Bebo Valdés, el caballero del piano que reinventó el jazz afrocubano
El propio Bebo Valdés hizo una playlist de la banda sonora de su vida. La compartimos en RGP con motivo de su centenario.
Dionisio “Bebo” Valdés nació el 9 de octubre de 1918 en el seno de una familia artística en Cuba. En los años cincuenta, Bebo fue un galante cónsul musical con sede en el Club Tropicana de La Habana. Allí, sentado al piano, recibía a estrellas norteamericanas de la época como Nat King Cole y Woody Herman.
Bebo fue la personificación misma del encuentro entre la música afrocubana y el jazz, y aunque exiliado en Suecia desde principios de los años sesenta (nunca volvió a pisar Cuba), se dedicó hasta el final de sus días a llevar los ritmos de su isla por el mundo. “Sé que no me queda mucho tiempo, pero el tiempo que tengo lo voy a dedicar a mantener viva la música cubana”, me dijo en el bar de un hotel en Manhattan en 2006. Tenía 88 años y estaba en Nueva York para presentarse en el prestigioso escenario Jazz at Lincoln Center.
Entre los discos de Bebo Valdés en la Colección Gladys Palmera figura la primera grabación de descarga cubana, instigada por Irving Price, dueño de la tienda habanera de discos Andre’s, y apoyado por el productor de jazz norteamericano Norman Granz. El disco de 10 pulgadas Cubano! (Mercury Records, 1952), fue grabado en los estudios de Panart en 1952 con el percusionista Guillermo Barreto, el trompetista Alejandro “El Negro” Vivar y otros músicos increíbles de la orquesta del Tropicana de Armando Romeu Jr., que se juntaron para la ocasión bajo el nombre de Andre’s All Stars.
“Lo que después se conocía como descarga yo lo llamaba jazz afrocubano”, me dijo una vez Bebo durante una conversación telefónica desde su casa en Suecia. “Yo tenía mis propias ideas acerca de los jam sessions. Siempre incorporaba música cubana – como el tumbao y el montuno – cuando tocaba jazz”.
También en 1952, Bebo estrenó un nuevo ritmo que tenía el potencial de derrumbar al mambo de su trono: el batanga.
“Nunca se había incorporado la batá a la música de baile cubano”, dijo Bebo, recordando su experimento con los tambores sagrados. “Es lo que yo quería hacer”. Bebo arregló su batanga para una gran orquesta que incluía cinco saxofonistas y siete percusionistas. Grabó un demo y lo llevó a la emisora Cadena Azul.
“El 8 de julio de 1952 a la una de la tarde, la emisora presentó el batanga a la prensa”, recordaba Bebo en nuestra entrevista telefónica. Poco después se estrenó el programa de radio El Batanga de Bebo Valdés, con Beny Moré en la voz — antes de que el gran cantante formara su propia orquesta. Pero con el mambo como dura competencia, el show carecía de sponsors y duró poco.
“El batanga nació y después se murió”, admitió Bebo. Aunque no causó la sensación que él esperaba, en las décadas siguientes el batá sí logró ocupar un lugar respetado en los escenarios. “Hay mucha música que suena como el batanga hoy”, me dijo.
El indestructible Bebo de los años 50 seguía su rumbo estelar con una nueva banda, Sabor de Cuba, con su amigo Rolando Laserie como cantante.
En 1960, Bebo se encontraba en desacuerdo con el nuevo régimen cubano. En octubre de ese año, dejó su familia en La Habana y salió para México con Laserie. Después, durante una gira en Europa con los Lecuona Cuban Boys, Bebo conoció a su futura esposa, Rose Marie Pehrson, en Estocolmo. En Suecia, Bebo se adaptó a una nueva vida familiar – con Rose Marie tuvo dos hijos – y por décadas se ganó la vida tocando el piano en bares locales. Retirado de los escenarios internacionales, en 1994 el saxofonista Paquito D’Rivera le invitó a grabar en una sesión en Alemania.
El resultado, Bebo Rides Again (Messidor, 1995) fue su primer álbum en 30 décadas. Tenía 78 años.
Así empezó el gran regreso de Bebo Valdés, un torbellino de actividad que no cesó hasta el final de su vida. Su éxito más espectacular fue junto a Diego El Cigala: Lágrimas negras (Calle 54 Records, 2003). Este encuentro de la música cubana y el flamenco producido por Fernando Trueba, Nat Chediak y Javier Limón, dio pie más a una serie de triunfos discográficos, como la banda sonora de la película animada Chico y Rita, co-dirigida por Trueba e inspirada en la historia de Bebo, quien el musicólogo cubano Helio Orovio llamó “uno de los más completos músicos que ha dado Cuba”.
El último disco de estudio del pianista fue el emocionante re-encuentro con su hijo Chucho: Bebo y Chucho Valdés: Juntos Para Siempre (Sony, 2008).
