Nicola Cruz

Una fiesta de instrumentos andinos de viento da la bienvenida al segundo disco de ese explorador latinoamericano y universal que es Nicola Cruz. Siku es el nombre de esta producción -editada por ZZK Records- que contiene once pasajes que recorren las montañas y ríos sureños, surcan la Amazonia y Brasil; para luego despegar a la India, al Oriente, África y más rincones. Es una amalgama de melodías andinas, africanas, latinas, caribeñas… que brotan a través del sitar, el siku, el balafón y más instrumentos del mundo trabajados con la electrónica.

Una diversidad de sonidos de estas regiones se encuentran y comulgan de forma natural en un álbum sorprendente. Después del debut de Cruz, Prender el Alma (2015), donde escuchamos más las melodías ancestrales suramericanas, en especial, las andinas; aquí se continúa esa senda de búsqueda en las raíces de nuestros antepasados, pero hay más. Todo no termina allí, en la tribu, en el adentro; hay una proyección que traspasa el mar Caribe, el océano, para abordar otras voces.

Entonces, Arka, como es el abreboca del disco, nos habla de esa América Latina indígena, precolombina, a través del siku, que es un instrumento de viento, de origen andino, formado por el arca y la ira. Por la forma de tocarlo, representa la dualidad.

Hay otro asunto interesante y es que el tema fue grabado en Cuevas del Ilaló, población al pie del volcán ecuatoriano, en agosto de 2018. Un verdadero trabajo de campo el que hace Cruz como parte de su indagación musical y hasta en lo personal: conocer el ayer para combinarlo con el hoy. El músico, investigador y luthier argentino Esteban Valdivia participa en esta pieza.

¿Qué mejor forma de comenzar una producción de estas características sino es con un tema representativo de lo que somos y de dónde venimos? Después de Arka, le sigue algo más electrónico como sinónimo de actualidad, y es la pieza que le da título a este trabajo.

Raíces y espiritualidad

El siku es un instrumento de viento, de origen indígena y prehispánico, con una connotación simbólica, de la que Cruz ha hablado. Representa el diálogo entre el arca y la ira, el complemento entre ambos, lo cual se expresa en la vida y en la visión del mundo. Ese ir más allá, como antes señalamos, también se observa en el proceso de creación del disco, la incorporación de sonidos diferentes, la producción en varios sitios, países, y con músicos de distintas nacionalidades y propuestas.

Es un instrumento andino (Bolivia-Perú-Ecuador) que se toca de a pares, es decir, de a dos personas. Una de ellas tiene la mitad de la escala y la otra tiene las otras notas. Entonces, es como un complemento entre los dos instrumentos, uno toca -ira- y el otro responde -arca-. De esa idea de complementariedad salió el nombre del tema y del disco, expone Valdivia.

Antara de plumas de cóndor, flauta doble nativa norteamericana, mamaquena y un siku son los instrumentos de viento que Esteban Valdivia utilizó en Arka. Ante todo hay que decir que se trata de un académico, especializado en composición musical y antropología de América, que participa en muchos proyectos musicales. Es la primera vez que trabaja con Nicola Cruz.

Dijimos que Arka fue grabada en Cuevas del Ilaló, en Tumbaco, ciudad cercana a Quito. Allí he vivido por temporada, y es un espacio muy especial ya que se encuentra calado dentro del mismo volcán. Son unas cuevas con una acústica y una mística increíbles, señala Valdivia en cuanto al procedimiento de grabación del tema. El mismo fue hecho tocando en vivo en ese lugar encerrado, con acústica natural, lo cual permite sentir los latidos de la Tierra.

Nicola Cruz

“Nicola vino a la presentación de un libro que edité con la Universidad de San Marcos de Lima, en donde se explica sobre el uso del siku en la época prehispánica; y allí Nicola entró en contacto con toda esa filosofía cosmogónica que hay detrás de ese instrumento”, agrega Valdivia. Aunque ya Cruz venía con esa inquietud sonora, su encuentro con este investigador y músico fue determinante en el concepto del álbum, inspirado en lo que hay detrás del siku.

Paz y encantamiento

El resultado es esta producción llena de colores, sabores, olores, que no permiten encasillarla, y es que resultaría demasiado innecesario intentar reducir la labor de Nicola Cruz en una palabra; en todo caso, es una vía de experimentación, una aleación con un enfoque ancestral andino y universal. No estamos muy seguros de esa descripción, porque, a la vez, los discos de este artista son una experiencia espiritual individual y colectiva. Por eso abundan las interpretaciones.

