios más selectos y exclusivos –para el público asistente y para los músicos contratados–, René Touzet dirigía allí su orquesta de dieciséis músicos. Lo mismo hacía en el cabaret Montmartre, uno de los tres grandes de la capital cubana, de la cual muy joven llegaría a ser director. Su orquesta de entonces incluía a músicos que serían también legendarios como Arturo Chico O’Farrill en la trompeta, Armando Romeu, Pedro Vila, Rafael Quesada, El Cabito, y Hugo Yera en los saxos, Isidro Pérez Isito en la guitarra, Alberto Jiménez Rebollar en la batería, y René Márquez como cantante, entre otros.
A esas alturas ya había escrito sus primeras composiciones: a los veinte años crea Has dudado de mí, su primer bolero que alcanza popularidad, y el mundialmente difundido No te importe saber (contaba que lo había compuesto mientras viajaba en un tranvía habanero en 1937). Son sus primeros boleros, que eran diferentes a los que hasta ese momento se hacían, en los que no sólo emplea armonías más modernas, sino que sus textos proyectan una riqueza muy superior y un indudable buen gusto.
Con veintiocho años y estos logros, debió parecerle que ya había alcanzado todas las posibilidades que le brindaba su propio país y decide en 1944 viajar a Estados Unidos a probar fortuna. Se enrola en la orquesta del catalán Enric Madriguera y con ella llega a Hollywood. Al año siguiente ya dirige su propia orquesta en el Ciro’s. En 1946 dirige la orquesta del salón Avedon en Los Ángeles, contrata a Jackie Mills, quien influye en Touzet para ir cambiando el mood de la orquesta, incorporando músicos estadounidenses amigos suyos que estaban en la vanguardia del jazz, como Art Pepper, Pete Candoli, Bob Cooper y otros. El jazz no le era ajeno, pues entonces en La Habana para las numerosas big bands que proliferaban, era obligado tocar desde ragtime hasta swing en los cabarets, clubes y salones de baile.
Por ese tiempo trabaja como arreglista, compositor y pianista para Xavier Cugat, Carlos Molina, Desi Arnaz y, en particular, con Stan Kenton. El cubano estará presente en las próximas innovaciones de Stan. Cuando el 6 de diciembre de 1947 Kenton y su banda entran en el RKO Pathé Studios, en Nueva York, para realizar la histórica grabación de El Manisero, uno de los músicos con los que reforzó la sección rítmica (José Buyú Mangual en los timbales, Carlos Vidal Bolado en la tumbadora y Machito en las maracas) fue René Touzet. Kenton estaba fascinado por la música cubana y su grabación de El Manisero marcó un hito en la historia del jazz.
Durante los años 50, Touzet se mantiene a medio camino entre Estados Unidos y Cuba, con una febril actividad que incluye, en Nueva York, una nueva faceta: la de asesor musical y orquestador para Peer International Music Publisher, la mayor editorial de música de Estados Unidos, donde trabaja de 1952 a 1958. Además actúa en directo y dirige las formaciones que crea para acompañar en grabaciones a solistas de diversas procedencias. En Nueva York respalda en grabaciones, principalmente para los sellos Victor y Seeco, a Reinaldo Henríquez, Armando Ruiz Araújo, Manuel Astudillo, Tony Pizarro, Elisa Miranda, Esthercita Forero, Ruth Fernández, Irene Valencia, Carlos Valadez, Carmen Delia Dipiní, y años después a Frank Souffront y a Julio Flores. Es su conjunto el que acompaña a la boricua Myrta Silva cuando graba en La Habana cerca de diez temas (guarachas y boleros) para el sello Victor.
En 1954 graba en Nueva York para la RCA Victor su notable LP Dinner in Havana, un disco instrumental con orquesta de cuerdas y vientos que recorre el repertorio cubano más clásico con obras de Ernesto Lecuona, Gonzalo Roig, Osvaldo Farrés, Eliseo Grenet, Miguel Matamoros, José White, Enrique Jorrín y otros. Por estos años se vincula con el productor Gene Norman, quien acababa de fundar en Los Ángeles su sello GNP (Gene Norman Presents). Con él registra en 1956 el LP de 10” Rene Touzet & His Orchestra, el primero de una larga saga de producciones del cubano para esta marca, que reaccionaba a un hecho incuestionable: René Touzet y su orquesta llevan a la Costa Oeste la música bailable cubana y reinará en esa zona por muchos años desde mediados de los 50 hasta bien avanzados los 60, llevando los sonidos caribeños a todo lo largo de la West Coast.
