La salsa no ha muerto, la encontré en Marruecos
El pequeño festival Tanja Latina en Tánger ha renacido gracias a un puñado de salseros llegados de tierras calientes
Dicen que la salsa ha muerto, dicen que eso no va, que no camina, que es cosa de viejos. Y yo les digo que hay un pequeño festival en Tánger, Marruecos que ha renacido gracias a un puñado de salseros llegados de tierras calientes y ayudados por unos irreductibles galos y marroquíes y se han hecho fuertes con la clave de rumba y de son, con cumbia y batucada, en el festival Tanja Latina.
A la cita han acudido ilustres salseros como Rafael Quintero al frente de Diabloson, el grupo Salsafon, Ocho y Media, Cumbia Chicharra y la batucada Matissa.
Tánger fue la ciudad que inspiró la película Casablanca. Pero no busquen a Bogart o a Truman Capote por la esquinas. Apenas quedan rastros de una ciudad que fue internacional desde 1925 hasta 1960 en el que las tres culturas (musulmana, judía y cristiana) convivían en el respeto mutuo y que fue el punto de encuentro de la generación Beat y de muchos escritores que buscaban un lugar neutral para las letras.
En el año 2010, mi compañero periodista Enrique Romero de Radio Gladys Palmera me comentó que había nacido este pequeño y delicioso festival y nos encontramos allí, asombrados por la circunstancia. En los últimos años los festivales marroquíes se han especializado en todo tipo de músicas. Mi favorito es el Festival Gnaoua de Essauira pero siempre estoy atento a la programación del Festival de Músicas Sagradas de Fes, el Festival Rock Boulevard de Casablanca que mantiene una residencia con el festival Camino de Santiago de Huesca, el Timitar de Agadir (dedicado a la cultura Bereber). En fin, que el menú de festivales en Marruecos es muy jugoso además hay una maravillosa escena hip hop que no tardará en reciclarse hacia el trap.
En esta ocasión, volví como invitado para pinchar en en el festival. Busco discos en la Medina y me dice el tendero que no tiene rap ¿Ni siquiera al rapero de tanger “Muslim”? No. En Marruecos los seguidores del rap tampoco se compran discos.
Claudia Berchenko es la cantante de la orquesta Ocho y Media, nació en Chile y sus padres la llevaron a París huyendo de Pinochet. Un buen día una de sus canciones “Pesadilla” (de su álbum “Llegó la hora” 2004) se pegó en Cali, “llegó pirata y sin firmar y se crearon leyendas en torno a su origen, que si era de Cuba, esas cosas. Hasta que alguien nos conectó y fuimos a tocar a Cali”, me dice. Claudia forma parte de los irreductibles salseros de París. “No, no somos la salvación de la salsa. Somos una cooperativa que quedábamos para ensayar a los ocho y media, después de trabajar”, dice.
“Diabloson somos la ONU” me dice César, mexicano que hace coros en un grupo que aborda la salsa como un territorio en el que hay mucho por componer y así me encuentro con Rafael Quintero, venezolano que lleva dos décadas en Europa y que es un consumado compositor y tremendo sonero. Me pasa algunos de sus discos “15 ans en France” contiene 14 composiciones de Quintero. Tiene una banda en Suiza que se llama la Orquesta La Puntualidad con la que ha grabado “El combo de los secuaces”. La orquesta funciona como un reloj… suizo en el Caribe. También ha compuesto para Edwin Sanz y por fin confiesa: “Tengo ocho bandas. Una vez en una feria llegué a tocar con cinco la misma semana, con cinco repertorios diferentes, ochenta temas”.
Una de esas orquestas es Salsafón y para no tocar en el mismo festival en dos formaciones diferentes ha llamado a un sonero de fuste: Marcial Istúriz, venezolano. “Seguramente se mude a Colombia, está para las grandes ligas”, dice Quintero. Salsafón sorprende con una salsa durísima y Marcial demuestra que sí, que se puede fajar con cualquiera.
Ya saben que la cumbia ha traspasado todas las fronteras pero lo de Cumbia Chicharra merece atención especial, radicados en Marsella abren su disco “Hijo del Tigre” con “la wea” un afrobeat que te lanza al espacio exterior, en Tánger han invitado a multitud de músicos de otras formaciones y desde ya es uno de mis temas favoritos.
No soy fan de las batucadas aunque reconozco que fue un descubrimiento el disco de Olodum que me regaló Herbert Vianna (Paralamas) y las posibilidades que nos descubrió Carlinhos Brown. Pero he vuelto a creer gracias a Matissa una batucada con sede en Rabat, Bruxelas y Dakar.
UNA SESIÓN EN TANGER
Cerrar un festival con una sesión que por razones logísticas tiene que durar media hora y después de gozar con un montón de bandas fantásticas no puede ser una colección de cualquier cosa. Hay que poner la siguiente canción como si fuera la última, una mezcla de manifiesto y de placer.
Uno cuando pincha tiene que decir quién es y por qué. Así no hay otro guaguancó más bastardo y mestizo que este que cantaron Patato en las congas y Totico en los versos con el tres electrificado de Arsenio Rodríguez. ¿Se imaginan preguntarle a Arsenio por su visión de la pureza? … “Llegó superman bailando rock and roll, bailando qué-sé-yo”.
Al rato, Rum Beat: cuatro rumberos catalanes atacando el soul en su mismo eje y siguiendo con un colombiano con una soberbia versión de un salsero africano. De Senegal al Caribe y vuelta y ahí suena Africando que es el regreso de la salsa a la casa de los abuelos. Carpe diem: “Hoy tenemos, mañana no sabemos”. Y uno no se puede ir de una experiencia sin una promesa, el rajo de voz flamenca de Buika es perfecta para contar eso. “Sí, volveré”.