José Feliciano y como verlas todas
"Canto representando a los que ahora no pueden expresarse ni hablar". El lema de José Feliciano sigue siendo su razón de ser. Una charla sin tapujos.
Mi constante ha sido la de revitalizar y renovar géneros musicales que parecían estar en decadencia. Eso no quiere decir que sea un mesías de las causas perdidas pero sí un fiel creyente en las potencialidades y en la vigencia del repertorio musical latinoamericano. Ha seguido siempre su máxima: buscar todo en función de todos.
En tono franco
Pocos intérpretes suelen ser tan francos a la hora de emitir conceptos como José Feliciano. Muchos confunden sus juegos verbales con declaraciones atrevidas, pero en esencia Feliciano es un hombre claro en lo que quiere de la vida a nivel profesional y personal. Su condición social y sus vivencias le han permitido inclusive desarrollar acciones que comprometen su conciencia y su forma de pensar, como aquellas famosas palabras en Viña del mar, Chile: Canto representando a los que ahora no pueden expresarse ni hablar. O como la forma de cantar el himno estadounidense en una serie mundial, que abordaremos más adelante.
De su vida conversa con fluidez y en tono alto como para que no quede nada oculto ni con sabor a secreto. Nació el 10 de septiembre de 1945 en el pueblo de Lares en Puerto Rico y en el seno de una familia numerosa. Nació con glaucoma congénito y fue el único entre sus 9 hermanos que no pudo disfrutar del sentido de la vista. Eso sí: a los tres años se notaba su sentido del ritmo acompañando con una lata a un tío que tocaba el cuatro puertorriqueño. A los cinco años ya estaba con la familia en Nueva York. Era una época de emigración; las circunstancias, a veces apremiantes obligan a las personas a tomar decisiones que marcarán sus vidas. A los seis años de edad ya José Feliciano tocaba el acordeón y a los nueve estaba decidido por la guitarra.
Lil Rodríguez: ¿Por qué dejó de lado el acordeón?
José Feliciano: Porque es un instrumento sin sentimiento, mecánico como otros, incluyendo al piano, en tanto que las cuerdas tienen tanto feeling como vibraciones. Fíjate que nadie dice “ese hombre hace llorar a ese piano”, pero sí se puede decir cuándo se habla de la guitarra. Mi primera guitarra fue de plástico y le costó a mi padre 10 dólares. Tenía yo diez años cuando me la regaló y todavía le agradezco ese obsequio que cambió mi vida.
Como el tema de las cuerdas estaba sobre el tapete surgió otra pregunta:
LR: ¿En su concepto cuáles son los mejores guitarristas latinoamericanos?
JF: Sin vacilación contestó: “Al frente de las cuerdas hay muy buenos instrumentistas en América. Particulamente me encanta Alirio Díaz, venezolano ((Todavía no conocía a Aquiles Báez o Jorge Glem); también admiro el trabajo de Luis Bonfá y la guitarra y el cuatro de mi compatriota Yomo Toro, aunque considero el mejor cuatrista de mi país a Nieves Quintero, un cultor de la música jíbara como pocos se han dado.
Inicios discográficos
Las cuerdas llevan la conversación hacia el inicio discográfico de José Feliciano. En términos del éxito latinoamericano que supuso Sin fe Feliciano había ya grabado haciendo un dúo de requinto con Yomo Toro acompañando a Ligia Esther Maldonado. Recuerda que en 1957 se le fue de las manos la posibilidad de hacer un disco él solito cuando en un concurso de aficionados en Nueva York le ganó la competencia Blanca Iris Villafañe. La misma de Y qué me importa/ que vivas con otra/ que te da dinero/… ¿Te acuerdas?
Hacia 1962, con 17 años Feliciano dejó la escuela y se echó a la calle con su guitarra para ayudar a su padre, que había quedado desempleado. Recuerda haber pasado el sombrero en Greenwich Village. Por esa misma actividad le hicieron la primera oferta profesional para tocar en Detroit y allí algunos críticos de música alertaron en torno al nacimiento de una nueva luminaria con la guitarra. Para 1964 la RCA Víctor le extendió un contrato para grabar su primer disco como solista: The Voice and Guitar of José Feliciano. Volvería a grabar al año siguiente y es entonces cuando el sello disquero lo envía a Argentina, al Festival de Mar del Plata. Fue allí donde se generó la idea de grabar un disco en español, pero como no sabían qué hacer yo les propuse grabar viejos boleros con la guitarra. Recuerdo mucho Amor gitano, compuesto por Héctor Flores Armas y cuyo título original es Mal pago.
