En México el verano de 2016 fallecía un mito al que se lloró como a María Félix, Cantiflas o Pedro Infante, Juan Gabriel era un hombre que tenía el armario lleno de lentejuelas, repleto de colores y con más de 200 botas hechas a medida.

Se fue Juan Gabriel dejando cien millones de discos vendidos y cientos de canciones para la historia del melodrama latino. Su repertorio fue la banda sonora del activismo gay mexicano y de la educación sentimental de tod@s l@s demás. Nunca salió del armario porque estaba tan repleto de sus trajes que no había sitio para él. “Lo que se ve no se juzga” respondió a una tonta y obtusa pregunta que sirve para que la homofobia levante las cejas.

Fue un hombre que luchó para el colectivo gay ganando dignidad y derechos al no contestar preguntas. Permitió a los hombres llorar por sus madres, desafiando al machismo en el país con más crímenes por odio homofóbico.

Se rindieron ante él clases, generaciones, géneros, intelectuales, machos, ricos, pobres, jóvenes, abuelas, políticos y desamparados. En twitter alguien publicó un recuerdo más que orgulloso “Juan Gabriel: el hombre que pisó la homofobia, la hizo lentejuelas y las usó de chaqueta en el Bellas Artes” Mejor resumen imposible. ¡Wikipedia apúntate esa biografía!

Su Noa Noa era uno de los momentos importantes en la juerga y Juanga, como le llamaban sus amigos, aprendieron con él a contarse cantando. Curiosamente murió el día en que Televisión Azteca emitía el capítulo final de la serie sobre su vida. Tenía 66 años, caminaba y bailaba por el escenario, quebrando muñeca, haciendo brillar con giros y saltitos las pedrerías de sus chaquetas, camisas e himnos infalibles para los corazones melodramáticos latinos. La vida era perfecta hasta que te conocí, proclamaba y desde ese lugar le entendían todos.

Hizo triunfar a dos españolas: con Rocío Dúrcal formó una pareja imprescindible en el tema de arrancar la vida con las rancheras. Isabel Pantoja con la canción Así fue compuesta por el ingresó directamente en la playlist de hits para drags, transformistas y de cualquiera que quisiera subirse al escenario a cantar algo que desgarrara con eficacia los corazones de una platea.

Mariachis y muchas personas llorando, filmando con celulares, se juntaron a cantar y ofrendar flores alrededor de la estatua de Juan Gabriel, con su traje de charro mirando con altivez el horizonte. Casado y con hijos, fue pasto de los rumores, de la prensa del corazón y de los maledicentes que se han quedado sin una fuente imprescindible. La relación entre Lola Beltrán “la Grande” y Juanga nunca se acabó. Ella le grabó varias canciones de él, como Se me olvidó otra vez, Esta noche voy a verla y Me gusta estar contigo así.

Otra figura de la canción mexicana amiga del michoacano fue Lucha Villa. En la segunda mitad de los 70 cantó temas como Inocente pobre amiga y Te voy a olvidar. Una década después sacó un disco con canciones del cantautor que se convirtió en el más vendido de su carrera.

Tuvo mujeres en el escenario y fuera, hijos y nietos, era una leyenda antes de que en su última canción y abandonando el escenario sufriera un pre-infarto. Para que no falte de nada, ha aparecido el típico médico-milagrero que dice ser naturista, para afirmar con rotundidad y desfachatez que el cantante fue envenenado. Pero lo cierto es que su obesidad y enfermedades asociadas a una vida mala como hipertensión, diabetes y enfermedades propias de una alimentación y vida fueron las que lo mataron.

Juanes declaró que era el Elvis mexicano y Julieta Venegas que le habló de Séneca y que ella le consideraba un estoico. En fin, filosofía más melodrama y emociones a raudales. Se dice que era un artista extravagante y compositor versátil, mejor conocido por sus baladas emocionales y letra-heridas, con una gran variedad de estilos distintivamente mexicanos, a partir de mariachi y la ranchera.?Dos días antes de su muerte, dio lo que iba a ser su último concierto, en Los Ángeles. Estaba vestido, como siempre, de lentejuelas cubiertas de colores brillantes, respaldado por una banda completa de mariachi y por una gran orquesta. Su programa incluyó muchas de sus canciones más conocidas, tales como Querida, una lenta y llorosa balada al amor perdido, gran éxito de 1984, así como otras canciones todas ellas muy trágicas.

Alberto Aguilera Valadez era hijo de unos campesinos, que vivían en Parácuaro. Cuando su padre fue trasladado a un hospital psiquiátrico, su madre se trasladó a la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez para trabajar como empleada doméstica. Pero no podía permitirse el lujo de cuidar de sus hijos, por lo que a la edad de cuatro Alberto fue llevado a un orfanato, donde permaneció durante ocho años, allí no veía a su madre más que una vez al año.?? Con 14 años estaba vendiendo comida y baratijas en la calle y a esa edad comenzó a escribir canciones. Cantó en bares, y más tarde fue a la Ciudad de México para conseguir triunfar en el negocio de la música.

Hubo momentos en que dormía en la calle, y fue encarcelado durante 18 meses por robar una guitarra -un robo que no cometió-. Su primer éxito fue No Tengo Dinero con lo que expresaba los problemas de muchos mexicanos comunes. Consiguió grabar más de 60 álbumes, vendiendo más de 100 millones en todo el mundo, incluyendo Recuerdos II del que vendió 8 millones de copias. Otra de sus canciones más a flor de piel fue Amor Eterno un lamento por su madre que murió en 1974.

Triunfó, vendió millones de discos, pero nunca olvidó su dolorosa infancia, fundó un orfanato en Ciudad Juárez y dio conciertos benéficos para ayudar a los hogares infantiles en todo México.