Giraldo Piloto y el sello Palma-Cubartimpex
Recordando a Giraldo Piloto Bea, el productor que innovó la música cubana, el compositor de las canciones eternas.
El sello Palma-Cubartimpex tuvo dos rasgos distintivos: su vida fugaz, pero intensa, y la impronta de la persona designada para concebirlo y llevarlo adelante. No encuentro en la historia de la discografía cubana, ni antes ni después de 1959, un directivo que fuera a la vez un profundo conocedor de la industria, músico y compositor en activo y exitoso, una carismática y popular figura en el medio artístico y alguien con una elevada cultura en todos los sentidos. Esas características distinguían a Giraldo Piloto Bea.
En el espacio inicial que se abre poco a poco cuando en 1960 comienza la nacionalización y expropiación de la industria discográfica cubana, que incluyó sus marcas, fábrica de discos y estudios, el sello Palma-Cubartimpex emerge como como antesala inmediata a la creación del 31 de octubre de 1964, de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM), tras efímeros intentos como la producción de discos encargada por el nuevo gobierno ya en 1959 a la Imprenta Nacional de Cuba.
En Piloto confluían esa pasión por los discos que lo hacía poseedor de un amplio conocimiento del mundo musical tanto en Cuba, como en Estados Unidos y otros países; una sensibilidad paradigmática para apreciar las artes visuales y esa rara virtud de tener siempre información inmediata y amplia sobre la industria internacional de la música, principalmente en Estados Unidos.
Su entrega total a un proyecto que le apasionaba, su fino gusto y su amplio conocimiento respecto a lo mejor y más novedoso del ámbito musical cubano y –no menos importante– su participación personal en los sucesos mismos, lo hacía la persona ideal, tal y como argumentó Marta Valdés cuando tuvo la oportunidad de proponerlo. Piloto, desde ese sello discográfico, fue una garantía para que los más asombrosos brotes de la música cubana en la década de los 60 quedaran registrados para siempre, resumió Marta, y no se equivocaba, pues el catálogo de Palma-Cubartimpex recoge, ni más ni menos, que lo más valioso que se creó y vivió en la música cubana de los años 60.
El objetivo y la estrategia de Palma-Cubartimpex era crear discos como productos de alta cultura y reidentificarlos en dos ediciones con diseños de portada diferentes para una línea de exportación hacia mercados desconocidos –ya se vislumbraba el del extinto campos socialista-, pues el norteamericano, prioritario desde los inicios mismos del disco en Cuba, ya había sido cancelado, al igual que las relaciones políticas con Estados Unidos, el principal mercado para la música cubana.
Piloto es jefe de ventas de Cubartimpex –empresa creada para el comercio internacional de productos culturales– y a la vez, el director creativo de Palma, como ente de producción musical, y quien delinea y decide cómo se irá conformando el catálogo del sello. En fecha muy próxima se crea el sello Areíto, en cuyo concepto de producción Piloto también tiene que ver. Así, las grabaciones más relevantes comienzan a salir, tanto en Areíto, como en Palma-Cubartimpex, con empaque diferenciado, pero con la misma referencia numérica y muchos con notas trilingües en español, inglés y francés. De ahí la duplicidad de ediciones en la mayoría de los discos producidos en Cuba entre 1963 y 1967.
A mediados de los años 60, Giraldo Piloto descubre talentos como el mejor de los scouts: gracias a su iniciativa y liderazgo se graban fonogramas que han devenido referentes absolutos en la discografía cubana: las grabaciones que marcan el kilómetro 0 de la discografía de Chucho Valdés, ahora como Jesús Valdés y su Combo, prensadas para distribución nacional bajo el título de Descarga. Volumen I y II, y para el mercado internacional como Jazz Nocturno; el despegue definitivo de Omara Portuondo como solista, anticipado en el EP Como un milagro, y confirmado con la salida de su segundo LP Esta es Omara Portuondo, ambos al cuidado de Juanito Márquez, en la dirección musical y producción musical y con algunos temas de su propia autoría; el boom de popularidad del Cuarteto de Meme Solís; la feliz empatía lograda por Felipe Dulzaides y Los Armónicos con Doris de la Torre, en el disco Armonía con Los Armónicos. Eterniza a Bola de Nieve en el imprescindible LP Mesié Julián. Otra vez Bola, un fonograma importantísimo en el catálogo del gran Bola, con clásicos de su repertorio y temas entonces recientes en su voz y piano. Palma-Cubartimpex actualiza a Chappottin y sus Estrellas con el LP La guarapachanga, y encumbra aún más a Elena Burke en otro de sus extraordinarios vinilos: Es contigo.