GNP era un sello independiente, a la caza de lo mejor y más novedoso que sonaba en la Costa Oeste. La orquesta de René Touzet era considerada por muchos la más popular de Los Ángeles, y la primera orquesta de música netamente cubana, surgida en California, antes de la aparición de la salsa en Nueva York, por lo que podría considerarse uno de sus antecedentes en la Costa Oeste. Touzet llevó hasta allí los ritmos de moda: el mambo y el chachachá, y luego ya en los sesenta, el bossa-nova y la pachanga. Convocó a buenos soneros como Carlos Montiel y Juan Cheda; los saxofonistas José Chombo Silva y Rubén León; o el trompetista Anthony Tony Terrán. Por su banda desfilaron los mejores percusionistas de la Costa Oeste: Willie Bobo, Mongo Santamaría, Francisco Aguabella y el propio Carlos Vidal, quien no sólo estuvo en la percusión, sino también puso voz a algunos de los más rotundos temas del repertorio de la orquesta.
La sección de percusión de la orquesta de René Touzet de aquellos años contribuyó sin duda al sello que la caracterizó dentro del llamado west coast style en los géneros latinos. Con la ciudad de Los Ángeles como base de arraigo, Touzet recorrió prácticamente todo el estado californiano, presentándose en numerosos nightclubs, salas de baile, emisoras radiales y canales de televisión. Importantes escenarios como el Crescendo, el Ciro’s y el Hollywood Palladium, por sólo citar algunos, acogieron las presentaciones en vivo de Touzet y su banda para promocionar los discos grabados, en su mayoría, con el sello GNP/Crescendo Records.
Touzet contribuyó mucho a la asimilación del cha cha chá y luego la pachanga, a partir de claves reconocibles por el público norteamericano con versiones de temas que les eran conocidos como Night and Day, Love for Sale, Caravan o Begin The Beguine, y de standars latinos como Lisboa antigua, Mambo Inn o September Song. Para marcar su vocación hacia el nuevo ritmo, cambió por un tiempo el nombre de su orquesta a René Touzet and the Cha Cha Rhythm Boys. Con su orquesta marcó toda una época en el Crescendo Club, propiedad también de Gene Norman, quien solía utilizar la banda del cubano como anfitriona y acompañante de muchos de los músicos que contrató. En la práctica, era la banda oficial del sello GNP-Crescendo.
Touzet grabó la mayoría de sus LPs con los sellos de Gene Norman: en 1957 graba Cha cha cha for lovers; en 1959 Mr. Cha cha cha y Rene Touzet at the Crescendo; en 1960 publicaría Touzet too much; en 1961, el año en que suma a la fiebre de la pachanga, Timeless Ones a la Touzet; La Pachanga; Pachanga diferente. En 1962 el sello cambia de nombre, ahora es GNP-Crescendo y Touzet registra también varios LP: Greatest Latin Hits; Touzet Goes to the Movies; y en 1963 Bossa Nova (Brazil to Hollywood) y The Best of Rene Touzet.
Memorable y particularmente significativa es la interpretación de El loco, cha cha chá de Rosendo Ruiz Quevedo, por la orquesta de Touzet y con Carlos Vidal en la voz principal, que llegó a hacer furor por aquellos años, grabada en 1957 en el LP From Broadway to Havana. A propósito del éxito de El loco, el famoso compositor e intérprete afroamericano de rock-and-roll, Richard Berry reconoció la influencia de este tema en la creación de una de sus composiciones más famosas: Louie Louie. En el libro The Fifties in America, su autor John C. Super señala: La inspiración y el impulso para crear “Louie Louie” vino de la canción “El loco cha cha cha” que interpretaba René Touzet. Richard Berry hizo la letra, que contaba, en primera persona, la historia de un pescador jamaicano, de regreso a la isla donde lo esperaba su mujer, quien lo contaba al bartender que después le serviría su trago… En 1956, Louie Louie se convirtió en un gran éxito local en la Costa Oeste. Años más tarde, The Kingsmen realizan una versión de este tema, que lo catapultó al éxito a nivel nacional, hasta convertirlo en uno de los temas clásicos del rock-and-roll de los años 50.
