Dinah Washington: Loca por los chicos
Decía haberlos amado a todos, tomaba pastillas para dormir y para adelgazar y derrochaba en autos y ropa.
Las grandes historias no acaban nunca. Y una cantante como Dinah Washington fue llenando libros de una historia que sin embargo, terminó demasiado pronto. Se casó siete veces y tuvo infinidad de hombres. Decía haberlos amado a todos, tomaba pastillas para dormir y para adelgazar y derrochaba en autos y ropa. Cantaba en Evil Gal Blues: “Soy mala, no te metas conmigo/ Te voy a vaciar los bolsillos y te voy a llenar de desdicha/ Tengo hombres a la izquierda y a la derecha/ Hombres de día y de noche/ Tengo tantos hombres que no sé qué hacer/ Pero soy una chica mala y necesito un chico malo/.”
Considerada por la mayoría como una de las mejores vocalistas femeninas de su época es, sin embargo, repudiada por los puristas del jazz, que consideran un gran desperdicio su constante cambio de estilos. Sin embargo por esta variación musical fue tan popular, su talento abarcó un amplio espectro musical, el Jazz, el Blues, el R&B… ella brilló por igual en todos ellos, incluso se acercó con éxito a los sonidos más pop del momento.
Sus éxitos fueron arrolladores desde sus primeros tiempos cuando cantaba en el Garrick Club, acompañada por Billy Hollyday que lo hacía en el sótano, mientras Dinah ocupaba la sala principal. Como la mayoría de las grandes salió de las iglesias y clubes del góspel y alternó como ellas el canto al Señor con el jazz.
Llamada la reina del blues en Londres en el Palladium soltó “hay un solo cielo, un solo infierno y una sola reina; vuestra Isabel es una impostora”, con la monarca en un palco. Debido a su carácter orgulloso terminaron llamándola simplemente Miss D o Lady Soul.
Nacida como Ruth Lee Jones en 1924 en Tuscaloosa, creció en el South Side de Chicago (también el barrio de Nat King Cole y Sam Cooke).
Había acabado la Segunda Guerra Mundial, el sueño americano volvía a rencarnarse en una generación intrépida. Era la época ideal para que una chica enamoradiza y con tendencia al sobrepeso sacara partido de sus excepcionales dotes vocales. Las grabaciones con Lionel Hampton y sus tres primeros discos en solitario, editados en Apollo, fueron sólo una plataforma de lanzamiento.
Con ellos consigue una gran popularidad entre 1943 y 1946. Durante este tiempo comienza a grabar también en solitario blues para Keynote Records y decide cambiar su nombre por Dinah Washington.
Cualquier noche de Dinah podía relatarse así: un interior de un club con la sala repleta, botellas de champagne y sentados frente al escenario elegantes parejas de color esperan, también algunos blancos. Lady Blues aparece con el pelo recogido, vestida de negro, su elegancia y pose llena el escenario. Su éxito siempre le precede. Tiene treintaisiete años y va por su sexto marido. Hace una señal y su voz envuelve el ambiente. La magia de Washington se apodera de la sala. Ya nadie habla, ya nadie bebe, simplemente escuchan.
Durante toda su carrera dejó muy patente su gran profesionalidad y su extremado perfeccionismo, no dudaba en ridiculizar en el escenario a alguno de sus músicos si cometía un fallo durante la actuación, al igual que se encaraba furiosa si entre el público había algún espectador ruidoso o molesto. Entre 1946 y 1949 se gana el respeto de la industria y comienza a abarcar diversos estilos, y aconsejada por uno de sus letristas habituales (Leonard Feather), Dinah comienza a componer sus propios temas, blues sensuales, cargados de ironía y con cierta denuncia social.
Tenía una voz que nacía de las tuberías de la vida, era cálida, podía ser fría, era una grieta abierta por la que salía el blues. Amy Winehouse decía que quería cantar como ella.
Sus discos siempre estuvieron entre los mas vendidos de las listas americanas de blues de los 50 y 60, quizás su éxito mas recordado sean What a difference a day makes o Mad about the boy, pero cualquiera de las recopilaciones de su trabajo están llenas de absolutas maravillas sonoras.
Tuvo predilección siempre por los hombres de sus bandas. Todos tocaban muy bien y parece ser que ella daba la nota también con muchos más.