Celia Cruz y su marido Pedro Knight.
Celia Cruz vivió los últimos años de su vida en Nueva Jersey, pero está enterrada en el prestigioso cementerio Woodland, en el Bronx de Nueva York. Sus vecinos para la eternidad incluyen a Duke Ellington, Miles Davis y Irving Berlin, entre otras figuras históricas. Celia fue enterrada allí en julio del 2003, después de una procesión funeraria por la Quinta Avenida en Manhattan y una misa por todo lo alto en la catedral de St. Patrick’s. Celia descansa junto a su marido Pedro Knight en un majestuoso mausoleo que recuerda al tipo de casa del sueño americano, completado por un pequeño jardín impecablemente cuidado. La tumba en sí es un testimonio de la increíble historia de la cantante, “una mujer negra, pobre, que conquistó el mundo,” como la describe Omer Pardillo-Cid, el albacea de su legado. Nacida Ursula Hilaria Celia de la Caridad Cruz Alfonso de la Santísima Trinidad en La Habana, Celia hubiera cumplido 93 años el pasado 21 de octubre. Quince años después de su muerte, sigue siendo la mujer cubana más conocida de la historia. Junto con su enorme riqueza musical, la carrera de Celia Cruz generó una vasta riqueza material. Aunque en el escenario disfrutaba de la extravagancia del estrás, el satín y las plumas, en la vida cotidiana, Celia se caracterizaba por ser muy recatada. Para una mujer que fue tan privada y humilde en vida, después de su muerte se han suscitado controversias sobre la gestión de su legado, y episodios amargos como la malversación de su dinero y hasta la venta ilegal de sus pertenencias en eBay. En las próximas líneas, trataremos de aclarar las dudas que han surgido sobre su patrimonio y les contaremos detalles acerca de los próximos proyectos vinculados a su figura.
Mauselo de Celia Cruz en el cementerio de Woodland, NY.
Sobre la tumba de mármol de Celia Cruz en su tumba de mármol en el mauselo, hay dos ventanas con bucólicas vistas. Sin embargo, en su sepultura no hay mención alguna de su título de “La Reina de la Salsa” que tanto le sirvió para mercadearse globalmente. Y es que como otros pioneros de la salsa, Cruz siempre fue fiel a las raíces de este género neoyorquino, y a las suyas. Por eso, su tumba está tallada con las palabras “La Guarachera de Cuba.” Para Celia Cruz no hubo opción de ser enterrada en Cuba. Cuando falleció a causa de un cáncer cerebral, Fidel Castro seguía en el poder. Por esta razón, Celia sigue en el exilio en la muerte como lo estuvo en vida. La cantante volvió a Cuba solo una vez después de salir del país en 1960 con La Sonora Matancera: cuando cantó para las tropas americanas en Guantánamo en el año 1990. Allí, alargó su brazo por debajo de la valle de alambre de espino de la base militar para agarrar un puñado de la tierra cubana y llevársela a casa. Escucha aquí las canciones desconocidas de Celia Cruz grabadas en 1959:   Celia había escogido a St. Raymond’s, otro cementerio del Bronx donde descansan músicos latinos de prestigio, aunque con menos recursos, como La Lupe. Pero cuando se acercaba el final de su vida, cambió su destino a Woodlawn, un cementerio para ricos y famosos donde los mausoleos pueden llegar a costar millones de dólares, y donde existe la infraestructura para acomodar a fieles fans en sus deseos de peregrinar y visitar los restos inmortales de sus ídolos. Este mes de septiembre, allí llegaron más de 3,000 personas para rendirle homenaje a Celia en el 15 aniversario de su muerte. Una banda tocó sus grandes éxitos en un concierto montado cerca de su tumba. En la capilla de Woodlawn se organizó una muestra de pertenencias de Cruz, incluyendo vestidos, pelucas, zapatos, estatuillas de premios, y, por supuesto, fotos.
Exhibición temporal de Celia en el cementerio de Woodland.
Estos objetos son propiedad del legado de Celia Cruz, hoy supervisado por Pardillo, quién fue su manager en la última época de su vida. Cuando Celia murió, todo pasó a su viudo, Pedro Knight. Como la pareja no tenía hijos, Luis Falcón, un amigo de la familia considerado “casi un hijo adoptivo,” se encargó de administrar el patrimonio. Falcón se llevó a Knight a vivir a California. Según Eduardo Marceles, el autor de la biografía Azúcar!, los problemas llegaron cuando la hermana de Celia, Gladys Bécquer, recibió en el correo un cheque del seguro de vida de Celia de unos 460.000 dólares. “Llamó a Pedro y Luis y éstos le dijeron, ‘mándanos el cheque’,” dice Marceles en entrevista telefónica. “Dijeron que lo querían ver y después se lo iban a devolver. Lo ingresaron y robaron esa plata.” Bécquer demandó a Knight en 2005 en un tribunal en Nueva Jersey y acusó a Falcón de manipular el testamento que dejó Celia. Se sumó a la demanda la hija de Knight, Ernestina. La corte decidió que Falcón había cometido fraude. Fue condenado a pagar unos 2,5 millones de dólares a la familia.
Celia Cruz y su esposo Pedro Knight.