Un ejemplo de esta lectura subjetiva es lo que transmite cada una de las canciones. Voz de las Montañas es de las obras más bellas que contiene Siku. Capas espectrales de una voz femenina como levitando en una fría muralla vegetal, con riachuelos y neblina, es una imagen que se dibuja -pueden haber otras-. Hay una suerte de toque oriental, hacia lo japonés. ¡Pero no! La melodía guarda cierta reminiscencia con los huaynos andinos, y usa una escala pentatónica, quizás por eso suena japonés. Usamos cuatro llanero y guitarra en esa grabación. La versión original con más instrumentos saldrá en el disco de Minük, nos comenta Almunis (Alejandra Ortiz), quien integra, junto a Marcus Berg, el dúo colombo-sueco Minük.

Es una composición de la misma Almunis sobre la letra escrita de Geovanny Vásconez, un amigo cercano, ecuatoriano, que trabaja con plantas. Es un canto que invoca la pureza del agua en las altas cumbres, dice la cantante. Y sí, el tema nos transporta a zonas gélidas, boscosas y con presencia de agua. Es el momento más íntimo de la placa. (Un dato: el cuatro llanero es el mismo venezolano).

Otros surcos interesantes del disco son: Obsidiana y Esu Enia (ésta con el brasileño Marcio Pinto). Son temas que suenan a África. Criançada es una samba hecha con el cantautor Castello Branco. Mientras que Siete nos lleva a la India. Y así, el resto de los números contienen rasgos musicales de distintos contextos.

Siku es un gran álbum. ¡Es un gran logro combinar síntesis de sonido con formato canción y arreglos instrumentales! Con este trabajo, Nicola ha demostrado que tiene calibre de productor, y que su contacto con la música va mucho más allá de alimentar una escena y un género determinado. Él se ha mantenido fiel a su búsqueda sonora sin caer en clichés ni dejarse afectar por las expectativas. Es una alegría poder hacer música juntos, y la verdad, es un alivio encontrar a un músico que realmente está al servicio de la transmisión sutil y energética que sucede a través de la música, y no al servicio de la imagen que tiene de sí mismo, refiere Almunis.

Mientras que para Valdivia: El trabajo musical de Nicola Cruz es impecable, y creo que su éxito a nivel internacional se debe a su particular forma de encarar su música, la grabación y postproducción. Y que no sólo es músico, sino también compositor, y eso hace que su oído musical sea mucho más sutil. Nicola logra un equilibrio entre los sonidos etnográficos y la electrónica, lo que hace que instrumentos acústicos de raíz folclórica puedan combinarse de forma armónica con las sonoridades electrónicas actuales. Cada sonido, sea ancestral o contemporáneo, se escucha equilibrado, ninguno molesta al otro, sino que por el contrario, en la música de Nicola se encuentra una armonía de tiempos y sonoridades. El último disco me parece muy interesante, muestra como siempre, las búsquedas no sólo musicales sino espirituales que Nicola tiene en su vida, y logra plasmar en su arte sus procesos internos de búsqueda y transformación personales. Y eso es lo que lo distingue del resto de Djs o músicos electrónicos, porque muestra sencillamente su viaje interno-externo por el mundo de las melodías. Definiría a Nicola como un buscador de sonidos.

Coincidencias hay entre las dos apreciaciones. Y usted estimado lector habrá notado que no está, de manera directa, la opinión de Cruz, quien ha explicado lo suficiente el contenido de su álbum en numerosos medios. Acá les ofrecimos los enfoques de estos colaboradores, de esos otros que han ayudado a nutrir la nueva entrega discográfica. Está una parte de esas miradas complementarias. De eso también se trata Siku.

SIKU EN FUTURE BEATS

Siempre nos fascinan los artistas con afán exploratorio y en renovación permanente. Y en ese tránsito perenne se encuentra, y de forma inspiradísima, el productor y compositor de origen ecuatoriano Nicola Cruz. Titula Siku a su trabajo en alusión a ese instrumento de viento andino con una alta carga simbólica. Cruz firma un disco de viaje, grabado a lo largo de sus largas giras en diferentes ciudades del mundo y con colaboradores, ritmos e instrumentos muy diversos: balafón, sitar y el mencionado siku; la sutileza electrónica marca de la casa y la participación de músicos y maestros como Marcio PintoMauricio Vicencio o Minük, entre otros. Un disco marcado por la dualidad: local y global, ancestral y vanguardista, rural y urbano, tecnológico y orgánico... y esa aparente cadena de contradicciones funciona aquí como un gran todo hipnótico, sugerente y de total sentido.

Playlist

1. Nicola Cruz - Arka
00:01:52

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