Letón Pé

Una nueva generación está poniendo patas arriba la escena musical de la República Dominicana. Quizá sea la absoluta falta de prejuicios lo que une a estos artistas que beben de los ritmos tradicionales (merengue, bolero, son, bachata, salsa, gagá, congos, sarandunga, salve, palos) y los trituran junto a estilos contemporáneos (indie, electrónica, hip hop) creando géneros bastardos como la trapchata. Aupados por la ola de la explosión global de los sonidos latinos, su objetivo es extender su influencia fuera de sus fronteras.

La escena está atravesando un momento muy interesante, antes el público extranjero sólo asociaba nuestra música con Juan Luis Guerra y el merengue pero ahora hay una realidad más diversa, una escena alternativa muy cool, dice Letón Pé (Leticia Pelliccione), quien define su propuesta como “neo urbano”: un cóctel de r&b, electrónica y pop con flashes futuristas que se puede degustar por el momento en un puñado de singles junto al productor español Piek.

No hay una fecha que marque el inicio de esta ruptura (o renacer) en la música local ni un solo nombre que lidere el movimiento, es más bien la suma de muchos artistas talentosos haciendo música tan diversa a la vez lo que ha ido engordando desde hace unos años el runrún que hoy es una realidad: el estallido de la música joven dominicana.

Lo alternativo en República Dominicana no es un género, sino una escena, decían a principios de este año artistas locales como Mariela Pichardo (La Marimba), Cristabel Acevedo (Mula), Nicole Santiago (Nikola), Arnold Martínez (Pororó) y Gian Rojas (Solo Fernández) en un conversatorio organizado por el Centro Cultural de España en Santo Domingo que sirvió para mostrar su músculo al mundo.

Frente a la competitividad que ha sido y sigue siendo el hilo conductor de las escenas de otros muchos países, entre los músicos dominicanos destaca un sentimiento de unidad realmente poderoso aunque procedan de universos bien diferentes. Nos beneficia a todos, es una forma de que podamos seguir llegando a otros lugares, explica Letón Pé.  

Como ella, varias cantantes jóvenes lideran hoy un circuito que tradicionalmente estuvo no sólo dominado sino usurpado casi al completo por los hombres. Es el caso de Nikola, que sigue la estela de otras mujeres latinoamericanas (Ela Minus, Salt Cathedral, Tei Shi y muchas más) al mezclar el folclore local con bases electrónicas experimentales. Tras su recomendable EP del año pasado, Kulebra, ahora acaba de publicar el single No Le Dé Tó.

Otro nombre destacado es el de Mula, un combo futurista tropical formado por las hermanas Anabel y Cristabel Acevedo junto a la DJ y productora Rachel Rojas que fusiona merengue y reggaetón con una óptica vanguardista. Desde el indie con aspiraciones globales llega la propuesta de la cantante SNENiE, La Marimba hace una suerte de canción de autora moderna, Carolina Camacho apuesta por el afro electrónico y Covi Quintana logró darse a conocer con su éxito pop Café de las Ocho, que en apenas un año suma más de un millón de reproducciones en Spotify.

Un nombre que ha sido referente para todas ellas, el de la poeta y agitadora cultural Rita Indiana, regresó el año pasado con su concierto en el festival Rock Al Parque en Bogotá con una banda reformada a la que ha bautizado El Comité, con músicos de su país y puertorriqueños y anunció que estaba trabajando con Visitante (Calle 13) en nuevas canciones tras su obra de culto El Juidero, grabada con Los Misterios en 2010.

Poesía y spoken word

Es paradójico que quien mejor haya capturado la singularidad de este hervidero creativo no sea un músico sino dos poetas. Frank Báez y Homero Pumarol formaron hace más de una década el proyecto El Hombrecito, donde desgranan el día a día en las calles de República Dominicana a través de spoken word con visuales y ritmos caribeños (también hay espacio para el funk, el rock o el blues).

El año pasado publicaron el disco Fin de la Transmisión. La desgracia de este país es que no se leen libros. Hoy día llega más a la audiencia un rapero que un escritor, me contaba Frank Báez hace unos años en el Hay Festival de Cartagena de Indias para explicar por qué dieron el salto a la música.

En canciones como Anoche Soñé Que Era Un DJ -recogida de su poemario Este es el futuro que estabas esperando (Seix Barral, 2017)- Frank Báez mezcla el surrealismo con la ternura, referencias intelectuales (de Joyce a T.S. Eliot) con guiños a la cultura popular (Dunkin Donuts o DJ Tiesto). Sus historias están atravesadas por imágenes cotidianas: unos zapatos mojados por la lluvia que recorren el malecón, jaurías de evangélicos, las guaguas que atraviesan calles repletas de cibercafés, los jubilados gastando el tiempo en el bingo…

También tiene un poso literario la música de Riccie Oriach, quien ha logrado consolidarse como uno de los referentes entre el público más joven gracias a su sabrosa fusión de rock con ritmos tropicales y letras ingeniosas. Es una de las estrellas que han pasado por Isle of Light, quizá el escaparate más importante para el talento alternativo local que se celebra cada año en Punta Torrecilla (Santo Domingo). 