La aguda intuición de Piloto permitió los primeros registros de artistas entonces emergentes o recién llegados a la popularidad, como el fenómeno que supuso Amado Borcelá Guapachá, cuyas grabaciones con el sello se convierten en su legado póstumo y unos de los discos del jazz cubano más buscados y coleccionados; los emergentes Pello El Afrokán y su ritmo mozambique, y la cantante Luisa María Güell, entre los acercamientos cubanos más tempranos al pop y la balada; las congas carnavalescas de los santiagueros Hermanos Bravo y el boom de los cuartetos representado en Los Zafiros, el de Meme Solís, Los Bucaneros, el Cuarteto del Rey y Voces Latinas.
En cuanto a géneros, el catálogo de Palma-Cubartimpex es muy abarcador: toma el pulso a los clásicos de la música cubana –son, danzón, guaracha, cha cha chá, guajira, mambo– y comprueba la salud de que gozaban entonces, en discos de Paulina Álvarez (EP La emperatriz Paulina), Chappottin y sus Estrellas (La guarapachanga), Orquesta Aragón (Cha cha Aragón), Bienvenido Julián Gutiérrez (Estampas Populares), Enrique Jorrín (La engañadora), Celeste Mendoza (Sabor a Cuba), Conjunto Estrellas de Chocolate, con su disco homónimo y otros. El bolero está representado en los discos de Elena Burke (LP Es contigo y EP Alma con alma), Moraima Secada (EP Estoy aquí), Gina León (LP Gina León, EP Tú nada más), Lino Borges (LP Quiero quererte), Kino Morán (EP Kino Morán) y otros.
Un género en particular tendrá una fuerte presencia en el catálogo del sello, probablemente por el gran conocimiento que tenía Piloto de sus mejores músicos y estilos, y por ser él mismo un fan: el jazz. En LPs y EPs –los formatos que más trabajó Palma-Cubartimpex– publica las grabaciones de formaciones jazzísticas establecidas, de otras creadas para la ocasión, de algunas que existían únicamente para presentarse en centros nocturnos o de otras que nunca habían grabado. En alguna de estos apartados clasifican la de Leonardo Timor, el Noneto de Pucho Escalante, el Quinteto Instrumental de Música Moderna, Samuel Téllez y su Combo, Los Armónicos de Felipe Dulzaides, Juanito Márquez y su Combo y la orquestas de Generoso Tojo Jiménez, cuyo LP Descargas instrumentales descuella en el catálogo de este sello.
Entre los discos más importantes por su trascendencia cultural, publicados por Palma-Cubartimpex figuran los LPs Ñico Rojas, el primer registro en vinilo del prodigioso maestro cubano de la guitarra; Ecó, que hace justicia al gran compositor y director Gilberto Valdés; Mesie Julián. Otra vez Bola, como ya dijimos, uno de los discos más representativos de Bola de Nieve; Pianoforte, un disco ya clásico, que unió a tres grandes pianistas: Adolfo Guzmán, Pedro Jústiz Peruchín y Frank Emilio Flynn; Este es José Antonio Méndez, uno de los primeros LPs del gran referente del filin, entre otros.
Si la música recogida en el catálogo de Palma-CUBARTIMPEX puede ser representativa de lo mejor de aquellos años, el diseño de sus carátulas significó una verdadera revolución en la producción discográfica, en cuanto a imagen y empaque. Quizás por primera vez en Cuba, se integran con expresa intencionalidad un elevado nivel de diseño, una obra plástica o fotográfica de altos quilates, para vestir la aportación sonora del soporte musical, con la carga espiritual y la invitación al disfrute que esta integración de elementos supone.
Con el bagaje de sus años relacionados con el dibujo y la visualidad, Giraldo Piloto convocó a fotógrafos de probado oficio y que luego serán grandes referentes de la fotografía cubana, como Mario García Joya Mayito y Roberto Salas, por sólo mencionar algunos; a los más vanguardistas diseñadores de ese momento, como José Lucci, Eduardo Potrillé, Roberto Quintana, Silvio Gayton, Aldo Amador, Miguel Cutillas, Raimundo García, y otros. Algunos de ellos eran también artistas plásticos, que en muchos casos llevaron a portadas de discos interesantes obras pictóricas de carácter experimental, en la línea de la abstracción y el trabajo con las texturas, algo totalmente novedoso entonces en la industria cubana del disco.
Un lugar especial lo ocupan las portadas realizadas para Palma-Cubartimpex por el valenciano-cubano Eduardo Muñoz Bachs, uno de los más relevantes dibujantes y artistas plásticos de los años sesenta en Cuba, con un importante legado en la cartelística y en el cine cubanos. Entre sus portadas más memorables están los discos La engañadora (Orquesta de Enrique Jorrín), Sabor a Cuba (Celeste Mendoza), La guarapachanga (Chappottin y sus Estrellas), Ñico Rojas, en las que la síntesis, el ingenio y la inocencia son los sellos distintivos de un estilo absolutamente hermoso y personal.
