Marujita Díaz

La revista musical española cumple 156 años de trayectoria y recorrido por gran parte de los teatros y ferias peninsulares, a través de una sucesión de números como sketches humorísticos, presentaciones musicales, coreografías y estampas temáticas, todos ellos relacionados mediante un hilo argumental, combinándose en el espectáculo tanto la música como textos hablados.

Pero ¿porqué tomó ese nombre? Realmente lo que le proporcionó el sello de identidad a este tipo de género, era la unión de dichos números musicales a una estructura dramática episódica a través de un libreto, que criticaba la realidad de la actualidad del momento. De ahí proviene su denominación: se pasaba revista a la actualidad de la época, a través de cada uno de los números que componían el espectáculo. Por lo tanto, el hilo dramatúrgico viene determinado por los trending topics del momento.

Durante sus primeras décadas de historia, las alusiones a temas de la actualidad política eran constantes, siendo objeto de una crítica soterrada. Así mismo, cualquier elemento que hiciera alusión al costumbrismo español también era un claro ingrediente protagonista.

Poco a poco fue sentado sus bases y cimientos de una manera más solida, ganando rasgos propios que la diferenciaron de la comedia musical estadounidense o la revista francesa, ya que no sólo tenía influencias del vodevil, cabaret, burlesque o el music hall, sino también de elementos castizos exclusivos de España como la zarzuela, la opereta, el sainete o el género bufo.

El primer antecedente de la revista musical española tuvo lugar en la década de 1860, considerándose el primer gran referente la obra cómica 1864-1865. José María Gutiérrez Alba fue el autor del libreto y Cristóbal Oudrid el compositor musical; y fue estrenada el 30 de enero 1865. Posteriormente en 1866 se estrenó El Joven Telémaco, de Eusebio Blasco, cuya inauguración fue simultánea a la de La Gran Vía, obra que provocó la explosión del género. Aunque fue más conocida como “la zarzuela de Chueca y Valverde”, era en realidad “revista madrileña cómica-lírica-fantástica-callejera”, pues así la calificaron sus autores. Su singularidad, le proporcionó un sello de identidad al género. Era la unión de los números musicales a un hilo dramatúrgico episódico que criticaba la actualidad. Esta primera etapa, se prolongó hasta 1910 y fue conocida como la revista blanca.

Durante la década de 1910 y 1920 los números que componían este tipo de espectáculos tomaron un carácter muy picaresco y tenían una alta carga sexual. Dicha carga era siempre sugerida y nunca explícita, con letras, textos y movimientos caracterizadas por el juego del “doble sentido”.

En este periodo, este género convivió con lo que se denominó la moda sicalíptica que había nacido en el Teatro Eslava, inundando los escenarios más populares de Madrid. La “ola verde” se caracterizaba por la espontaneidad, tosquedad y perfil castizo, propias de lo que antes habían sido los bufos madrileños. El furor sicalíptico, descendente del cuplé erótico, inundó los subgéneros teatrales fruto del teatro por horas, gracias a una de sus máximas representantes, La Coquito.

El inicio del apogeo de la revista musical tuvo lugar con el estreno en 1919 de Las Corsarias en el Teatro Martín de Madrid, consiguiendo un éxito completamente arrollador. A partir de este momento, la encargada de propulsar a la revista a su máximo esplendor fue la argentina Celia Gámez. Fue una de las más populares estrellas de España en la primera mitad del Siglo XX y a ella se debe en gran parte la magnificencia del género. Debutó por primera vez como vedette en el Teatro Eslava en 1926, pero la cresta de su popularidad llegó en 1931, con el estreno de Las Leandras, de la que se harían tan populares números como El Pichi o Los Nardos.

Hasta dicho momento, las mujeres tenían vetado el acceso al patio de butacas, pero la argentina decidió incluir los denominados boys u hombres bailarines, para que las féminas también pudieran ir al teatro. Fernando Fernán Gómez, Toni Leblanc, Pedro Osinaga o el mismísimo José Manuel Lara, fundador del grupo Planeta, trabajaron a su lado.

Así mismo, realizó numerosas aportaciones que ayudaron a definir el género, cambiando los desnudos por transparencias, licras y gasas. Contó con los mejores figurinistas, escenógrafos y modistos, otorgando a los espectáculos la elegancia que merecían, adaptándola a las restricciones del régimen y, rompiendo a su vez, ciertos moldes de la dictadura. Pero realmente elevaba a la mujer como protagonista y, la hacía dueña de su sexualidad y de sus propias relaciones. No olvidemos, que en el contexto histórico en el que la artista se desarrolla, todos estos hechos se escapaban de los patrones sociales de la época; tanto fue así, que la mujer de Francisco Franco tenía muchos celos hacia su persona.

