Lo azul según Loli Molina
Una entrevista a Loli Molina, la cantautora y artista visual argentina, acerca de su exitoso Lo Azul Sobre Mi.
Para Loli Molina los años recientes han sido de cambio. Dejó atrás su natal Buenos Aires para marcharse a vivir a Ciudad de México. Al partir, llevaba bajo el brazo las canciones de Rubí, su tercer álbum, el disco que le ganó reconocimiento y la llevó a viajar a lo largo de Latinoamérica, afianzándola como una cantautora con un gusto por reinventarse, distanciándose de los convencionalismos. Lo Azul Sobre Mí es su material más reciente, un disco en el que ella da prioridad a la simpleza de la expresión, buscando en las resonancias acústicas el tono justo para comunicar y mostrar los sentimientos que la inspiran. En parte, como ella misma lo admite, es el reflejo del renovador momento por el que su vida y su trayectoria artística transitan; ahora instalada en una tierra ajena que paulatinamente ha hecho suya, sin por ello olvidar su origen.
Enrique Blanc: ¿Cómo es estar fuera de casa, conectada con otra escena, la de Ciudad de México, sabiendo que en Argentina tienes también cómplices y amigos?
Loli Molina: Estoy muy agradecida con México y con la gente de aquí por recibirme con mucho cariño. Emigrar es bastante difícil. Creo que por más que una se adapte al entorno, que en mi caso es real, porque tengo muchos amigos aquí; una no deja de ocupar esa figura de “el extranjero”. Entonces eso es algo que es bueno en algunos sentidos, porque uno siempre está desidentificado de alguna manera. No estás en tu lugar natal donde ya sabes quien sos, pero estás en otro lugar donde no ocupas ese mismo tipo de espacio. Y bueno, siempre hay algunos choques culturales, o el mismo arraigo que un poco tira. Extraño comer alfajores; son cosas naturales, claro.
EB: Lo azul sobre mí es un disco hecho con meticulosidad, con cuerdas que arropan tu voz e instrumentos acústicos que lo dominan. ¿Cómo lo trabajaste en general?
LM: Este disco lo produjo Hernán Hecht, y lo planteamos como un disco en el que íbamos a trabajar con una paleta reducida de elementos. Así como en el cine se elige una paleta de color para plantear la fotografía por ejemplo, nosotros decidimos que este disco era de guitarra española, cuarteto de cuerdas, guitarras eléctricas ocasionales y la voz. Todo el disco está hecho con estos cuatro elementos. Los arreglos de cuerdas son de Ramiro Flores, un saxofonista increíble que viene colaborando conmigo hace muchos años. Y sí, es un trabajo de mucha meticulosidad en muchos sentidos, pero no por eso es algo estéril. No queríamos que estuviera sobreproducido. De hecho, hay muchas cosas que se podrían escuchar como defectos o imperfecciones, y decidimos dejarlas.
EB: ¿Por qué Lo Azul Sobre Mí, cuál es el simbolismo del título?
LM: El disco gira en torno a la cuestión de la muerte, la disolución, en sentido amplio, como la disolución de las formas, la disolución de la conciencia, del cuerpo. Y un poco Lo Azul Sobre Mí es una de las canciones que está en el disco también. Hace referencia a varias cosas. En cierto sentido es aquella presión de la inmensidad que recae sobre todos: en algún momento nos vamos a morir. Y también es el cielo, puede ser el mar, si estás en el fondo del mar y miras para arriba es azul. También son las cosas que son azules, emocionales acerca de uno. Es un título que se puede leer desde varios lugares y todos me representan lo que está en el disco.
EB: Y bueno, la palabra “azul” en inglés es “blue”, que refiere también a la tristeza. Y hay por ahí un disco que así se llama y que también tiene un aire cercano al folk, el Blue de Joni Mitchell. ¿Hay algún relación con esto?
LM: Totalmente, creo que en relación a lo “azul”, a lo “blue” que viene del blues, este canto que tiene que ver con lo profundo, con el lamento, en ello hay una interpretación colectiva. Es como si en el inconsciente colectivo el azul siempre representara eso. Estoy bastante conectada con esas esferas y el disco también habla de ello un poco; es una recolección de muchas abstracciones, si se quiere, que son eso, conceptos muy grandes que están flotando y en los que todos y todas siempre pensamos y estamos intervenidos por ellos.
EB: Es muy grato ver hoy que Latinoamérica está lleno de mujeres que componen, que están allí, con la mano en alto, proponiendo una nueva manera de entenderse como género. Y sobre todo en el caso del rock en Argentina, que por mucho tiempo estuvo dominado por hombres. ¿Con cuáles de estas chicas te identificas, de cuáles te sientes cercana?