Ese primer disco de boleros, Sombras… una voz y una guitarra, le dio la vuelta al continente en tiempo récord. Llama mucho la atención que surgiendo Feliciano en medio de una generación llena de baladistas (Sandro, Leo Dan, Leonardo Favio, Chucho Avellanet, etc.) él se decidiera por el bolero rítmico con guitarra y percusión.
Feliciano señala: Había un estancamiento en la música latinoamericana cuando yo grabé ese álbum. La avalancha de ritmos modernos opacaba a nuestra propia rítmica y yo me propuse remozarla y presentarla con un matiz nuevo para que mantuviera su vigencia. Lo logré y me alegro por ello. Los baladistas fueron pasando y el bolero permaneció.
De esa etapa se recuerdan también Sin fe y Luz y sombras. Posteriormente grabaría en México y en Venezuela. En México, curiosamente hizo su versión de Moliendo café. Me costó grabarla porque en México no hay ritmo.
LR: ¿Cómo?
JF: Claro, en México conviven muchas tendencias musicales pero no es tierra de percusión, de ritmo. Es como comparar unos mariachis de Guadalajara con unos mariachis surgidos en Montevideo. No hay punto de comparación.
El ostracismo
La RCA Víctor había encontrado una fórmula para lanzar a Feliciano en el mercado anglosajón y comenzaba con muy buen pie en 1968, cuando el ostracismo apareció en su carrera profesional. Fue invitado a entonar el himno de Estados Unidos en el tercer encuentro de la Serie Mundial de Béisbol ((entre los Cardenales de St. Louis y los Tigres de Detroit), y José Feliciano acudió a Detroit, ciudad que le era muy querida y donde se escenificaría el juego de pelota. Cantó, sí pero entonó el himno como un blues y con su guitarra española. Nadie jamás había hecho una versión del himno. El abucheo y la repulsa fueron inmediatos e incluso las solicitudes de expulsión del territorio de Estados Unidos, y el retiro de la nacionalidad. Sus temas fueron retirados de la radio y de las tiendas de discos. Hecatombe, pues.
Feliciano aguantó todo eso y siguió hacia adelante. Su versión de Light my fire del grupo The Doors fue muy diferente y fue la primera vez que un artista grababa una canción con una guitarra acústica de nylon, una guitarra clásica, en un disco de rock and roll. Al respecto señaló en entrevista: Le di un toque muy latino, sin darnos cuenta. Me sorprendió que también le haya gustado al mundo del rock. Junto a Light my fire Feliciano se apuntaló con Feliz navidad.
Fue entonces cuando en 1971 triunfó por todo lo alto en el festival italiano de San Remo con el tema Che sará (Qué será) que lo elevó a primeros lugares de difusión y ventas en más de doce países. Comenzó así a ceder la virulencia.
Qué cosas pasan que con los años el equipo de béisbol de Detroit lo desagravió y lo invitó a entonar el mismo himno con su misma versión en soul, y al final lo que hubo fue ovación. Cambian los tiempos, cambian tanto que en marzo de este 2023 recibió en Washington de manos del presidente Joseph Biden la Medalla Nacional de las Artes, el reconocimiento más importante que Estados Unidos otorga a artistas y sus patrocinadores. La recibió junto a Bruce Springsteen y Gladys Knight.
La permanencia
Le preguntamos por el secreto de su permanencia. El detalle está en el estilo y en los arreglos. Con el bolero innové en el arreglo y en la manera de cantar; con la música en inglés utilicé un concepto latino pleno de percusión y de guitarra; con la balada usé todos los instrumentos posibles y nuevos temas; con la salsa trabajé sobre la base de arreglos no trillados.
LR: ¿Cuál es el cantante más respetado por usted?
JF: El único, el inolvidable Tito Rodríguez. No ha habido otro como él, y mira que los hay muy buenos.
Con más de 50 años de trayectoria artística José Monserrate Feliciano García tiene más de 50 millones de discos vendidos y un repertorio que supera los 600 temas. Cuenta con nueve premios Grammy (en español y en inglés) y 45 certificaciones de discos de oro y platino. Ha paseado su voz, repertorio y guitarra por todo el mundo, inclusive al lado de las más prestigiosas orquestas sinfónicas. Su presencia en espacios televisivos es reclamada en todas partes y él sigue a sus actuales 77 años, próximo a los 78, creando, innovando, levantando polémicas y siendo uno de los hijos predilectos de Láres, la población que le dió libertad a Puerto Rico, y soberanía, aunque por muy poco tiempo.
Es considerado uno de los mejores guitarristas vivientes. Él no olvida la guitarra de plástico que le regaló su padre, y que le cambió la vida para siempre.