El rey del merecumbé
Estas son las aventuras del cantante Víctor Piñero, aquel a quien Emir Boscan le cantara: “Ya se fue el mejor, el mejor cantor”.
La madrugada del 5 de enero de 1975, Víctor Piñero se encontraba cantando junto a la orquesta Los Melódicos en el Hotel Tamanaco. Aquella actuación, que era la primera del año, también se convertiría en la última de su vida, ya que un ataque al corazón lo sorprendió en pleno escenario, provocándole la muerte de forma inmediata.
EL MARAÑÓN
Había nacido en el barrio caraqueño El Guarataro el 10 de mayo de 1923. Sin embargo, sus primeros pasos en la música los daría en Muchinga, un sórdido barrio de La Guaira, en donde su voz juvenil, acompañada de un trío de músicos, amenizaba las noches de juerga entre los marineros visitantes y las cortesanas del lugar. En ese entonces la guaracha El Marañón del cubano Julio Cuevas, se convertiría en una de sus canciones más solicitadas, llegando a ser conocido en el lugar con aquel nombre.
En 1945 Leonardo Pedroza, trompetista y director de la Leonard Melody visitó Muchinga y lo fichó para llevarlo a su orquesta, donde se desempeñó como guarachero por tres años. En ese tiempo tuvo la oportunidad de iniciarse en el mudo radial, así como de participar en los coros, en las primeras grabaciones que Celia Cruz realizara en Caracas con esta agrupación.
LOS HERMANOS BELISARIO
Luego de su pasantía por la Leonard Melody, Piñero ingresó en febrero de 1948 a la orquesta de los Hermanos Belisario. Con esta agrupación conformada por los hermanos Francisco, Arnaldo, Rafael y Pedro José, Piñero vió intensificado el ritmo de sus actuaciones, alternando los bailes con las presentaciones diarias a través de Radio Tropical, emisora donde la orquesta tenía su propio espacio todos los días a las 8:30 de la noche.
Ya para 1949 esta orquesta se encontraba entre las más solicitadas de Caracas, y fue reclutada por Herman Díaz, productor de la RCA Victor para América Latina, con el fin de realizar sus primeras grabaciones, que a su vez también serían las primeras del joven cantante. Las guarachas Río La Yagua, Mercedes y Déjame Miguel, quedarían como testimonio de la voz fresca y lozana de Piñero.
Los roces constantes entre los hermanos Belisario, desembocó en 1951 en la disolución de la orquesta. Cada uno de ellos conformaría su agrupación en solitario, recurriendo todos a la sabrosura de Piñero como guarachero, con el fin de ganarse el agrado del público. Sin embargo, aquellas agrupaciones fueron de efímera duración en el ambiente, a excepción de la dirigida por Pedro José, quien se ganó a pulso un lugar privilegiado en el mundo musical de entonces.
Con la Orquesta de Pedro J. Belisario, denominada “La Reina de las Pistas Bailables”, la carrera de Víctor Piñero se consolidó. Su permanencia en esta agrupación se prolongó por seis años, lapso en el cual grabó también con otras como la de Arnaldo Belisario, la orquesta del pianista Willie Gamboa y la Sonora Caracas.
EL REY DEL MERECUMBÉ
El último disco que graba la Dupla Piñero-Pedro J. Belisario se tituló Merecumbé en Venezuela, editado en 1957. En él Belisario recurrió al ritmo creado por Pacho Galán con base en el merengue y la cumbia, y que para entonces gozaba de los primeros sitiales de popularidad en Colombia. El tema El merecumbé resultó todo un impacto en las emisoras de radio; el mismo se basó en la melodía El monito, autoría de Galán, con letra adaptada por el saxofonista Juan Rodríguez.
Dado el éxito obtenido con el ritmo de merecumbé, la casa discográfica Discomoda, lanzó en ese mismo año 1957 el disco Éxitos de Víctor Piñero: El Rey del Merecumbé, junto a la orquesta de Jesús Chucho Sanoja, quedando afianzado con este trabajo, el nombre artístico por el cual se le conocería por el resto de su vida.
LA SONORA MATANCERA
Los triunfos obtenidos con la interpretación del merecumbé, convirtieron a Víctor Piñero en el cantante de orquesta más popular de Venezuela. No obstante, su espíritu aventurero lo llevó a trasladarse a Cuba. Tiempo atrás Rogelio Martínez, director de la Sonora Matancera, se había puesto a su orden, para cuando él quisiera hacer actuaciones en la isla, por lo que Piñero estableció contacto previo con él, y ya para enero de 1958 se encontraba en La Habana ensayando con la legendaria sonora.