En esa tarde de otoño de 2006, en el bar de un hotel de Manhattan, le pedí a Bebo que me describiera cómo sería la banda sonora de su vida. Me nombró algunos de sus temas favoritos, artistas de música cubana y de jazz, y me contó porque fueron significativos para él. Esto es Bebo Valdés por Bebo Valdés:
“El Manisero”, Mario Bauzá
“Manteca”, Dizzy Gillespie & Chano Pozo
“Congo Mulence”, Machito
“En principio, al jazz latino se le conocía como jazz afrocubano, así lo llamaban y lo tocaban Machito y Mario Bauzá en Nueva York en los años cuarenta. La historia del jazz latino es realmente una historia muy larga. Comenzó cuando los europeos no trajeron las mujeres blancas con ellos a las Américas; nacieron mulatos de las mujeres esclavas. Y de manera similar, la música europea se mezcló con los ritmos africanos. Es la fusión de las razas que ha creado todos los ritmos que tenemos hoy en las Américas – del jazz americano a la música cubana.
¿Dónde no se ve una conga en el escenario hoy en día? El jazz latino es una mezcla de esas cosas, y ha seguido evolucionando de distintas maneras”.
“Tu sonrisa”, Bebo Valdés
“Siempre me gusta tocar la obra de Samuell; fue el padre de la música cubana. El caballero fue un pianista, violinista, bajista; tocó un montón de instrumentos, y fue un compositor, arreglista, y profesor super-inteligente – ¡un hombre increíble!
Los esclavos negros que llegaron a Cuba desde Haití trajeron el estilo de contradanse a Cuba. Samuell escribió sus propias composiciones incorporando ese ritmo, que se llamó en Cuba la contradanza. En esa época, a la música que no era clásica –la música negra – se le llamaba música profana. Yo no estoy de acuerdo con eso”.
“Siboney”, Bebo Valdés
“Lecuona fue el mejor pianista de Cuba de todos los tiempos. Adaptó el sonido de los congueros. Su música demuestra que los genios encuentran su inspiración en las calles“.
“Tiger Rag”, Art Tatum
“Para mí, el pianista ideal de todos los pianistas americanos es Art Tatum. Nunca ha habido nadie como él.”
“Son de la loma”, Bebo Valdés & Chucho Valdés
“Esta canción es de Miguel Matamoros. A mis padres les encantaba esta música. A mí me gusta tocar los clásicos cubanos como este, pero siempre con mi propio estilo“.
“Con poco coco”, Bebo Valdés
“El club Tropicana era un lugar especial. La orquesta con la que tocaba allí, dirigida por Armando Romeu, era una buena orquesta de jazz, pero en realidad estábamos allí para acompañar los shows del club. Así que tocábamos música cubana. Escribí canciones como ‘Con poco coco,’ la cual grabé para Norman Granz en 1952. La toqué todos los domingos en el Tropicana durante 10 años”.
“Cachita”, Nat King Cole
“Yo preparé a Nat King Cole para cantar en español cuando hice los arreglos para su disco [Cole En Español]. Fue un gran cantante, pero aún mejor pianista. Todavía tengo fotos de él de cuando se iba de fiesta en la Habana“.
“El rumbón”, Chucho Valdés
“Tengo siete hijos con tres mujeres distintas, y todos llevan mi nombre. Entre los que son músicos está Chucho Valdés. Algunos de los hijos de Chucho también son músicos, entonces parece que puede ser algo genético”.
“A Mayra”, Bebo Valdés
“El guajeo de Rickard”, Bebo Valdés
“Miriam, el solar de Bebo”, Bebo Valdés
“Yemayá”, Mayra Caridad Valdés
“Mi hija Mayra Caridad Valdés ha grabado con Irakere, el grupo de Chucho. Mi hija Miriam es pianista, Bach es su especialidad. Mi hijo Rickard, nacido en Suecia, es percusionista“.
“Stella By Starlight”, Bill Evans
“Bill Evans es el músico más moderno de hoy, aunque ya no está vivo“.
“Lágrimas negras”, Bebo Valdés y Diego El Cigala
“Esta es una gran y triste historia de amor. El tipo de historia de amor que todos vivimos en un momento u otro. Llevo tocando esta canción de Miguel Matamoros desde los años 40, pero nunca fue tan popular como cuando la grabé con Cigala. Con la edad que tenía, el éxito de ese disco fue una bendición de Dios.
Todo cambia con cada generación; yo estoy de acuerdo que la música también debe seguir cambiando. Pero nunca debemos olvidar nuestras raíces culturales”.
Algunos discos de Bebo Valdés en la Colección Gladys Palmera:
Con la dulzura y generosidad que lo caracterizaba, ese día en Nueva York, Bebo no sólo hizo una playlist biográfica, sino que compartió recuerdos de su niñez, evocó esos domingos en el Club Tropicana en los que tocaba con la orquesta de Armando Romeu, y como no, incluyó temas compuestos e interpretados por algunos de sus hijos, como Chucho y Mayra Caridad. Lee aquí la entrevista completa con la explicación de cada canción. Esto es Bebo Valdés por Bebo Valdés:
(Foto destacada: portada disco Todo Ritmo del 1959 de Bebo Valdés)