Lana del Rey: Capitán de su propio barco
No es una niñata aburrida, pese a un físico imponente que sirve también para subir el las listas.
Hillary Clinton se declara fan de Lana del Rey y ya sabemos que los políticos en campaña no dan puntada sin hilo. La cantante es contradictoria, ecléctica, y lo mismo es melancólica que hace un video retrospectivo en el que con desfachatez e ironía homenajea a Marilyn y a Jackie Kennedy. Tiene en su casa cuadros de la Virgen María y de Elizabeth Taylor, cita en sus canciones a Nabokov y Walt Whitman. Tamaña mezcla hace que resulte sumamente interesante. No es una niñata aburrida, pese a un físico imponente que sirve también para subir el las listas. Y además canta, y mucho.
De ascendencia escocesa, Elizabeth Woolridge Grant nació en Nueva York. Se crió en un entorno natural y se dedicaba a «caminar entre los bosques y escribir en su libreta». Este ambiente tan bucólico y sofisticado no evitó que a los 14 años desarrollara una grave adicción al alcohol, así que su padre la envió a un exquisito internado privado a la edad de 15 años.
Durante su estancia en el internado estuvo marginada por todos los alumnos. Con 18 años, se mudó a de Nueva York, donde –ya se ve que la chica era densa- comenzó a cursar estudios de Metafísica. Durante su estancia en la ciudad, su tío le enseñó a tocar la guitarra, lo que Elizabeth utilizó para comenzar a escribir canciones y en poco tiempo comenzó a presentarse en los clubes de Brooklyn haciendo presentaciones para dinero de bolsillo.
En 2005 un disco compacto de siete pistas fue su primera grabación bajo el nombre de Elizabeth Woolridge Grant en. El título primero fue Rock Me Stable y más tarde se título Young Like Me. Lana es una contadora de cuentos y utiliza las palabras como un pincel sobre un cuadro.
En 2011 ya con el nombre exótico de Lana del Rey subió la canción Video games, realizado por ella que fue visto 119 millones de veces. En las series de televisión sus canciones hipnotizaban. Y su voz suena en el momento álgido de la escena de amor de El Gran Gastby. Gran parte de su música es exuberante y downtempo, invocando a las películas de época de los años 1950 y 1960, con espacios tranquilos. Su voz suena humana y libre, ofreciendo dulzura y dolor incluso cuando canta palabras de cuatro letras.
En 2012 declaró que su dependencia del alcohol había sido superada y que había sido la experiencia más aterradora de su vida. Vida por otro lado que giró más deprisa que un hoola-up pasando de vivir en una caravana a estar rodeada de representantes y abogados. Lo de Lana Del Rey podría resumirse más o menos así: hace poco tiempo se la conocía por su verdadero nombre, Lizzy Grant, y cantaba en bares y pequeños eventos de Nueva York. Después de pelear durante años y de “no tener ni para comer -cosa extraña- porque el padre es un hombre de negocios de éxito, finalmente firmó con una discográfica y empezó a escalar. Los managers le buscaron un nombre que “encajara” con su música, y así fue que se convirtió en una mezcla de actriz de los 50’s y el nombre de un Ford. ¿Qué les hizo creer a estos señores que ese alias funcionaría? La nostalgia de las letras, quizá, y lo cinematográfico del sonido.
De todo ello el calificativo que parece haberle quedado es el de “controvertida”. Poco importa que sea buena o mala cantante, su música sea indie, mainstream, mindie o el que fuere–, lo importante es que sea objeto de controversia, lo cual supone que, mientras dure la racha, todo lo que haga se va a vender.
Del Rey ha elaborado con pasión respuestas opuestas. Sus canciones y videoclips son un delicado paso por los campos de minas culturales, explora el erotismo, la mortalidad, el poder, la sumisión, el glamour, la fe, la iconografía de la cultura pop y el significado del sueño americano. ¿Se puede ser más completa?
Se ha enfrentado a discusiones y acusaciones de falta de autenticidad, de métodos primitivos, de anti-feminismo y de cálculo comercial. Pero también es adorada por sus fans, en gran medida a través de los magníficos vídeos que cuelga en YouTube. Ladran luego cabalga.
Pero Lana que es más culta y ha estudiado mucho, traduce el refrán: “Carl Jung dijo que, inevitablemente, lo que otras personas piensan de ti se convierte en una pequeña faceta tuya, quieras o no”.