Luis Carbonell, Roberto Hernández, Miguel De Gonzalo y Chuchín Marcano.

Conocí a Miguel De Gonzalo gracias a un long play que compré a ciegas en una venta de discos usados. Nunca lo había escuchado, pero me llamó la atención la extraña pintura de la portada y los nombres de Adolfo Guzmán y Rolando Baró como arreglistas, dos figuras de postín dentro del mundo artístico cubano. Fue una sorpresa su estilo sofisticado más cercano a un cantante americano de jazz que a un bolerista latino.

Desde ese momento cada vez que tenía ocasión de entrevistar a músicos que hicieron carrera en los años 50, les preguntaba si conocían a este cantante. Gonzalo es admirado por artistas y entendidos, pero extrañamente su nombre se escapa a la memoria del gran público que escucha la música latina de esos años.

Su nombre real era Miguel Ángel González y nació en Santiago de Cuba el 29 de septiembre de 1924. Aprendió a cantar en clave siendo apenas un niño con un primo suyo quién imitaba el sonido del bongó con latas y objetos improvisados. Su primera  presentación en radio fue a los doce años en el programa El Abuelo y sus Nietos, transmitido por la estación C.M.K.C.

Finalizaban los años 30 y estaban de moda las orquestas tipo jazz-band como Los Muchachos Pimienta de Mariano Merceron, quienes alternaban el swing y el fox con los ritmos cubanos. Para la generación de Gonzalo la influencia del jazz fue determinante; aportó un universo más amplio de posibilidades en cuanto a los arreglos, la composición e incluso a la manera de cantar, dando lugar a movimientos como el filin, un estilo de bolero en la cual Gonzalo fue pionero.

Apenas cumplió los 14 años comenzó a cantar en un programa llamado Hora Criolla: donde cobré mi primer sueldo como artista: $5.00 mensuales, contó Miguel de Gonzalo en una entrevista para la revista Selecciones Musicales en marzo de 1960.

Esteban Hernández, director, me creó un personaje para otro programa suyo. Me convertí en El Guajiro del Edén y cantaba atendiendo peticiones de felicitación de santos, cumpleaños, bodas, etcétera, con décimas que el propio Esteban me escribía. Mi programa controló el rating en toda la región oriental por casi tres años.

Para el momento de la entrevista en Selecciones Musicales, Gonzalo estaba atravesando una etapa de estancamiento profesional. Luego de más de una década de trabajo, su popularidad seguía en ciernes, aunque su talento no resultaba comercial. Sin embargo, el sello cubano Puchito lo contrató en 1960 por recomendación de Olga Guillot para grabar algunos discos de 45 rpm con la promesa de completar el LP si los sencillos tenían éxito.

Miguel ya había grabado muchos singles desde mediados de la década del 40 con diferentes sellos discográficos. Quizás el más importante fue el bolero de Isolina Carrillo Dos gardenias. Primero con la orquesta de Julio Gutiérrez para Peerless y luego finalizando 1947 con la Sonora Matancera, en una sesión clandestina pagada por la firma Stinson, donde figura en la etiqueta un ficticio Conjunto Tropicavana, para no incumplir con el contrato de exclusividad que tenían los matanceros con la compañía Panart.

En esos años se había mudado a La Habana para hacer carrera. Llegó a la capital con muy poco dinero y una carta de recomendación para el pianista Julio Gutiérrez. En la audición estaba presente el importante director de orquesta y compositor Armando Valdespi y fue contratado de inmediato. Así comienza un exitoso periplo de actuaciones en los programas estelares de la CMQ: Radio Mil Diez y clubes de moda como El Patio y Casablanca.

Promesas incumplidas

El negocio del espectáculo era muy reñido, Cuba vivía el mejor momento en su industria del entretenimiento, nunca hubo una etapa de mayor creatividad artística. En ese contexto, Gonzalo ganó prestigio en especial entre los propios músicos por su versatilidad, estilo y técnica vocal.

Hay artistas consentidos en el gusto del público y otros que quizás son más estimados por sus colegas, quienes como profesionales conocen las complejidades de su oficio. Por eso, lo que para el oyente común es demasiado técnico, frio o sofisticado y por lo tanto no le comunica ninguna emoción, al músico lo seduce. Tal parece que este era el caso de Miguel De Gonzalo.

