Enya: La princesa irlandesa de la new age
Cualquiera que haya asistido a alguna clase de yoga habrá estirado músculos con Enya.
Enya, la cantante que puso de moda la música new age y zen, ha cumplido 56 años retirada en un castillo irlandés, tan enigmática y oscura como los fosos que lo rodean. Cualquiera que haya asistido a alguna clase de yoga habrá estirado músculos con Enya. Su carrera es extensa: 100 millones de discos, 4 Grammy’s, Globo de Oro a la música de la película El Señor de los anillos, y autora de Only time, música elegida para aportar un poco de tranquilidad emocional a las imágenes del pavoroso día de la caída del atentado a las Torres Gemelas.
Es un enigma tan misterioso como los cuentos de su país. A espaldas del ojo público, aunque sigue sacando discos, no hace grandes conciertos ni giras promocionales. Por ser de esa manera, a su castillo le puso de nombre Manderley como la casa del personaje de su novela favorita, Rebeca de Daphne du Maurier.
Para muchos es un producto musical de otra época, pero ella sigue trabajando y sus fans no la han olvidado. A veces es un recuerdo nostálgico que ahí sigue componiendo y ocupando tranquilamente una de las estrellas del firmamento musical.
Enya es además una avanzada desde siempre y sigue dietas detox, tanto de mente como de cuerpo. Una dieta libre de tóxicos y lejos de la carne… Y se la ve joven y radiante ¿será el frío gélido y la lluvia de Irlanda?. Por decisión propia pasa el tiempo trabajando libre de presiones y si tiene que hacer un disco cada siete o tres años lo hace. Se encuentra muy feliz de evitar los focos y rara vez tiende a hacer entrevistas, particularmente en Irlanda. Cuando se cansa de encierro y lluvia va al sur de Francia, donde es vecina de Bono.
Según un estudio de una de esas rarísimas universidades americanas, su música provoca en la mente un efecto tan sedante como un tranquimazin. Dicen quienes la conocen que en persona es muy diferente. Eithne Ní Bhraonáin –Enya-, es cálida y divertida, en absoluto distante y como sus canciones respira calma.
Un asteroide el número 6433 de la serie del MCN, descubierto el 18 noviembre de 1978, lleva su nombre. Y diversas series de televisión homenajean a la canción Orinoco Flow.
“Nada —excepto la música— es relevante para mí y no es que me esté escondiendo o justificando; tal vez por ello no tengo novio ni pasatiempo alguno. Para crear la música que compongo es necesario. Yo creo que tienes solo una oportunidad de elegir tu vida y tu trabajo. He tenido esa gran suerte y además trabajo con los Ryan mis amigos, y en casa”. ¡En fin, la felicidad se llama Enya!
Selecciona muy bien lo que ve en televisión y pese a su aparente calma e incluso ñoñería, es una fan irredenta de Breaking Bad. Todos tenemos nuestro lado gris.
Orinoco Flow fue tema que lo cambió todo. La pieza hizo que Enya pasase de las islas a ser una estrella de dimensiones planetarias. La canción aparece en gran cantidad de sintonías, anuncios, series de televisión y varios artistas utilizan samples de la misma en sus canciones. Se basa en unos acordes repetidos, con un texto esquemático de los poemas de su escritora de cabecera Roma Ryan, que se repite constantemente y que termina por ser un mantra. La canción se convirtió pronto en un emblema de música nueva con decenas de imitadores en los años posteriores.
En alguno de sus en sus discos hay otros con mínimo acompañamiento de voces, un órgano poco más. No tiene necesidad en esos casos de mucha pirotecnia para firmar una canción extraordinaria.
De su primer disco Watermark, hizo una nueva grabación y transformó de ser solo un instrumental de piano ahora, reconvertido en una producción extraordinaria, con unos coros atrayentes que marcan el glorioso despliegue al que asistiremos en los minutos siguientes del tema.
En resumen, para los que no la conocen, es recomendable escuchar su música en el caso de que hayas tenido un día muy “broncas”; en el amor, en la oficina o en casa.