En la Segunda República, títulos como Las de Villadiego, en 1933 o Las Comunistas, en 1934, también fueron muy aclamadas por el público. Tras la Guerra Civil Española, el género volvió a resurgir de la mano de la gran vedette argentina con La Cenicienta del Palace, en 1940 o Yola, en 1941. Otros títulos destacables fueron La Estrella de Egipto, en 1948 o El Águila de Fuego, en 1956.

Gracia Imperio, Queta Claver, Lina Morgan, Concha Velasco o Esperanza Roy fueron las protagonistas en la que se denominó la época dorada de la revista. Sus años de esplendor, estuvieron a la altura de los musicales de Broadway, gracias en cierta manera al gran empresario y productor Matías Coslada, que llegó a llevar hasta 14 compañías a la vez.

La decadencia del género fue fruto de una mezcla de factores que vinieron determinados por la aparición de la televisión, los nuevos gustos del público, los cambios políticos y las nuevas libertades. Pero realmente, la relajación de la censura y el fenómeno del destape, fueron la gota que colmó el vaso. Ya no era necesario sugerir, cuando se podía mostrar sin reparos y, el hecho de mostrar sin reparos de una forma un poco más burda, no gustó al público femenino que arrastraba a sus parejas al teatro.

Las grades vedettes de esta última etapa fueron entre otras Addy Ventura, Vicky Lusson, Tania Doris, María José Cantudo, Norma Duval, La Maña y Susana Egea. Estas dos últimas fueron las grandes estrellas del Paralelo y El Molino en Barcelona, siendo polifacéticas y multidisciplinares en una gran variedad de géneros y espectáculos similares a la revista musical, como es el music hall.

En la década de los años 80 todavía se estrenaron algunos espectáculos del género que llegaron a alcanzar la cumbre del triunfo, pero que constituyeron prácticamente uno de los últimos suspiros de éste. Por la Calle de Alcalá, en 1983 con Esperanza Roy, Vaya Par de Gemelas, en el mismo año con Lina Morgan o Mamá Quiero ser Artista, en 1986, con Concha Velasco.

Casi un cuarto de siglo después de su decadencia, la revista música volvió al Teatro de La Latina. Ha sido la última revista para la cual se ha creado un libreto en 2017, de manos de Araque Pérez. Si en sus inicios fue un género completamente progresista, en esta nueva creación intentaron mantener esa característica, colocando por primera vez a un boy, a un “vedette” masculino como protagonista, y no a una mujer.

En la actualidad, aún existe uno de los últimos reductos en el que se trabaja este género desde su más profunda verdad. Luis Pardos, productor y director teatral zaragozano dirige la compañía que lleva su mismo nombre Producciones Teatrales Luis Pardos, ofreciendo al público, “humor, música y alegría”, por todos los rincones de España donde se le solicita. Sus distintos espectáculos ofrecen una amplia gama de artistas que fluctúan desde humoristas, vedettes y un sinfín de números enmarcados dentro de las variedades o ballets en revistas, como ¡¡Más Maña que Nunca!!, De Las Vegas… a Los Monegros. Todo ello conformado a base de sketches humorísticos con claras y continuas reseñas a la actual situación económica, a los partidos políticos, escándalos financieros y de la prensa rosa…, números musicales, de variedades y bailes que hacen las delicias de un público fiel e incondicional que se resiste a creer que la revista ha desaparecido, y que desde los años 90 ofrece multitud de títulos por la geografía nacional.

Me gustaría terminar este breve recorrido sobre la historia de la revista musical española con una cita de Miguel Bayón, que refleja la situación y la reflexión que muchos productores y artistas hacemos sobre el género:

Hay géneros muertos que los muertos se resisten a enterrar; pues tendrían que enterrarse con ellos y dejar de dar la barrila; la revista no necesita de reivindicación de gente ajena, porque el personal espeso y municipal sigue yendo a verla, como siempre ha ido.

Un repaso a las canciones que fueron eje central de sketchescoreografías y estampas temáticas en las voces de sus artistas más populares. Vedettes del teatro musical español de toda la vida.

Playlist

1. Celia Gámez - Los Nardos
00:00:18
2. Celia Gámez - Chotis del Pichi
00:02:47
3. Celia Gámez - Por la Calle de Alcalá
00:06:15
4. Lina Morgan - Gracias por venir
00:08:58
5. Lilián de Celis - La chica del 17
00:12:30
6. Esperanza Roy - El Beso
00:14:27
7. A. Ballesta - Tomar la vida enserio
00:17:56
8. Manolo Royo - Ay qué tío
00:21:14
9. Carmen de Lirio - Tengo loco el corazón
00:22:36
10. Queta Claver - Quiero ser mamá
00:25:09
11. Gracita Morales - Yo Soy la "Vedette"
00:27:48
12. Marujita Díaz - Luna de España
00:31:04

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