En la década del 50 trabajó constantemente con el venezolano Aldemaro Romero, quién estaba haciendo carrera como director y arreglistas de la RCA. La relación con Aldemaro se inició con la grabación en los estudios de Radio Progreso del long play Sketches in Rhythm en febrero de 1957 donde le concedió el papel principal como intérprete.

Ese mismo año viajó a Caracas donde grabó con el pianista Willy Gamboa el álbum Baile en la noche. La primera placa del sello Erna, propiedad del empresario alemán Wilhem Ricken, que años más tarde fundó TH Records, uno de los mayores emporios del mundo del disco latinoamericano.

En ese álbum grabamos diferentes ritmos latinos, incluido el joropo Tucacas del compositor (José Antonio) Sánchez Azopardo, recordó el baterista Frank Hernández. Ese tema lo cantó como si fuera un venezolano, fue algo que todos admiramos. Miguel no solo fue un compañero de trabajo, también un amigo. Era un hombre de mucha educación, con un gran sentido del humor, fanático del jazz y de los mejores cantantes de ese  género. Creo que su mayor influencia fue Frank Sinatra, sin embargo, él se preocupó como latino, como cubano, de imprimirle a sus interpretaciones esa creatividad tan propia de nosotros.

La última temporada de Gonzalo en Caracas fue en 1960 contratado por Romero para actuar junto a su paisano Rolo Martínez en los famosos carnavales del Hotel Ávila. La promesa de completar el LP con el sello Puchito no se cumplió, tampoco la grabación con Olga Guillot, como se dijo en la entrevista de la revista Selecciones Musicales.

Miguel De Gonzalo continuó su carrera conservando un bajo perfil. He leído que de regreso a su país se convirtió en un funcionario de carrera en el área de la cultura. También que se suicidó por depresión en 1975. Ante el vacío de información abundan las dudas. La próxima vez que entreviste a otro músico insistiré: ¿conociste a Miguel De Gonzalo?

¿Un cantante de jazz metido en la piel de un bolerista? Todo un signo de interrogación se abre ante la presencia de Miguel De Gonzalo. Te contamos quien fue.

Playlist

1. Miguel De Gonzalo con la Sonora Matancera - Dos gardenias
00:00:05
2. Miguel De Gonzalo con la Orquesta de Julio Gutiérrez - Es hoy
00:02:56
3. Miguel De Gonzalo con la Orquesta Aldemaro Romero - Nuestra canción
00:05:48
4. Miguel De Gonzalo con Willy Gamboa y Orquesta - Blues Cha cha chá
00:08:53
5. Miguel De Gonzalo con Willy Gamboa y Orquesta – Tucacas
00:12:20
6. Miguel De Gonzalo con Willy Gamboa y Orquesta - Mi guapachá
00:14:15
7. Miguel De Gonzalo con la Orquesta de Humberto Suárez - Tu no sospechas
00:16:39
8. Miguel De Gonzalo con la Orquesta de Humberto Suárez - La montaña
00:19:27
9. Miguel De Gonzalo con la Orquesta de Humberto Suárez - Vagar entre sombras
00:22:56
10. Miguel De Gonzalo con la Orquesta Aldemaro Romero - Que ambicionabas tú
00:26:00
11. Miguel De Gonzalo con la Orquesta Aldemaro Romero – Llorarás
00:29:02
12. Miguel De Gonzalo con la Orquesta Aldemaro Romero - En las tinieblas
00:31:44
13. Miguel De Gonzalo con la Orquesta de Jazz de Adolfo Guzmán - Y esa canción
00:34:03
14. Miguel De Gonzalo con la Orquesta de Jazz de Adolfo Guzmán - Recuérdame feliz
00:36:44
15. Miguel De Gonzalo con la Orquesta de Jazz de Adolfo Guzmán - Lo que siempre guardé
00:39:53
16. Miguel De Gonzalo con la Orquesta de Jazz de Adolfo Guzmán - Te regalo esas horas
00:42:31

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