LM: La verdad es cierto eso que dices. Hay muchísimas mujeres haciendo cosas increíbles.Y así nombrando, muy por arriba, te puedo decir Camila Moreno, en Chile, que además de su labor musical, es una persona que hace mucho activismo social. La tenemos a Mon que, aunque a mucha gente no le guste lo que ella hizo en los Grammy, es algo que para mí es para aplaudir, usar esa vidriera para hacer una denuncia en relación al estatus sociopolítico latinoamericano que es terrible. Catalina García de Monsieur Periné también es una artista increíble. De mi país, te puedo nombrar a Paula Maffía, a Marilina Bertoldi, qué se yo, está lleno, lleno de mujeres increíbles. Y la verdad que lo más lindo de todo esto es que nos sentimos en red. Hay una cosa que está pasando con el feminismo también que es que nos está hermanando. Y bueno, tenemos esta sensación de que ya no estamos solas, nos estamos acompañando. La industria de la música sigue siendo un territorio muy hostil para las mujeres, pero creo que la estamos cambiando a fuerza de obra, muy buena, de mucha calidad, y de ir a pararnos firme y ocupar nuestro espacio. Y en relación a eso, por ejemplo en Argentina se acaba de aprobar un proyecto de ley espectacular que, digamos, ahora será obligatorio que todos los festivales tengan 30% mínimo de cupo femenino en su programación. Cuando nosotras miramos los carteles de los festivales latinoamericanos, vemos un porcentaje de mujeres del 2%, o sea es una cosa ridícula, ¿no? Y es lamentable que tenga que existir una ley. Y hay mucha gente que está diciendo: “Pero bueno, ahora las van a meter por obligación, no por talento; y eso es tremendo porque en cuanto haya más mujeres visibles y ocupando lugares, habrá más mujeres que puedan tener a las que mencioné como referentes, que se animen a estudiar, que se animen a salir a tocar. Es muy fuerte lo que está pasando y creo que vamos por muy buen camino.
EB: Recuerdo haberte visto en vivo. Hacías un espectáculo muy interesante con tu guitarra y loops. ¿Esta faceta quedará al margen de tus presentaciones, ahora que este nuevo material va más hacia lo acústico?
LM: Puede ser, aunque mi idea es plantear un show que sea híbrido, porque me considero alguien que tiene muchas caras, y definitivamente una de ellas es la más eléctrica. Y otra muy importante es ésta, la de la guitarra española. Me gustaría poder llevar al vivo eso. Ambas cosas.
EB: ¿Tienes ya algunas fechas para presentar en vivo este nuevo álbum? (la entrevista se realizó antes de la crisis sanitaria mundial. Nota del editor).
LM: La gira de presentación del disco en México, en Argentina y en el resto de Latinoamérica, va a ser entre febrero y abril. Así que estamos preparando eso. Y estoy muy emocionada porque sí es un disco muy importante para mí, y tengo muchas ganas de salir a compartirlo. Llevo años viajando por Latinoamérica, y he pasado por un montón de ciudades y países yo solita, con la guitarra, y ahora la idea es poder llevar el show nuevo a todos los lugares que se pueda.
EB: Dices “un disco muy importante para mí”. ¿Puedes profundizar en esta frase?
LM: La verdad es que entre este disco y el anterior pasaron cuatro años que para mí fueron de quiebre absoluto, porque justamente fueron los cuatro años en los que decidí mudarme a México. Y, por otro lado, vivimos en una época en que la industria está presionando a los artistas todo el tiempo a estar sacando obra nueva. Estamos en la época de los sencillos, en vez de la época de los discos, donde hay una cosa que a mí me parece que es un poco express, un poco McDonalds. Como que de pronto, te ponés a escuchar y todo suena igual, hay una cosa como un poco pasteurizada. Y para este disco me propuse realmente hacer una obra que fuera conceptual, que fuera un disco que te obligara a bajar decibeles y que tengas que acostarte en el piso a escucharlo en la oscuridad. Y desde la composición también, me restringí mucho, para no repetirme, para no seguir en mi lugar cómodo; es un disco que fue muy incómodo de escribir, creo, y esto me hizo crecer. Y a la vez, poner un disco así, de guitarra española y cuerdas, en esta época, es algo absolutamente anacrónico, es como del siglo pasado. Pero yo estoy feliz. Para mí fue un desafío artístico, personal, muy lindo. Y estoy feliz de haberlo encarado.