El Peligro del Danzón
Es un ritmo precioso, cadencioso, muy rico, el caballero lleva a la dama y la hace lucir. Así se refieren las enamoradas del baile del danzón.
Es un ritmo precioso, cadencioso, muy rico y suavecito, el caballero lleva a la dama y la hace lucir. Así se refieren las enamoradas del baile del danzón.
Es un juego de seducción que se transmite de cuerpo a cuerpo con movimientos discretos. Dicen que bailar el danzón es hacer el amor verticalmente entre personas que se aman, se respetan y se dejan llevar por el corazón.
El danzón como casi todos los bailes es un “mix” entre la contradanza europea y el ritmo cadencioso del Caribe. Los negros le añadieron su vitalidad, ese algo indefinido que se transmite al otro y hace que en definitiva no sea sino un controlado juego de seducción.
La música entra por los oídos, pasa todo el cuerpo de arriba abajo y hace que se muevan los pies. Las personas que lo practican en desvencijadas salas de baile, son por lo general maduras, gente solitaria que pasa la tarde unida al otro simplemente por el orden entre los pasos, su cabeza y su cuerpo. Gente de las de antes, aquellas que se decían cosas bonitas al bailar. Generalmente son personas que no se conocen, pero que sirve al refrán de “caras vemos, corazones no sabemos”
Un danzonero lo explica muy poéticamente “Hoy todos siguen una rutina. En vez de bailar pasan su tiempo contando: llevo ocho pasos entonces me toca el columpio cruzado. Yo soy lírico, la música me dice como moverme. Antes había una danzonera que tocaba en vivo todas las semanas de la una a las dos de la tarde. Ahora, con suerte viene una orquesta cada quince días. No dé pasos tan grandes. Hay que deslizarse, es más no hay que levantar los pies. Acuérdese que el danzón se baila arriba de un ladrillo”.
Ahora dicen que se ha puesto de moda y se baila en la Plaza del Zócalo de México. En Veracruz es seguida por muchos jóvenes, quizás cansados de esa música disco que suena a ritmo cardíaco pero no establece tanta confianza. Y es que el danzón lleva al enamoramiento: la droga más salvaje y peligrosa que el hombre inventó jamás.