El disco Igbó Alakorin. The Singer’s Grove del pianista cubano David Virelles aparece entre los mejores discos de jazz de 2018 en varias listas de medios especializados. En Radio y Colección Gladys Palmera, donde seguimos el trabajo de Virelles, nos atrajo su regreso a los orígenes para rebuscar en los sonidos de trovadores y danzoneros que le quedaron en la memoria. Fuimos, lo buscamos, y aquí les compartimos lo que nos dijo el pianista sobre su disco.

Rosa Marquetti: ¿Dónde y cómo nace Igbó Alakorin?

David Virelles: En mi niñez. Nací en el seno de una familia que se desempeña en el mundo del arte, por lo que mis hermanos y yo crecimos rodeados de artistas: mis propios padres y sus amigos. Dentro del mundo creativo en el que nos educaron siempre estuve expuesto a todo un universo musical. Más tarde inicié los estudios académicos en la E.V.A. José María Heredia y después en el Conservatorio Esteban Salas de Santiago de Cuba. Pero realmente todo empezó en casa. Mi tía Amanda, también pianista y educadora, es alumna del Conservatorio Tchaikosvky de Moscú, y mis abuelos, que aunque no eran músicos, tenían gran afición y gustos musicales diversos. Me siento afortunado de haber crecido escuchando a Inaudis Paisán con la Estudiantina Invasora, a Eliades Ochoa, la Familia Varela Miranda en la Casa de la Trova, a Son 14 con Tiburón (Morales), trovadores de la vieja escuela como Daniel Castillo, Eva Griñán, el Ballet Folklórico Cutumba, todas las congas de Santiago que salían para el carnaval y el Festival del Caribe. Mi mamá trabajó por muchos años en la Sinfónica de Oriente como flautista y fue maestra en las escuelas de música. Fue ella quien me puso por primera vez las manos en el piano. Mi papá, cantautor de la Nueva Trova, ha sido un pilar importante de este género desde Santiago.  Fueron muchísimos las maestras y maestros que tuvieron que ver con mi educación en el arte. Mi primera maestra de piano fue Deisy Díaz-Páez

El proceso de conceptualización de este trabajo comenzó en el 2015 y se grabó en el 2017. Es un proyecto que tengo en mente desde antes de salir de Santiago en el 2001. Ya por esa época me ilusionaba la idea de hacer algo que recogiera diversos sonidos de nuestra ciudad, pero en ese momento me llegó la oportunidad de estudiar fuera de Cuba y sentí que necesitaba una mejor preparación como músico para poder trabajar más profundamente con nuestras tradiciones, lejos de clichés y estereotipos. Esa necesidad de desarrollarme ha dictado decisiones en mi carrera como ir a estudiar a Canadá y después a New York, donde vivo hace 10 años. 

David Virelles Soho NYC

¿Necesitaste distanciarte geográficamente de Santiago de Cuba para hacer este disco? Por qué precisamente ahora Igbó Alákorin, a 17 años de haber salido de Santiago de Cuba hacia Canadá y Estados Unidos?

Siempre me interesó la idea de experimentar con mis raíces. En mi temprana adolescencia, un poco antes de ingresar al conservatorio, empecé a estudiar más conscientemente la música. Por ejemplo, en Santiago tenía un grupo en el que substituí el drums por los tambores gagá, de raíz haitiana. En otra ocasión trabajé con la sonoridad de la corneta china, pasando por conceptos armónicos que había escuchado en discos de Andrew Hill. Este incipiente experimento mío quedó registrado en el 2003 en un disco de Jane Bunnett para Blue Note que resultó nominado al Grammy. Anteriormente (en 1999), habíamos grabado junto a la Conga de Los Hoyos, Tiburón Morales, Magic Sax Quartet, Los Jubilados y otras figuras emblemáticas de Santiago de Cuba, para otro fonograma de Bunnett también nominado al Grammy. En ese tiempo tuve el privilegio de colaborar en varios proyectos del trombonista Juan Pablo Torres. Es decir, que mi interés por contribuir con una sonoridad moderna a la música tradicional y folklórica cubana ha sido una constante en mi visión artística desde el inicio. Todas mis producciones hasta la fecha documentan esta búsqueda.

La realidad de estar lejos de Santiago de Cuba me ofreció otra perspectiva, y seguro ha tenido gran impacto en la manera de admirar mi cultura, ahora con una visión panorámica. Por lo que tengo entendido, es un fenómeno bastante común. Esto me ha llevado a adentrarme mucho más en los detalles con respecto a lo musical, histórico, lo espiritual. Me ha ayudado a apreciar mucho más nuestro tesoro cultural, y aspirar a ello como una manera de vida. En Santiago era lo único que conocía, y así era mi vida. Pero cuando comencé  a viajar, comprobé la gran admiración que existe en la comunidad internacional por nuestra música, y aprendí mucho más sobre la magnitud del fenómeno cultural que es Cuba, dentro del ámbito universal. 

Por mi parte he tratado de mantenerme siempre colaborando con artistas en Santiago, incluso de otras disciplinas (mi álbum Continuum contó con la colaboración del pintor-escultor Alberto Lescay, y mi primer disco contiene una composición de mi padre José Aquiles). Con Igbó, resultó ser la primera vez que mi colaboración con músicos tradicionales santiagueros se documenta en la forma de un disco. Lo hice ahora porque sentí que era el momento de plasmar el resultado de varios años de investigación, y porque tuve la gran suerte de que la situación fuera propicia para realizarlo. Fue decisivo el grupo de músicos que pudieron participar, y el apoyo de la Shifting Foundation. 

Así Bailaba Cuba

A excepción de Bodas de Oro y Tres Lindas Cubanas, vemos que no caíste en la recurrente tentación de grabar temas mucho más conocidos. ¿Qué líneas fundamentales seguiste en la elección de los temas que finalmente quedarían en el acople del disco?

