Cosas que solían ocurrir en el Johnny
Que me intentaran comprar la acreditación en el concierto de Fisher Zeta por una raya de coca.
Benny Waters 1977, ¡qué bueno que “Benniste”! le gritaron.
– Festival de primavera 79. Con el estupendo cartel de Luis Canicio, a destacar que se llenó con músicos de aquí.
-Enrique Llacer Regoli. Tambor de la Orquesta Nacional y batería de la Canal Street. Estupenda conferencia en otro cartel de Luis Canicio.
-Colección de carteles hoy en el exilio.
– Memphis Slim/ Pharoah Sanders. Blues, vanguardia y cinco naciones.
-Bobby McFerrin. Un tipo normal.
-Foto años ochenta. Alejandro Reyes, JJ Garcia Merayo, Juanjo González, Jorge Arnaiz, Domingo Gómez, José Ramón Rubio, Angel Luis Inurria, José Luis Salinas…entre otros. Servidor con Ebbe Traberg y un poco más allá Mario Pacheco.
Juan José González. En concierto. La primera vez que se anunció su presencia en el escenario
-Art Blakey con Wynton Marsalis. La histórica primera visita de Wynton Marsalis se cerró con una frase para la historia.
El Johnny estaba lleno de estudiantes universitarios. Por la mañana agarrabas la carpeta y antes de ir a la facultad pillabas el cartel de turno en el casillero (era del concierto de música, de la sesión de teatro o de un ciclo de cine) y lo ensartabas en el panel de anuncios de tu facultad. Bueno, ya saben que ahora esas cosas se hacen con un click… pero a finales de los años setenta no había internet.
En la comisión de música se repartían las tareas de los conciertos. Podía ser vender o recoger entradas, una tarea ingrata con lo que lo mejor era manejar los cuatro focos. Si además, eras el responsable directo del concierto, te tocaba ir a las emisoras de radio, así conocí a Jesús Ordovás, al Cifu, a Diego A. Manrique (enhorabuena Premio Nacional de Periodismo Cultural).
En la comisión de cine se proponían ciclos y de vez en cuando te tocaba proyectar la película. Mi colega Miguel Angel propuso un ciclo de un francés llamado Philippe Garrel, no teníamos ni idea de quien era ese tipo. Resultó ser un pirado capaz de sostener un primer plano de Nico durante veinte minutos (quizás exagero, pero me daba tiempo a subir a la habitación, hacerme un te, fumarme un cigarrillo y, al volver al cine, te encontrabas en el mismo punto narrativo). Como Nico cantó en el primer álbum de la Velvet Underground (1967, la portada de el plátano) me sirvió para poner en cuarentena mental a toda la pandilla, incluidos Andy Warhol y Lou Reed. Hay gente que hace cualquier cosa para llamar la atención, además Patti Smith había sacado un disco estupendo.
A finales de los años setenta no había patrocinadores y los conciertos se pagaban con el dinero de las entradas. Entonces el presupuesto de la comisión de música alcanzaba la asombrosa cifra de 30.000 pesetas ¡para todo el año!. El salón se llenaba con músicos locales, luego comenzaron a llegar las grandes estrellas internacionales.
Parte del milagro es obra de Alejandro Reyes coordinador del club de música desde…que se creó el club de música. El “alter ego” de Alejandro se llama Juan José González, ingeniero de teleco que nunca vivió en el Johnny pero que durante muchos años ha impartido magisterios encima y debajo de su escenario. Juanjo está hecho de lo mismo con lo que se forjan las leyendas: Pasión al cien por cien.
Juanjo es de los que te enseñan todo lo que saben. Y cuando digo “todo” significa exactamente eso. Me sigue emocionando recordar aquellos conciertos en el Johnny cuando Juanjo saltaba en el ultimo bis (por lo general un blues) y comenzaba a improvisar un “scat estrangulado” inspirado en monstruos del flamenco como El Tio Borrico de Jerez.
