Miley Cyrus: Mezcla ingenua con toque hot
Si todas las cantantes que están subidas permanentemente en los hit-parades tienen sus biografías en la wikipedia, Miley Cyrus va más allá y tiene su Mileypedia.
De la factoría Disney y Hollywood salieron unos niños que vivieron demasiado rápido y que a los 25 no les quedaba nada por probar, excepto crack y ese tipo de cosas. Si todas las cantantes que están subidas permanentemente en los hit-parades tienen sus biografías en la wikipedia, Miley Cyrus va más allá y tiene su Mileypedia. Eso es algo que ocurre cuando algunos escandalillos y declaraciones, llegan rápidamente al público por su inmediato e intelectual alcance. Cuanto más vacío, más millones de likes. Y tiene 24 añitos.
Pero como dice una de sus canciones ”la vida es cuesta arriba pero las vistas son geniales”. Luego cuando recapacita suele declarar que no soporta ver personas durmiendo en las calles. Hay que tener en cuenta que Miley antes de ser la qué ahora es, era Hannah Montana. Y ser chica disney es tan duro o más que ser chica playboy.
Miley fue un nuevo ejemplar de la fórmula más simple y efectiva para despegarse del público infantil: sexualizarse de buenas a primeras. Pareció un arrebato y no una estrategia. Pero si miraramos los detalles no es tan caótica, en realidad lo tiene todo planeado. Nació el año en que su padre, Billy Ray Cyrus, se hacía famoso con la canción Achy Breaking Heart (Todo el mundo la conoce) y es ahijada de la diva del country Dolly Parton. Desde los 14 ha hecho ganar más de mil millones a Disney.
Hace poco le dijo a la revista Papermag: “El otro día estaba vestida de mariposa para un show, con alas y stickers en los pezones, y pensaba: ‘¿Cómo puede ser justo? ¿Cómo tengo tanta suerte’?”. Y así el año pasado su Premio MTV por el vídeo de Wrecking Ball lo recibió en su nombre Jesse Helt, un chico que conoció en un refugio de Los Angeles.
Como adora las contradicciones, Miley me gusta. Semanas atrás, Miley recibió un premio de la prestigiosa ONG amfAR, dedicada a la investigación sobre el SIDA. Hoy para ella no tiene sentido ser famosa si no sirve para algo más importante que alimentar el ego y su cuenta corriente.
Cualquier causa es buena para involucrar a Cyrus, defendió la candidatura de Hillary, es una abanderada del movimiento LGTW, se hizo vegana cuando un coyote le mató al perro por lo que no consume productos animales. Habla de su sexualidad: dice que está abierta a involucrarse con cualquier ser humano mayor de edad. Salió con el actor Liam Hemsworth de ida y vuelta; pero también con la modelo de Victoria’s Secret, Stella Maxwell.
También sin duda está la música. Lo mejor de ella es que prioriza en la canción y no busca ser inconfundible: en la balada FU, le falta el piano para ser Annie Lennox; en On My Own, parece es una alegre Janet Jackson. En formato acústico se aprecia bien que adecua su increíble voz a la situación. Colabora con los indie Flaming Lips: juntos hicieron covers de los Beatles más psicodélicos. Con jeans grandes y corpiño era Sinead O’Connor en el ’90.
De hecho, Miley homenajeó el video de Nothing Compares 2 U, dirigido por el misógino Terry Richarson, e hizo que O’Connor le escribiera una carta pública, amorosa, como si fuera la madre diciéndole que no se deje usar, que tiene talento, que no le hace falta desnudarse. Miley le respondió por Twitter: que no tenía tiempo de escribirle una carta porque esa semana se presentaba en Saturday Night Live, pero que podían juntarse a charlar en algún momento. Y añadió una carita feliz.
Porque a Miley, su nombre se lo pusieron porque de niña ya era una carita sonriente Smiley. Las estrellas pop son como los cachorritos de los anuncios, y puede que cuando crezcan su carácter no sea tan “nice”. Miley Cyrus, tras ganar millones con los hits de Disney Channel antes de cumplir los 15, se hace mayor de edad ya puede gritar a los cuatro vientos que fuma porros con Snoop Dogg y hacer vídeos sin que le importe qué opinan los padres de los niños que la veían en TV.
Y si se pasa un poco, Miley puede respirar tranquila. De todas formas, sabe que siempre hay tiempo para pedir perdón.