A partir de 1957 Touzet conquistó por cuatro años consecutivos en Los Ángeles el Disco de Oro, reconocimiento a los músicos latinos. Ese año vuelve a Cuba, llamado por su amigo Gaspar Pumarejo para dirigir la orquesta del Canal 2 de la televisión cubana. En 1958 regresa a Los Ángeles y allí residirá hasta 1978, cuando se radica definitivamente en Miami.
Como director orquestal y productor musical, René Touzet logró también gran reconocimiento y demanda en Estados Unidos, donde organizó y dirigió eventos y conciertos, como en otros países como México y Aruba, donde dirigió las orquestas de los hoteles Intercontinental, Curazao y Sheraton.
TOUZET EL COMPOSITOR
La obra autoral de René Touzet lo sitúa por derecho propio entre los grandes compositores del siglo XX. Desde que despuntó se apreció en él una especial sensibilidad. Tan temprano como en 1940, con su bolero Una canción para ti cantado por María Ciérvide, gana el primer premio en un certamen donde debió medirse con los más importantes compositores de la época. Escribió casi un centenar de boleros, y probablemente, el más universal haya sido No te importe saber, estrenado en la voz de René Márquez con la orquesta de Touzet, cantada por Miguelito Valdés con la orquesta Casino de la Playa y luego, por primera vez en un teatro, por Jorge Negrete acompañado por el propio autor. Frank Sinatra y Bing Crosby harían recordadas versiones, como también Woody Herman, Xavier Cugat, y otros grandes también la sumarían a su repertorio en versiones cantadas e instrumentales: Pedro Vargas, Esther Borja, Alfredo Sadel, Ignacio Villa Bola de Nieve, Chavela Vargas, Paquito D’Rivera, Chico O’Farrill, Armando Oréfiche, Tito Rodríguez o Caterina Valente, entre otros.
La mexicana María Luisa Landín convirtió en éxito su obra Tu felicidad, y tuvo en Olga Guillot –quien fuera su esposa y madre de su hija Olga María– una de sus mejores intérpretes, haciendo éxitos de los boleros La noche de anoche, Cada vez más, Estuve pensando, Anoche aprendí, Cuando tú me quieras y otras. Entre los boleros más conocidos también figuran Has dudado de mí, Milagro de amor, Déjame creer, Parece mentira, Me contaron de ti, Si al fin te vas, Ansiedad de ti, Primera lluvia, Te beso y te regaño o Muy dentro de mí.
Cuando ya otros deciden descansar, Touzet emprendió la ampliación de sus conocimientos musicales, que había iniciado cuando don Alberto Falcón –discípulo del compositor francés Jules Massenet y director del Conservatorio Falcón– le impartió sus primeras clases de solfeo, teoría de la música y piano. Ahí no se detuvo y continuó estudiando mientras trabajaba en La Taberna Cubana y el Casino Nacional. Para 1940 ya estudiaba dirección orquestal con Alberto Bolet y piano con César Pérez Sentenat, y en 1949 vuelve a Los Ángeles para tomar clases de armonía y composición con el compositor italiano Mario Catelnuovo-Tedesco, y en 1953 en Nueva York, con el compositor norteamaericano Hall Overtone, notable por utilizar en sus obras sinfónicas elementos del jazz.
Su sólida formación académica y su experiencia de vida le permitió moverse en todos los ámbitos de la música, sumando a esto su gran sentido de la comunicación, la oportunidad comercial y la no renuncia a la exploración de otras posibilidades expresivas. Pocos conocen la profundidad de la creación de René Touzet en la llamada música de concierto. Escribió la contradanza Saumelliana; ocho series de danzas para piano integradas por varias composiciones cada una; y otras obras para piano como la Suite de danzas románticas, los Preludios No. 1 y 2, Impromptu No. 1 y 2, Fantasía española, Gaviota, la paráfrasis para piano del Zapateo cubano, y la música incidental para la pieza teatral Caperucita Roja, con textos de Carlos Irigoyen. Parte de esta obra autoral fue publicada en 1990 bajo el título: Música cubana para piano. Cuarenta danzas y una contradanza (Ediciones Universal).
Pareciera que René Touzet (La Habana, 8 de septiembre de 1916 – Miami, 17 de junio de 2003) vivió muchas vidas, cuando se aprecia la extensión de su obra, la huella y los aportes que dejó y los disímiles roles que asumió en su carrera musical.