Lo del “scat estrangulado” trata de definir el estilo vocal de Juanjo algo así como improvisaciones de free jazz con compás. Imposible encontrar algo parecido en el mundo mundial (imaginen a Yoko Ono con el sentido del ritmo de Tomasito de Jerez). Inverosimil… Pues eso es lo que se trata de contar.
Juanjo nunca fue una estrella (excepto para los que le conocemos) y algunos músicos se asustaban. Los cubanos del grupo de Experimentación Sonora del ICAIC se quedaron paralizados cuando vieron alzarse el torbellino, seguramente pensaron que Pepe el jazzman era un vociferante anticastrista dispuesto a lanzar un mitin. Tardaron unos segundos en entender que nuestro personaje se alzaba al escenario exclusivamente impulsado por la fuerza telúrica de la música.
A su faceta volcánica hay que unir la pedagógica, El “jazzman” es un contador de historias de la vieja escuela y las cuenta con la misma pasión. Hemos sido muchos los que hemos aprendido escuchando sus historias de jazz y de flamenco. Esas lecciones fueron recibidas por ilustres músicos como Bobby McFerrin, la Mingus Dinasty (Don Pullen, George Adams, Cameron Brown… creo que Danny Richmond se escaqueó probablemente detrás de unas faldas). En fin resumiré la cosa tal y como la recuerdo. Juanjo les regalaba cintas de flamenco a los músicos de jazz y además se las descuajeringaba, es decir descomponía el compás, les cantaba los tiempos de la soleá con sus acentos e inflexiones y para hacerlas comprensibles ( en su inglés apache) las igualaba con los gigantes de blues.
No recuerdo si Wynton Marsalis recibió alguna de aquellas lecciones, en aquella época (primeros años ochenta) Wynton era demasiado jóven y demasiado estirado. Hace unos años se reunió con el grupo de Chano Dominguez en el Lincon Center de Nueva York y según los testigos (y el youtube) el trompetista le va cogiendo un aire a la soleá, claro que le metió unos bailarines de claqué a Tomasito que casi le dejan sin aire al bailaor. En fin que Wynton ahora tiene que aprender que no hay que confundir la velocidad con el tocino.
Cosas que te podían ocurrir en el Johnny
-Encontrarte en la puerta con los Tequila que habían ido a ver al grupo Frutos Tropicais invitados por Rubem Dantas. El espectáculo se llamaba “Lembe Bahia Xaxado” y estaban Jorge Pardo, Carlos Carli, Rubem vestido como un caganceiro (o como Luiz Gonzaga) creo que el bajista era Eduardo Medina. Fue un desastre económico así que convencí a los Tequila para que por lo menos compraran un par de entradas (a 50 pesetas).
-Que me intentaran comprar la acreditación en el concierto de Fisher Zeta por una raya de coca.
-Que para convencer a Memphis Slim de que nos concediera una entrevista tuvimos que contarle el partidazo de Francia en el cinco naciones de rugby.
-Que saliéramos la crítica joven (mi compadre Chema García y servidor) de una entrevista con todos y cada uno de los jazz Messengers de Art Blakey soltando la frase: “este Wynton Marsalis nunca llegará a nada” y… según como se mire llevábamos razón (la de Miles Davis) porque ya saben que Wynton se ha convertido al frente del Lincoln Center en el tío más importante del jazz de los últimos 30 años.
www.sanjuanevangelista.org
3 comentarios
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Delicioso texto y merecidisimo homenaje a Juanjo.
Mil gracias JOSÉ MANUEÑ GÓMEZ por todo el artículo y por recordar el homenaje que el http://www.sanjuanevangelist.org me hizo en 2012 . Ymil gracias a RAQUÉL por su comentario .
Mil gracias JOSÉ MANUEL GÓMEZ por todo el artículo y por recordar el homenaje que el http://www.sanjuanevangelist.org me hizo en 2012 en Madrid, Y mil gracias a RAQUÉL por su comentario .