Parte del concepto artístico fue trabajar piezas menos conocidas. La línea de la secuencia del disco (el volumen I, un LP) es esencialmente toda música de autoría de compositores santiagueros (incluyendo un danzón original con un tratamiento armónico más personal y moderno). El vol. II es un EP que incluye 5 danzones de Antonio María Romeu, con Rafael Ábalos al güiro. Las composiciones trovadorescas son temas que resultan familiares a Alejandro Almenares, uno de los últimos portadores del estilo originario de la trova. 

Una de las cosas que más nos impactó del disco es el lirismo que recorre la mayoría de los temas escogidos, y que a veces el melómano común no suele apreciar como una característica distintiva de la trova tradicional santiaguera, viendo el sonido de Santiago como algo más rítmico. ¿Fue un propósito destacar ese lirismo?

El lirismo siempre ha sido un área de enfoque para mí porque lo considero parte central de muchos de los géneros autóctonos cubanos y por ende, define a muchos de sus intérpretes. Pienso en la música de Salvador Adams, María Teresa Vera, Merceditas Valdés, Juanito Márquez, Bola de Nieve, Benny Moré, (Antonio) Arcaño, pero se podrían citar una infinidad de ejemplos. Más allá de lo que se conoce como música popular cubana, todos los cantos rituales de raíz africana tienen mucha belleza, como la tienen también las tonadas campesinas. 

Soy de la opinión que el lirismo también puede tomar muchas otras formas, menos evidentes. Creo que puede manifestarse también en la producción general de un álbum, en su sonido, su diseño gráfico, y la secuencia de los temas presentados; todos estos elementos ayudan a contar una historia, a crear una línea narrativa que para mí es sinónimo de lirismo, de poesía. 

En el caso de Igbó, sencillamente resultó ser ese un elemento intrínseco del material escogido, una característica central de esta música.

Desde tu sitio en la escena jazzística de Nueva York te has aproximado con soltura y creatividad, pero también con respeto, a la tradición pianística del danzón. ¿Cuán deudor te sientes de Frank Emilio Flynn, uno de los pocos pianistas de su tiempo que brilló por igual en ambos géneros?  

Del vol. II de este proyecto (Danzones de Romeu en el Café La Diana), puedo decir que es un producto directode mi devoción por la música de Frank Emilio, y específicamente su interpretación a dúo con Gustavo Tamayo, en el güiro, de los danzones de Antonio María Romeu, quien fue uno de sus mentores. Frank es un gigante del pianismo cubano. La magnitud de su repertorio es increíble. En este volumen quise respetar ciertos patrones, específicos de su estilo pianístico y del de Romeu. Recuerdo muy bien la admiración que expresó el gran pianista de bebop Barry Harris (uno de mis maestros) sobre la presentación de Frank Emilio en Carnegie Hall; y también por Peruchín, de quien recordaba su re-armonización y tratamiento rítmico del jazz standard All The Things You Are. 

¿Qué es Igbó Alákorin (The Singer’s Grove) en tu camino musical? ¿Es continuidad o ruptura?

Como ya mencioné, mis proyectos son una continuidad de mi visión artística, mi fe en la música que vengo haciendo hace años. Todas estas producciones están profundamente relacionadas. Tal vez lo que hace diferente a Igbó son las referencias que utilicé. En este caso, más transparentes porque lidian directamente con un sonido familiar, perteneciente a nuestra vasta música popular cubana. Anteriormente, hemos trabajado extensamente con los instrumentos de percusión de la sociedad Abakuá, gracias a una estrecha colaboración con el maestro Román Díaz que comenzó en el 2011. Entre muchas cosas, el trabajo con Román ha dado como fruto una trilogía de grabaciones para el legendario sello ECM. En Gnosis (2017), parte de la orquestación utilizada comprendió instrumentos con origen en la Cuba precolombina -además de instrumentos occidentales y el biankoméko-, algo que desconozco si se ha hecho antes. A mi juicio, no hay ni habrá nunca ruptura, pues Igbó forma parte de un continuum, una línea que sigue una visión específica. Es el resultado de mi interés por las tradiciones cubanas. Y, de las posibilidades que ofrecen cuando se intersectan con la improvisación. Mi misión es seguir esta premisa. 

Nos hemos planteado un antes y un después en una serie de ritmos, canciones y estilos, para explicar la dimensión del álbum Igbó Alákorin (The Singer's Grove) Vol. I de David Virelles. El resultado es sorprendente y evocador. ¡Qué maravilla el pasado! Y cuán emocionante es el futuro.

Playlist

1. Orquesta Chepín-Chovén - El Rayaero (son-pregón)
00:00:16
2. Los Compadres - Cosas de mi Cuba
00:03:52
3. Chepín y su Orquesta Oriental con Ibrahim Ferrer - Un Granito de Arena (danzón-mambo)
00:06:27
4. Hermanas Martí & Orquesta Humberto Suárez - Ojos de Sirena (canción trova)
00:09:26
5. Chepín y su Orquesta Oriental - Bodas de Oro (danzón-mambo)
00:13:01
6. Mariano Mercerón y su Orquesta - Echa Pa'Allá (mambo)
00:14:59
7. David Virelles - El Rayaero (son-pregón)
00:17:47
8. David Virelles - Cosas de mi Cuba
00:23:06
9. David Virelles - Un Granito de Arena (danzón-mambo)
00:25:50
10. David Virelles - Ojos de Sirena (canción trova)
00:30:25
11. David Virelles - Bodas de Oro (danzón-mambo)
00:32:57
12. David Virelles - Echa Pa'Allá (mambo)
00:37:42
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