  Después de la muerte de Knight en 2007, un juez del Tribunal Supremo de Nueva Jersey retiró a Luis Falcón como albacea, nombrando a Pardillo como el único administrador del patrimonio de la cantante. Pardillo había presentado una demanda en contra de Falcón, a quien acusó de sacar fondos de cuentas de Knight, hacer “gastos extravagantes” y despilfarrar más de un millón de dólares del patrimonio de Cruz, estimado en 3 o 4 millones de dólares por la prensa del momento. Falcón no tenía dinero para pagar un abogado que lo representara en el juicio. “Falló la justicia y este huyó,” cuenta Marceles. “Se cambió de nombre y está perdido.” Falcón dejó abandonado un trastero en un almacén que contenía vestidos de Celia y otras pertenencias de la cantante. Cayó en manos de otra persona que lo compró a ciegas en una subasta, y ésta contactó a Pardillo con una oferta envenenada. “Encontraron un billete de avión en mi nombre y me contactaron. Compré todo de vuelta por $30,000,” dice Pardillo. También tuvo que empezar un proceso judicial para detener la venta de algunas cosas de Celia que habían aparecido en eBay.
Exhibición Forever Celia en el American Museum of the Cuban Diaspora en Miami.
Hoy, Pardillo gestiona el Celia Cruz Legacy Project, una fundación que se ocupa de conservar y promover su patrimonio musical y cultural. Pardillo es también uno de los seis herederos del patrimonio. El albacea se niega a revelar los nombres de los otros, pero dice que cuatro de ellos son parientes y dos no lo son. Como habían acordado cuando Pardillo fue nombrado albacea, parte de los bienes de Celia Cruz están en el Smithsonian Institution de Washingon, D.C. “Ahora el Smithsonian tiene como un 30%; diría que tenemos otro 60%,” cuenta Pardillo, quién también ha donado cartas y otros papeles de Cruz a la Universidad de Miami. Algunos vestidos ya están en las colecciones de diferentes universidades y museos en distintas ciudades. “Tenemos tantas cosas que me encantaría que en cada país que ella visitaba haya algo”, dice Pardillo, quien también enfatiza que no se ha vendido nada de la colección de bienes de Celia Cruz, con la excepción de unas chaquetas que fueron donadas para subastas caritativas: “La historia no se vende.” Pardillo organiza eventos como el tributo de Woodlawn, y una nueva exhibición, Forever Celia, que se acaba de inaugurar en el Museo de la Diáspora Cubana de Miami. Hasta el momento es la exposición más grande sobre la cantante.
Fotos y objetos de Celia en la exhibición Celia Forever.
Pardillo también está al cargo de la administración del negocio de Celia Cruz. “De todo el dinero que entra, 33% va a la fundación de Celia Cruz y el resto se distribuye entre las seis personas,” confirma Pardillo. Dice que muchos de los beneficios son para pagar gastos, varios de esos para los abogados y contables. “Funciona como una corporación. Pero no hay staff. Son solo contables y abogados, 24 horas, todo el tiempo.” Los ingresos incluyen regalías de sus grabaciones, que son propiedad de los varios sellos discográficos con quien trabajó a lo largo de su vida, o en el caso de sellos históricos como Fania y Tico, a las compañías donde esos catálogos han ido a parar. La complejidad de controlar esas regalías es notorio en Spotify, donde se encuentra un embrollo digital de “álbumes”, en los que se mezclan canciones de diferentes épocas de su carrera sin discriminación y sin contexto, licenciadas y, es de suponerse, pirateadas en unos casos, por distintos sellos y individuos por lo largo de los años. El patrimonio no incluye dinero de lo que sería lo más lucrativo de su legado musical: los derechos editoriales de las canciones interpretadas por Celia Cruz. “Nunca escribió ni una canción,” informa Pardillo. “Pero probablemente podía haber obtenido el 20% o 30% de cada uno de los temas que grababa, porque siempre improvisaba en las canciones. Pero en aquel entonces era considerada una artista de grabación, y no pensaba en el aspecto de negocio de la música.” El legado se beneficia directamente – y controla activamente y con rigor – en licenciar el uso del nombre y la imagen de Celia Cruz. “Si alguien quiere usar su nombre o sus fotos para cualquier tipo de negocio, lo piden, y si lo aprobamos llegamos a un acuerdo,” dice Pardillo. Las propuestas llegan casi diariamente. Y son muchos los pedidos que se niegan, como una solicitud reciente de una compañía de cannabis sintético. “Yo no voy a poner la cara de Celia en un producto de marihuana,” declara Pardillo. “Mejor que vayan a pedírselo al legado de alguien como Jimmi Hendrix.” Una propuesta para una marca de tabaco Celia Cruz tampoco recibió la luz verde. Lo que si fue autorizado fue el proyecto para una película con Whoopi Goldberg, pero nunca se hizo realidad. La opción para producir la cinta venció después de un año, y nunca más se supo. “Creo que mucha gente no podía ver a Whoopi Goldberg haciendo de Celia Cruz,” dice Pardillo. Celia, una telenovela producida en Colombia por RCN y FoxTeleColombia también autorizada, sí llegó a la pantalla chica aunque fue mal recibida por la crítica y la trama no fue del agrado de Pardillo. Ahora, se prepara otra serie para Telemundo, aprobada por Pardillo y dirigida por Kenny Ortega (High School Musical). Pardillo también ha producido un nuevo musical teatral, protagonizado por la cantante Lucrecia, de quien opina que es la única persona que puede encarnar a Cruz. Celia: The Musical se estrenó en el Starlite Festival en Marbella, y se verá en Noviembre en el Arsht Center de Miami. Por su parte, Marceles cuenta que una película basada en su libro está en pre-producción. Será una producción “no oficial,” que no tiene autorización de usar el nombre de Celia Cruz en el título, debido, dice Marceles, a las discrepancias de Pardillo con partes de su libro. Marceles actúa como asesor de la película con una sobrina de Celia, Celia María Cody. La exhibición Forever Celia estará expuesta en Miami hasta el 31 de marzo. “Yo creo que la cosa más importante ahora es que nuevas generaciones comprendan el valor de esta mujer que impactó al mundo solo con su voz,” dice Pardillo.
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