Cuando Giraldo Piloto inicia el sello Palma-Cubartimpex tenía recorrido un importante camino en la música. Vinculado al grupo del filin, entre los compositores más jóvenes que se fueron sumando al núcleo inicial, tuvo una participación crucial en Musicabana, la primera editorial independiente creada por compositores cubanos para enfrentar la hegemonía impositiva de los pulpos editoriales norteamericanos como Peer, Southern Music y otros. Musicabana se convierte en una asociación singular: las ganancias obtenidas se reinvierten en promover nuevas obras y lanzar firmas autorales de prestigio, entre ellas el joven binomio Piloto y Vera y Marta Valdes, que da sus primeros pasos como compositora.
Piloto hace además una importante labor realizando transcripciones de obras del catálogo Musicabana y junto con su padre, Giraldo Piloto Iglesias –que residía en Estados Unidos– trazan la estrategia para difundir las obras de los compositores de Musicabana entre cantantes y orquestas latinas en Estados Unidos y establecer una representación oficial en Nueva York para el registro editorial del catálogo. De este modo fue que cantantes como Machito y sus Afrocubans, Graciela, Vicentico Valdés, Tito Puente, Tito Rodríguez y otros incorporaron a su repertorio obras importantes de compositores cubanos asociados a Musicabana.
Para entonces el binomio autoral Piloto y Vera, que lo uniera a su amigo Alberto Vera Morúa, había logrado llamar la atención de destacados cantantes y orquestas. Nutrieron su carpeta autoral de temas que se van convirtiendo en éxitos desde la segunda mitad de los años cincuenta: Qué bella es Cuba (Celia Cruz con La Sonora Matancera); Hay que recordar (Machito y sus Afrocubans), Cha cha chando (Tito Rodríguez); Tu verdad, Hoy mañana y siempre, Nueva Vida, y los clásicos Fidelidad y Añorado encuentro (Vicentico Valdés) inspirados y dedicados por Piloto a su esposa, la cantante y pedagoga Josefina Barreto.
Los años 60 fue el gran apogeo de las obras de Piloto y Vera, algunas imprescindibles en los respectivos repertorios de los cantantes, como Duele (Elena Burke), Perdóname conciencia (Moraima Secada), Guajira con tumbao (Orquesta Aragón), Solo tú y yo (Omara Portuondo), Debí llorar (Gina León, Freddy, Pablo Milanés), Y deja (Los Zafiros, Omara Portuondo), Solo contigo basta (Fernando Álvarez), No juegues conmigo (Rolando Laserie), y hasta el mozambique Qué es esto que llega (Pello El Afrokán).
Músicos de salsa han grabado temas de Piloto y Vera, entre los que destacan Rubén Blades y Willie Colón con el bossa Y deja; Willie Rosario con Nueva vida, Pete Rodríguez, Lou Pérez, Puerto Rican Power, La Criolla y Fania All Stars con Guajira con tumbao. Pero, aparte, también la española Silvia Pérez Cruz, en una sublime versión de Debí llorar.
Giraldo Piloto era un incansable promotor, en cuyas manos, el catálogo discográfico Cubartimpex era ponderado con conocimiento de causa. Así, como parte de su estrategia de ventas internacionales, uno de los puntos fuertes del pabellón de Cuba en la Exposición Mundial Expo-67 en Montreal, fue la presentación de los discos cubanos, producidos por Palma-Cubartimpex y defendidos personalmente por Giraldo Piloto.
De regreso a La Habana, el avión en que viajaba sufrió un catastrófico accidente en la Isla de Terranova. Horas después, Giraldo Piloto Bea muere, el 6 de septiembre de 1967. Había nacido en La Habana, 29 de julio de 1929.
Con la muerte de Giraldo Piloto, el sello Palma-Cubartimpex quedó acéfalo, sin alguien que pudiera continuarlo con el sentido que él le aportó y la diferencia que suponía se diluyó en el sello Areíto que continuó siendo la marca de EGREM.
Las producciones bajo el sello Palma-Cubartimpex continuaron publicándose hasta los primeros años de la segunda mitad de los 60, y alcanzaron una cifra cercana al centenar entre discos de vinilo en formato LP y extended play (EP). Hoy, soy discos valorados por melómanos y coleccionistas portadores definitivos de lo mejor que se grabó en música cubana y ejemplos del nivel del diseño gráfico cubano en los años 60.