Las cifras de Ross son apabullantes: más de 100 millones de discos vendidos. De las supremas, era ella la más. Y cuando el grupo se disolvió, se convirtió en la icónica voz del R&B y el soul: la única e inolvidable.

Tras una carrera de éxito con The Supremes, en 1970 Ross comenzó su camino como solista, transformándose en una de las voces femeninas más importantes de Estados Unidos y en la artista femenina de mayor éxito de todos los tiempo, debido a sus números uno, ocho de ellos durante su carrera en solitario. Además fue escogida como la “Artista Femenina del Siglo” por la revista Billboard, justamente por los 12 números uno que consiguió en esa publicación con The Supremes y los 8 que obtuvo como solista.

Nació cuando su padre estaba en la guerra pero cuando regresó, tampoco le vio mucho. La familia no era pobre, pero a aquella niña negra no le esperaban grandes perspectivas de futuro. El barrio dio los dos líderes de la Motown: Diana Ross y Smokey Robinson, propiciando que los motores de todos los cuerpos -no sólo los del automóvil de su ciudad-, se pusieran a muchas revoluciones bailando el R&B que cantaba la lady.

Para que una mujer artista sea una diva, tiene que ser adorada por el colectivo gay y ese calor que le ha proporcionado esta enorme tribu ha establecido que su conexión sea eléctrica por ambas partes. Ella atrajo además a personas de diferentes caminos y diferentes historias. Como funcionó su amistad-romance con Michael Jackson. En un escenario al aire libre es donde Diana es más “hot” porque es caliente como el infierno y siempre termina siendo un gran un evento.

Todavía se recuerda el concierto histórico de Central Park de 1987. Eran las 17:30 de la tarde, las nubes rodearon a los asistentes, la lluvia que cayó fue de las más recordadas, con vientos huracanados y una tormenta que dejó medio NY a oscuras, cuando ella pisó las tablas.

Su melena se  hizo un remolino agitado. Entonces los tambores africanos empezaron a tocar. Subió a las tablas vestida con un abrigo de Issey Miyake multicolor, su voz soplaba con más fuerza que los vientos que azotaban.

Cuando Ross dijo a la audiencia empapada por la lluvia: “me ha llevado toda una vida llegar hasta aquí, y yo no voy a irme ninguna parte”, lo decía en serio. El concierto siguió, y por cosas como esa han dado su nombre al mítico lugar. Fue la única mujer llamada a cantar en el Palacio Imperial de Tokio, su carrera cinematográfica le valió un Globo de Oro por la biografía de Billie Holiday y sus fans son millones.

Según los que la conocieron de pequeña, era un chica que nunca destacaría en nada. No hay nada que me guste más que los agoreros cuando se equivocan.