El 16 de enero de ese año, Piñero entró a los estudios de Radio Progreso junto a la Sonora Matancera para registrar los temas: Maquino landera, Puente sobre el lago, No quiero nada con su mujer y Río Manzanares. Sin embargo, Martínez decidió llevar la relación artística más allá de las grabaciones, al invitarlo a realizar una gira junto a la Sonora, que incluyó Puerto Rico, República Dominicana, Haití, Jamaica, Panamá y New York. Al retornar a La Habana, tuvo la oportunidad de actuar por primera vez en televisión, siendo en los estudios de la CMQ que adquirió la peculiar costumbre de colocarse la mano sobre la oreja, mientras cantaba.
LOS MELÓDICOS
Después de pasar el primer semestre de 1958 al lado de la Sonora Matancera, Piñero regresó a Venezuela cargado de glorias. Allí le esperaba el ofrecimiento para integrarse a una nueva orquesta, propiedad del joven empresario Renato Capriles, mientras que los arreglos y la dirección musical estaban a cargo de Billo Frómeta; posición asumida por el músico dominicano de forma clandestina, ya que para entonces atravesaba un veto sindical. El 15 de julio de ese año, debutó la orquesta Los Melódicos, teniendo al panameño Germán Vergara como bolerista y Víctor Piñero como guarachero.
La semejanza sonora entre Los Melódicos y la para entonces desaparecida orquesta de Billo, aunado a la popularidad de Víctor Piñero, hicieron posible que el éxito se manifestara de forma inmediata. Dos meses después de su debut, se encontraban a la venta en el mercado los primeros discos de 78 rpm de la nueva orquesta, convirtiéndose en éxitos el merengue Por que será y el joropo Mensaje a Juan Vicente, ambas composiciones de Frómeta e interpretadas por Víctor Piñero.
Su siguiente aventura musical lo llevaría de nuevo a Cuba, esta vez de la mano de Billo Frómeta, con quien grabó en La Habana el disco Carnaval con Billos, editado en febrero de 1959. Este hecho le ocasionó un veto de 30 días por parte de la asociación musical de su país, como consecuencia de haber grabado junto al músico dominicano, quien aún tenía prohibido realizar actividades artísticas en Venezuela.
Una vez solventado el inconveniente sindical, Víctor retomó sus actuaciones y finalizó el año de 1959 grabando el disco El Negro Piñero con Pacho Galán.
PEREGRINO DE ORQUESTAS
La década de los años 60 fue ajetreada para su vida artística, el vaivén de orquestas en las que participó imposibilita señalar fechas exactas de sus entradas y salidas. Sin embargo, su abundante discografía puede servir de guía para ubicarlas en el tiempo. La década la inició actuando en las filas de la orquesta Los Peniques, dirigida por Jorge Beltrán, con quien grabó tres discos, de los que se desprendieron éxitos como Ramoncito en cimarrona, Lo tuyo es crónico y Española. Siguieron breves estadías con La Tremenda de Alberto Muñoz y el Combo Gigante de Emilita Dago, así como también un reencuentro fugaz con el tutor de sus primeros éxitos, Pedro J. Belisario.
Por estos años Víctor tomó la iniciativa de formar su propia orquesta a la que llamó Víctor Piñero y sus Caribes, empresa que funcionó entre 1962 y 1965 y que debido a problemas administrativos decidió disolver, dejando como testimonio cinco discos grabados.
EL ÚLTIMO SET DE PIÑERO
La actuación de Los Melódicos había transcurrido sin sobresaltos aquella madrugada del 5 de enero, su director Renato Capriles al ver que el público abandonaba la pista de baile, para dirigirse al salón contiguo donde servían la cena, dio por terminado aquel primer set con el porro Las Pilanderas, en la voz de Piñero. Este, al finalizar su interpretación, se retiró a un lado de la tarima, y bromeando con sus compañeros, tomó las maracas y al intentar tocarlas, se desplomó, siendo sujetado por uno de los músicos. De inmediato fue trasladado a una clínica cercana, donde ingresó sin signos vitales. “El Rey del Merecumbé”, “El Marañón de Muchinga”, “El Negro Piñero” había cerrado su historia muriendo sobre el escenario.