Mercedes Sosa: Una voz para lo eterno
Carecían de lo necesario pero no de lo importante: el amor .
Juntas tres cosas que se habían juntado siempre. Pero ahora el mundo cambia. Son palabras, música y voz. Y la gente lo advierte. Sucedía cuando Mercedes Sosa, la Negra subía a un escenario. Era los tiempos de la música comprometida y la de Sosa lo era pero estaba llena de poesía.
Su voz no clamaba en el desierto, era la Argentina del horror y la tucumana gritaba “solo le pido a Dios que el dolor no me sea indiferente”. Nacida en un duro entorno que nunca en el futuro lo olvidaría. Carecían de lo necesario pero no de lo importante: el amor . Sus padres trabajaban el día entero a veces alejándose de la familia.
Pero esa familia lo pudo todo, incluso el haberle dado el sentido de pertenencia de clase. Esto le permitió asumir el compromiso con sus ideales, sueños y esperanzas. La esperanza es un tren que te lleva a cualquier lado.
A Mercedes la llevó por todos los escenarios del mundo. De la mano de todos los grandes cantantes. De Bruce Springsteen a David Byrne, Caetano Veloso, Joan Baez o Luciano Pavarotti; del Carnegie Hall al Olimpia de París. Ganó varios Grammy Latinos y recibió un premio de la Unesco por defender los derechos de las mujeres. No fue indiferente a nada de lo humano. Era mujer y elevaba su canto sin gritos panfletarios.
Y decía “es porque soy tan testaruda que todavía insisto en cambiar el mundo” y añadía “estoy hecha de cosas mezcladas, cosas santas y humanas… es decir cosas mundanas”. Decía Mercedes Sosa que había venido a este mundo a cantar el folklore de su tierra y para sembrarlo por el mundo entero.
Fue la voz de América, la Pacha Mama de la canción popular argentina. En su voz todas las voces y la memoria confluían con profunda naturalidad y belleza y se materializaba. Decía que las cuerdas vocales eran un instrumento que le servía para traducir sus sentimientos, las ingratitudes, los recuerdos, las emociones de una vida, las imágenes de la pobreza, la soledad, las penas del exilio y las alegrías, en definitiva todo lo que había vivido.
Fue un espejo, donde cabía el dolor, la esperanza y la belleza del ser humano. ”Así es nuestro folklore, cuando le crece el silencio el pueblo sale a cantar”. Y desde siempre cantar las penas espanta.
Mi recuerdo de todas la canciones de Mercedes son como pegamento de sentimientos de vida. Además en algún momento de su vida se llamó Gladys como yo y cantó boleros. Porque el bolero también es canción protesta de amores contrariados y grandes penas.