Hay que mencionar otros proyectos recomendables como el de Trending Tropics, formado por el dominicano Vicente García junto a Visitante de Calle 13; La Gran Mawon, que reivindica la herencia afro de la isla y ha sido definido en medios locales como “post-modern gagá”; Pororó, quienes reinterpretan según sus propias palabras el mestizaje musical que resuena en el Caribe; el indie rock de Solo Fernández, la reinvención del reggae de El Gran Poder de Diosa, y el r&b alternativo de Martox.

De la trapchata al neo dembow

República Dominicana no ha sido ajena a la revolución urbana que ha sacudido a otros países de la región como la efervescente escena trap en Argentina y Chile. Pero también en este género las propuestas locales han sabido diferenciarse modulando una voz y una estética propias.

Ahí están nombres tan originales que suenan a puro futuro como el hip trap de Whitest Taino Alive, CHØBY con su neo r&b, el rap con mensaje de Acentoh o las poderosas rimas de Dkano, que acaba de publicar Habrá Esperanza. Mención aparte para Fuego, autor de You’re Welcome, uno de los discos de reggaetón y r&b más importantes del año pasado y que recién sacó el álbum Nightshift.

Pero si hablamos de artistas que se adelantan a su tiempo y hacen música que parece de otro planeta hay que mencionar a Kelman Duran, figura de culto en la escena electrónica internacional (en principio, está confirmada su presencia en el Sónar de Barcelona de este año si la COVID-19 no lo impide) que encabeza un circuito que ahora apenas da sus primeros pasos, el del reggaetón digital. Su EP Two Suns (2019) ha marcado época pero vale la pena recuperar su hit rompe pistas Hasta las Seis de la Mañana.

Y, ya que estamos inventando nuevas etiquetas para una música que hasta ahora no existía, hablaremos también de la trapchata urbana y su embajador Prophex, responsable de modernizar los ritmos de baile autóctonos con las tendencias actuales del mercado. Un género nuevo que también explora una de las estrellas del urban local, El Alfa, junto al rey del latin trap puertorriqueño Bad Bunny en la canción La Romana.

El Alfa es la cara más visible de uno de los movimientos más excitantes de la música global ahora mismo: el neo dembow del que ya hablamos en el programa ¿Qué Onda? de esta casa con representantes como Rochy RD, Pakitín El Verdadero, Yomel El Meloso, El Fother, Nitido Nintendo y Pixie Flow, entre muchos otros. Son ritmos duros para destrozar caderas con letras agresivas de alto contenido sexual donde retratan con crudeza y humor la realidad de las calles. 

También en la pujante escena del merengue y el mambo de la calle, donde además de El Alfa destacan Omega El Fuerte, El Negro 5 Estrellas o Kiko El Presidente, están pasando ahora mismo cosas fascinantes que van abriendo caminos nuevos sin olvidar el legado de clásicos como El Matatán, icónico disco de 2010 a cargo de Rimambo con su éxito El Motoconcho.

Junto a todos los que hemos nombrado hay otros muchos nombres que vale la pena escuchar. Un radar efectivo es la revista de música alternativa dominicana Discolai o el periódico Listín Diario, donde hablan sobre nuevos valores como Vic Contreras, Álex Ferreira, Lúcora, Adriel, Luitomá y El Conuko Band Roots, sin olvidar la potentísima escena del jazz afrodominicano con Hedrich Báez, Alfredo Balcacer y Josean Jacobo, entre muchísimos más.

La renovada música dominicana es un coctel de sonidos urbanos que combinan lo mejor de un pasado rico en experiencias bailables con propuestas globales y del nuevo tropicalismo latinoamericano. Estos son algunos ejemplos.

Playlist

1. Letón Pe nos habla de la escena en República Dominicana
00:00:34
2. Letón Pe - No
00:03:18
3. Nikola
00:06:13
4. Nikola - No le de tó
00:06:28
5. Mula - Nunca parán
00:10:40
6. SNENiE - Florecer
00:13:38
7. Mediopicky, La Marimba - Entes
00:17:00
8. Carolina Camacho - Me gustas tú
00:19:54
9. Covi Quintana - Café de las ocho
00:24:08
10. Rita Indiana - Como un dragón
00:27:55
11. El Hombrecito - Anoche soñé que era un Dj
00:30:36
12. Riccie Oriach - La Guayaba
00:36:00
13. La Gran Mawon - Gana (sillita de guano)
00:40:22
14. Pororó - Pa' lo Callao
00:44:02
15. Solo Fernández, SNENiE - Verde (Bonus Track)
00:48:19
16. El Gran Poder de Diosa - Plátano de la Ciudad
00:51:48
17. Martox - Amapola
00:55:34
18. Whistest Taino Alive - Chillin' en Jaragua
00:58:05
19. Chøby - Jungla
01:01:46
20. Dkano - Habrá Esperanza
01:04:55
21. Fuego, Breaksfast n Vegas - Nightshift
01:08:50
22. Kelmán Durán, Mess Kid - No You
01:11:48
23. El Alfa, Darell, Noriel - 4k
01:13:20
Comentario

Deja tu comentario